Te observo jugando de rodillas, corriendo coches, soñando que eres piloto de Fórmula 1, que el Lamborghini que rueda por tu habitación termina cruzando la línea de meta dejando goma en un asfalto de verdad.
Mientras, los de tu clase _los mayores de todo el colegio_ juegan a ser adultos, a poner morritos en el Facebook, a mandarse whatssaps, a salir, supongo, a probar el sabor de la recién inaugurada juventud, y los primeros besos.
Te he mirado a los ojos medio dormidos y te he pedido que no me hagas caso si te pido que dejes de jugar para ordenar tu cuarto. Te he pedido que juegues, que apures hasta el límite esa infancia que dentro de nada te avergonzará y que disfrutes de ella, porque nunca volverás a jugar como ahora. NUNCA volverás a ser lo que eres ahora. No, no te digo que este sea el mejor momento de tu vida. Pero cuando tengas catorce años no podrás jugar. No así. Detén el tiempo por siempre en este instante dentro de tu mente. Vive aquí y ahora, no tengas prisa, saborea el último mordisco de tu infancia finita.
12 comentarios:
Qué razón Ana... Yo ya lo pasé con la mayor, y ahora el peque está empezando a tener problemas para pedir juguetes a los Reyes. Crecen, no podemos hacer nada, solo ayudarles. Aunque nos gustaría cogerles y seguir cantando nanas sin las prisas de cuando eran bebés. Mala época esta.
Buf, tiene que ser difícil verles llegar a esa etapa... pero supongo que la siguiente también tiene sus cosas buenas claro
Mi bebé ya deja de ser bebé para convertirse en niña y me da pena así que... tengo que aprovechar esta época, gracias por recordármelo!
Hay q conseguir q estiren lo más posible la infancia, esa q ya no volverá...para todo hay tiempo en la vida, cuando pierden la inocencia, cuando deja de haber misterio en la noche de reyes...
La infancia es un tesoro que todos deberían disfrutar. Un beso.
Será que soy muy optimista, pero a cada etapa de la vida le encuentro su encanto, al menos para quien la vive. Yo? Espectadora y punto. Y acompañar.
No, Ana, no es más difícil que las noches en vela, las enfermedades de guardería, o los cólicos del principio. Es la vida, en todo su esplendor.
Tanto como estirar, no sé, porque eso también les hace sentirse menoscabados como,personas, pero no,saltarse la infancia me parece crucial para ser un adulto sano.
Sí, pero como ellos no saben cómo pasa de rápido, tenemos que ayudarles a qu vivan ese tiempo
Y yo que pensaba que los chicos no dejan de jugar nunca!!!!
Al menos la generación de mi santo y posteriores, no dejan perder oportunidad de ponerse la consola con quien sea!!!
Como tú dices, en todo caso, cada etapa tiene su parte bonita.
Besos
Por si te anima, pesoleta, luego recuerdan... casi todo lo que han mordido. Es asombroso a qué les saben los bocados. En casa, cuando estamos los seis de sobremesa larga (cada vez es menos frecuente) se trasladan a la infancia. Hablan de cosas que jamás creímos que les calarían tan hondo.
Que muerda mientras pueda. De verdad que vale la pena. Un beso, Ana.
Tita, me refiero, precisamente al juego real, no al de teclados y botones. Al otro no dejarán de jugar, creo. Besos
Si, ahí estoy, apoyada en el quicio de la puerta de su habitación observando ese momento. Nada más. No somos más que espectadores de su vida, aunque, admitámoslo, el espectáculo es impresionante :-) besos
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