Quienes me conocéis, sabéis que no suelo seguir las cadenas, como ésta que me pasan, desde el blog, Crecidas y afluentes. Esta vez he tenido que claudicar, porque Sunsi ha empezado pidiendo perdón...(te perdono, pero poquito). Sunsi recoge el testigo de Tomae, que andaba desvelando días felices. No dices cuánto tiene que durar el relato, creo, pero seré breve.
Un momento feliz. Ahora.
¿El más feliz? La suma de los ahoras. ¿O acaso cree alguien que se puede elegir entre el primer beso de amor o el saber que se espera un bebé? ¿entre una tarde de primavera sentado en la hierba y una noche de invierno bajo una manta con una buena compañía?
¿Fue mejor aquella comida en casa de unos amigos, o la fiesta del cumpleaños en que le regalamos la bicicleta? ¿El viaje a Lisboa o la primera vez que vio el mar y gritó "¡¡ABA!!"?
Me temo que no se puede cuantificar, ni medir, ni comparar. Y, mientras perdemos el tiempo buscando felicidades pasadas, se nos escapan las presentes.
¿El más feliz? La suma de los ahoras. ¿O acaso cree alguien que se puede elegir entre el primer beso de amor o el saber que se espera un bebé? ¿entre una tarde de primavera sentado en la hierba y una noche de invierno bajo una manta con una buena compañía?
¿Fue mejor aquella comida en casa de unos amigos, o la fiesta del cumpleaños en que le regalamos la bicicleta? ¿El viaje a Lisboa o la primera vez que vio el mar y gritó "¡¡ABA!!"?
Me temo que no se puede cuantificar, ni medir, ni comparar. Y, mientras perdemos el tiempo buscando felicidades pasadas, se nos escapan las presentes.
No voy a pasar el testigo, Sunsi, ya me disculparás, si alguien desea contar su momento feliz, los comentarios de este blog estarán encantados de acogerlos. Apuesto a que os salen muchos.