... o retrato del día de ayer.
El filete del día a día a veces me hace bola. De puro mascar. Levantarse, baño, hacer la cama, cafetera, desayunos, almuerzo para la escuela, mochilas (el próximo curso Marlin tendrá sus obligaciones respecto a eso), desayunar, recoger los platos, levantar a los niños, jugar, vestirles, hacer sus camas, darles el desayuno. Primera pelea. Marlin quiere ver La oveja Shaun y Bufón, Barrio sésamo. A mí me gustan los dos. Peinarse y arreglarse. Peinarles y arreglarles, besitos. Me voy.
Estoy agotada, y son las ocho menos diez. Y llego tarde. Coche, párking trabajo. Poco trabajo. Paseo por la blogosfera, le doy los buenos días a mis amistades. Pongo en orden los papeles, preparo algo de material. Salgo a "tomar café", es decir, a comprar pantalones para Bufón, y una camisa para Marlin. Aquel bies para el delantal, y vuelvo al despacho. Ahora sí, café con leche, y terminar de pasar la mañana. Tres de la tarde.
Párking, coche, casa, comida. Pongo una lavadora mientras se calienta el primer plato, y mientras me como la verdura, pongo el pollo en en microondas. Entre mordisco y mordisco preparo la merienda de los niños. Luego, preparo la sala para recibir a la visita de la tarde, atiendo a la visita, recojo y salgo como una flecha a casa de mis tíos a recoger a mis niños. Demonio, cuánto les he echado de menos... Ya no tienen clases por la tarde.
No hay tiempo que perder, Marlin, acábate la merienda, Bufón, recoge los zapatos de la salita, Marlin, tus deberes, Bufón no molestes a Marlin. No le pegues, no gritéis. Si hubieras estado haciendo tus deberes, Bufón no te hubiera molestado. Mientras, yo tiendo la lavadora que puse ni me acuerdo de cuando. Marlin, a tocar un poquito la guitarra. Ya, ya sé que lo odias, que no te gusta, que tu vida no es justa. Pero hazlo.
Pataleta de Bufón. Quiere jugar con una casa de estas que se montan en un pispas, y no encontramos la puerta. Se habrá roto. Llora.
Marlin, ponte los zapatos, Bufón, ayer sabías ponerte los zapatos, ¿hoy no?. Coche, no, no ponemos película por 10 minutos. Vale. Ponemos 101 dálmatas otra vez, pero empezamos por donde os quedásteis ayer.
Adiós Marlin, te recoge papá.
Bufón, vamos a la farmacia. No, no se piden lacasitos, si te ofrecen dices gracias, pero tú no los pidas. Llegamos a casa. La ropa sucia se reproduce de forma clandestina en los cubos. Y la ropa por planchar va a sepultarme algún día. Si me pierdo, me buscáis debajo de ella.
Plancho tres hectáreas de sábanas... Bufón se ha descontrolado este fin de semana. Y hago su cama, nos habíamos quedado sin protector de colchón.
Llamo a la agencia de viajes, que me mandará un correo. Llamo a mi tía, mi abuela tiene cataratas. Y lo de bufón... una sobreinfección de las llaguitas de la nariz.
Y mientras, estoy descongelando el revuelto de trigueros y gambas de la cena.
Y también estoy preparando el gazpacho para mañana. Hoy el tomate será de tetrabrik, lo siento.
Bufón se cansa de jugar sólo con el ordenador de juguete. Pregunta ¿8 y 8? y el ordenador marca 8-8. Digo "0".... ¡¡¡muy bien, mami!!! me premia mi peque. ¿y 2+1? Esta vez sí es una suma. Digo 3 y curiosamente acierto. Soy un as de la matemática. Qué paciencia, por Dios.
Sigo con la batidora. Hace tres o cuatro horas que me duele la cabeza (¿no me gusta ser mujer? zum zum). Eso me recuerda que tendría que ir al servicio, pero será más tarde. Estoy preparando el pan y el revuelto. Lo dejo sin el huevo, voy a bañar a Bufón.
Por supuesto, llora porque no quiere bañarse. Mientras le enjabono las rodillas, que yo no recordaba haber parido tan negras, me dice que a él le encanta la ducha... No, que no cunda el pánico, no me lo he comido. A cambio de eso le he probado la ropa que le he comprado. Y he dado en el clavo con la talla. Hoy estoy que me salgo.
Le seco el pelo, le seco las heriditas de la nariz. Le pongo el pijama, le hago el resto de la cena, el cubo de la ropa sucia ha vuelto a reproducirse en cautividad.
Llegan papá y Marlin. Con un ramillete de ¡lentejas! Jamás las había visto fuera de un paquete de plástico.
Son las 8, y paso. Y Mr. Pea me comunica que tiene una reunión a las 9, y se va a bañar a Marlin antes de ducharse él. Protesto por la reunión. Marido me dice que siempre protesto por todo. Le digo que sí, que soy una estúpida, que siempre protesto sin razón. Bufón ha perdido el interés por su cena. Dejo de hacer no sé qué para terminar de darle el revuelto y su pan. Le doy el postre. "Tú eres guapa, mami..." Le he acertado el sabor del yogur (¡Bien otra vez!).
Mi santo Guisante acuesta a Bufón mientras yo me doy una ducha. Acuesto a Marlin. Bajo a hacer mi cena y a comérmela sóla y ya sin apetito. Recojo la cocina. Marido pide perdón por lo que me ha dicho antes. Le perdono. Se va a la reunión y yo a postear para deshacer el nudo mental.
Mi día me hace bola.
Ahora son casi las 10, y Mr. Pea está al caer. Yo estoy escondida en uno de mis rincones de silencio, el cuarto de baño. Mi cuarto de baño es grande. Entre la ducha y la bañera hay un escaloncito en el que me siento frente al ordenador, que está sobre una banqueta. Quiero describir un día normal de una mujer trabajadora a quien, este mes le bajan el sueldo para que el desgobierno de Ex-paña pueda seguir dilapidandolo ayudando a los 'pobres' bancos.
Y yo sigo con una bola que voy mascando de un lado al otro de mi boca. Mañana no será tan complicado. Los martes no salimos de casa por la tarde. Tengo que descongelar el pescado. ¿Podré coser algo? No, a lo mejor bicicleta.
Apuesto a que a muchas personas os suenan los días así...