© de la imagen La meva maleta

sábado, 31 de diciembre de 2011

Está bien,

es justo que os presente al Sr. Guisante del Colchón.



Mi guisante se llama miedo.
Miedo a perder todo aquello que me hace feliz.
Miedo a que sea todo un espejismo, a que en realidad, mi felicidad sólo sea circunstancial, que ha pasado, y he tenido suerte de pillar un cachito.
Miedo, porque durante algún tiempo me hicieron creer que yo no tenía derecho a ser feliz.



Y ese, es el padre del resto de mis guisantes, que no todos son precisamente racionales. Porque como tengo miedo a no tener derecho a ser feliz, tengo miedo a que uno de mis hijos enferme, o muera, a que mi marido no me quiera, o que enferme, o que se muera, a morirme, a sufrir dolor, a que mi familia sufra o no se acuerde de mí, a perder el trabajo, a no tener suficiente dinero para pagar mis cosas, a hacerle daño a alguien sin querer, a que una barandilla antigua ceda ante el peso de mis hijos y se caigan, a que mis amigos sufran, a no tener amigos...


Toma sopa.

viernes, 30 de diciembre de 2011

No me lo habéis puesto fácil


... porque yo quería utilizar todos vuestros guisantes para hacer una crema tan exquisita como ésta.



La imagen la he "pedido prestada" de aquí


Os agradezco muchísimo el paso por el castillo y vuestros mensajes cariñosos. Agradezco también a los tres anónimos que quisieron dejar sus palabras.

Me sorprendió que, entre todos los comentarios, sólo una persona se atreviera a dejar testimonio de aquello que le quita el sueño, a modo de guisante inoportuno. Como le decían a Tita, en Como agua para chocolate: "Sólo las ollas conocen los hervores de sus caldos, pero yo puedo imaginar los tuyos". Adivino qué os hace sufrir, porque cada día os conozco un poquito más y porque pienso que, en el fondo, no somos tan distintos unos de otros.

No es necesario que me hableis de vuestros desvelos, pero mi experiencia me dice que deshacer bien la cama, sacar todos los colchones y encontrar el maldito guisante, y ponerlo en su justo sitio, que es en una cacerola de agua hirviendo, ayuda a dormir muchísimo mejor.



CREMA DE GUISANTES DE LA PRINCESA:

Ingredientes:

Medio puerro
Un par de patatas
Un calabacín mediano
Medio quilo de guisantes
AOVE (aprendí ayer que era aceite de oliva virgen extra)
Sal
Agua o caldo
Leche
Queso parmesano

Rehogar el puerro con el aceite, sin que se tueste. Añadir las patatas y el calabacín pelado cortados a daditos pequeños. Luego, añadir los guisantes y cubrir de agua en seguida para que no pierdan el color. Corregir de sal, dejar cocer 15 minutos, no más, por el color otra vez. Pasar la batidora y luego pasar por un chino. La leche es para aclarar un poco si ha quedado espeso. El queso se puede espolvorear por encima, o hacer una galletita de queso tostada en el microondas.


En fin, si la vida nos da limones, nos hacemos limonada, y si la vida nos da guisantes incómodos bajo nuestros colchones, nos hacemos una cremita. ¿Habrá crema de guisantes como menú de Año Nuevo, con todos los guisantes del año anterior? Se me ocurre que no sería una mala tradición, como cuando en las hogueras de San Juan quemamos los trastos que hemos juntado todo el año.

Sed felices, merece la pena.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Llevo varios días dándole vueltas

... y es que a estas alturas ya debéis saber que yo no soy de celebrar.  Pero no es fácil cumplir 500 entradas en un blog, así que la ocasión lo merece.




De hecho, el día 12 de enero hará dos años abrí las puertas del castillo para vosotros. Nunca habría imaginado que me pasaría tan deprisa, nunca había esperado recibir tanto cariño. Jamás. Ni siquiera en mis mejores sueños habría esperado encontrar a mis mejores amigos aquí, y reencontrar a otros. 

He podido comprobar que estoy enganchada a esto. Que cuando me da una pájara y me parece que no me queda oxígeno para respirar y seguir escribiendo, lleno mis pulmones y me sale otra retahíla. Y que cuando releo, que lo suelo hacer a menudo, pienso que mereció la pena volver, que valió cada esfuerzo. Y, aunque no siempre estáis de acuerdo (¡¡faltaría más!!) con lo que digo, siempre me respondéis con muchísimo cariño. 

Leo con avidez todos y cada uno de vuestros comentarios, y a veces me cuesta responder, por falta de tiempo, o por pereza, pero tenéis que saber que os quiero mucho. A los que habláis, a los que no, a los que tenéis blog, o a los que me mandáis correos privados para darme ánimos, a los que me tocáis las narices, y a los que no os entiendo, a quienes admiro, y de quienes aprendo, aunque sea en negativo. 

No tengo dinero suficiente para sortear un Fiat 500 entre todos vosotros, ya me gustaría. Pero os animo, a los que comentáis a menudo, y a todos aquellos que nunca habéis comentado en un blog, a que dejéis un comentario con un par de temas, que me suelen despertar la curiosidad:

¿Cuál es tu guisante en el colchón?  ¿Qué es lo que te gusta del castillo? Bueno, también podéis comentar lo que queráis, pero sí me gustaría animar a todo el mundo a dejar su granito de arena hoy.

Gracias, 500 millones de gracias. 



martes, 27 de diciembre de 2011

¿La viste?



Escuché en la radio, hace ya un par de años, la crítica de esta película alemana, dirigida en 2008 por Dennis Gansel, basada en el libro La tercera ola, de Morton Rhue (1981), basada, a su vez en hechos reales sucedidos en California allá por el año 1967.

¿Podría suceder una dictadura, como la del Tercer Reich, otra vez? Esta es la pregunta que el profesor ,que accidentalmente debe dirigir un proyecto sobre la Autocracia en un instituto, realiza a sus alumnos de unos 15 o 16 años.

Desde este punto de partida, ponen en práctica el proyecto, en el que se nombra al líder de este sistema autocrático, marcan sus normas e imponen la disciplina necesaria para que éstas sean acatadas.

Todo ello pone los pelos de punta porque en un momento determinado se les escapa de las manos. Y porque se habla de temas reales y tangibles, porque te das cuenta que PUEDE SUCEDER. Puede suceder aquí, porque la base, lo que un sistema autocrático necesita para plantar sus raíces es una sociedad en crisis, en la que el desempleo y la injusticia han hecho mella en sus ciudadanos.

Si no pudisteis verla anoche en La 2, os recomiendo que la veáis, especialmente si tenéis hijos adolescentes. De hecho, tal como dijeron en aquél programa de radio, debería ser materia obligatoria en todos los centros educativos.

No os la perdáis.

La ola. Podéis consultar su ficha aquí

domingo, 25 de diciembre de 2011

Elixir navideño



De todos los sabores del mundo hay uno que me transporta a la Navidad de mi niñez, al tiempo precioso en el que las rodillas de mi abuelo eran lo suficientemente fuertes como para que yo, mucho más pequeña, pudiera sentarme en ellas. Su Navidad era la mía. Su ponche cociendo durante un montón de rato en la marmita, uno muy parecido a este que ayer preparé yo. La miel, los orejones, el vino caliente, los higos dulces y reblandecidos el alcohol extinto por el efecto del fuego.

Conjuré todos los espíritus que me rodean, los de la niña que fui, el de mi abuelo que ya no puede preparar ponche, el de mi amiga Mariapi, que me pasó su receta, el de las manos de mi padre, el de todos los que compartimos mesa en Nochebuena. La noche fue mágica, me sentí como una meiga del espíritu de la Navidad, recibí la hora del nacimiento de Dios dando, una vez más, las gracias por cuanto poseo, y tomando el elixir que me transportó al lugar en el que me hubiera gustado estar.

Quedó un poquito, ¿gustas?

sábado, 24 de diciembre de 2011

¡Hemos sido buenos!

Fue una sorpresa total cuando Papá Noel, que pasó de forma anticipada por algunos lugares estratégicos, dijo el nombre de mi marido, y nadie se lo esperaba. Tanto es así que mi hijo mayor, que se llama igual que su padre, abrió el regalo sin comprender por qué a él le regalaban una cafetera. Y no una cualquiera, sino esta jovencita de la foto. ¿Mona, no?  
El encargado de pedir para nosotros este regalo ha sido un miembro im-por-tan-ti-si-mo de la corte del Guisante. Él siempre está cuando le llamas, siempre tiene un hueco para hacernos compañía, el dueño y señor de la niña miniyo. 



Bien, a conjunto y sin saberlo, mi abuela, había hecho en su clase de manualidades esta cucada de arbolito de cápsulas de café, de la conocidísima marca. Estoy planteándome seriamente escribir un libro: las quinientas mil formas de reciclar las cápsulas Nex-loquesea-presso.

Cuando queráis, podéis pasar por el castillo donde seréis agasajados con una taza del negro elemento.

Sólo tengo una queja, y no es pequeña: llevo toda la noche dándole vueltas a la caja y no lo encuentro... ¡¡¡¿¿¿quién se ha quedado con George Cloney???!!

jueves, 22 de diciembre de 2011

No sabes cuánto te agradezco

... que cantaras sólo para mí.



De camino al auditorio templabas tus nervios diciendo tonterías, me hacía gracia verte buscando puntos de control. El patio de butacas lleno a rebosar, veintitantos niños en el escenario, y para mí sólo una voz, la tuya.

De vuelta a casa la has cantado sólo para mí. Mi corazón ha envuelto en puntillas tu voz aún blanca, limpia y dulce.
Otro retal que querré conservar siempre.




(Que no, curiosillos, que no me ha tocado ni un miserable reintegro)

miércoles, 21 de diciembre de 2011

A pesar...

A pesar de tener mucho más de lo que pude desear.
A pesar de ser la madre de dos criaturas preciosas.
A pesar de que me siento querida, cuidada, respetada, adorada por el mejor hombre que jamás haya conocido.
A pesar de tener una familia ejemplar en muchos sentidos.
A pesar de tener trabajo. De hecho, a pesar de tener varios trabajos que me ayudan a vivir de forma no holgada, pero sí suficientemente cómoda y poder pagar mis deudas.
A pesar de tener una bonita casa con jardín, de vivir en el lugar en que quiero vivir.
A pesar de tener amigos reales y virtuales, todos ellos de grandes corazones y mentes cultivadas.
A pesar de una salud bastante aceptable, y un cuerpo que tampoco está tan mal.
A pesar de ser tan afortunada...



Tengo un décimo para mañana, no vaya a ser que me quedara un poco de suerte disponible en el crédito de la diosa Fortuna, y no hubiera estado preparada. Porque ya sabéis, para que te toque la suerte tienes que estar en primera fila.

¡Suerte!

sábado, 17 de diciembre de 2011

Poesía

Estábamos los cuatro en el coche, nosotros cansados de vuestros gritos de niño cansado, vosotros jugando a  hacer el bestia.
Traté de distraer vuestra atención, bendije el viento que se llevó las nubes. -Mirad, cuántas estrellas, ¿alguien ha visto la luna?
Se hizo un silencio que los mayores agradecimos, hasta que la voz de mi niño pequeño, recitó su primera poesía:




-La noche tiene varicela.


jueves, 15 de diciembre de 2011

La cuadratura del círculo

La blanquísima mesa de mi cocina necesitaba un camino de mesa o algo parecido. Manos a la obra.




¿Algo mejor para una mesa redonda que un tapete cuadrado? A lo mejor sí, pero me enamoré del color verdeazulgris, de los tonos en beige a conjunto con la mitad de mi cocina.


Preparado para ser retirado  en cuanto aparezcan los niños con sus nocillas y rotuladores :-) Qué pensábais, ¡es sólo decorativo!

martes, 13 de diciembre de 2011

Escribiendo y borrando

Así llevo un rato.
Escribo y borro.
Porque no tengo nada importante que decir.
Y lo demás me parece hablar por hablar.

¿Estaré volviendo al cascarón?


domingo, 11 de diciembre de 2011

El minimundo


En un pueblo cerca del nuestro han organizado este fin de semana una exposición de Playmobil. Los archiconocidos juguetes se presentaban en ambientes creados con mucho ingenio e imaginación: la sabana africana, la ciudad, el polo norte, el mundo submarino, la granja, dinosaurios, el antiguo Egipto...

Lo que me pareció más maravilloso fue que los ejemplares expuestos (¡Muchísimos!) pertenecían todos a la misma familia, al padre y al hijo que compartían afición.

Su método de organización será copiado de inmediato en el castillo: se guardan en cajas de plásticos por temáticas y se sacan cuando apetece jugar con ellos, y se monta el ambiente durante un tiempo, algo así como un mes.

Yo tengo prohibido a SSMM los Reyes Magos que traigan un solo playmobil más, porque apenas pueden jugar. Si después de lo aprendido, sabemos organizarnos, levantaré la veda, porque ¡son preciosos!

jueves, 8 de diciembre de 2011

Puntada a puntada


Lo sentí cuando nos reencontramos después de tantísimo camino vivido en universos distantes pero paralelos. Sabía que, a pesar de las huellas que la vida grabó en nosotras, lo de dentro era lo mismo. Supe en ese mismo instante que no dejaríamos caer en saco roto ese encuentro "causal".

Fue como enhebrar la aguja de nuevo y ponerse a coser, como para retomar la labor de aquellos tiempos que hoy hemos recordado, aquellos en los que ninguna de las dos encajaba en el mundo al que supuestamente pertenecíamos. Eramos una puntada torcida que no cabía en su bordado. Claro, un hilo recio, resistente a base de retorcerlo hasta su punto máximo de tensión no pega en algunas piezas delicadas.

En cambio, para reforzar las rodilleras desgastadas por tanto tropezón, para no dejar que se escapen los tesoros reales de la vida del saco de la memoria, para coser bien fuerte los botones de aquellos a quienes queremos tener bien pegados, no hay nada como unas tipejas como nosotras. 

La prueba de que todo está en el lugar que siempre le ha correspondido, es ver cómo juegan nuestros pequeños espejos. Ver como, después de todo un día, a todos nos ha parecido demasiado pronto la despedida.




Piso a fondo el pedal de mi máquina de coser para reforzar las costuras abiertas por el tiempo, va a quedarnos un trabajo precioso. 


martes, 6 de diciembre de 2011

Entre el cielo y el mar

 En algún lugar entre este cielo



y este mar


hemos paseado hoy nuestras almas.

Hemos sentido la leve compañía del viento salado acariciándonos el pelo mientras las manitas de los niños rescataban pequeñas piedras limadas por el mar y conchitas de minúsculas almejas, muchísimo más valiosas que un tesoro pirata.



Como souvenir intangible, el recuerdo de las cuerdas de las velas picando infatigables los mástiles de sus veleros, como una suerte de órgano de magnos tubos elevados al dios de los vientos. Jamás había escuchado una sinfonía tan majestuosa.


viernes, 2 de diciembre de 2011

Eramos pocos...

No os escandalicéis.
No me gustan los animales
No les haría daño, pero no me hace ni media gracia ser su sirvienta, darles de comer, limpiarles las cacas y ellos haciendo el gandul en MI casa. 

Todo empezó así. 
Periquita uno y periquita dos. Dos es sustituta del pobre pollo, del cual hablé hace algún tiempo. Falleció de un patatús el día que un halcón tuvo a bien hacerles una visita.



Bueno, la foto de abajo... tiene una cierta lógica. Pedí un gato porque tengo PÁNICO a que entre un ratón en mi casa. Brownie es MI gata. Eso implica que yo soy su sirvienta, le pongo la comida, le limpio la caca. Ella cazará ratones... en cuanto sea algo mayor que ellos.
Ah, que quién le acompaña... El de atrás no tiene nombre. Está esperando a que le crezca el pelo del rabo y un poco más las patas para cazar ratones en la empresa de Marido. Mientras, su sirvienta -yo- le da comida y le limpia el trasero. Joé...




Ah, y luego está Moritz. Un estudiante de Erasmus en el Castillo del guisante. Éste da poca guerra. Se alimenta de casi todo, tanto que parece un perro de grande. Se come mis hojas muertas y abona mi jardín. Me caes bien, señor conejo.



Nada, éste es el panorama que hay en mi casa hoy por hoy. Leche, que por no gustarme los animales, mi casa parece un hospicio. 
Para despedirme, una foto más de Brownie, antes de ser repudiada por siempre jamás por mi marido, justo en el momento de convertirse en MI GATA.


lunes, 28 de noviembre de 2011

No podía perdérmela, claro



La compañía de teatro Festuc Teatre ha tenido el acierto de presentar un espectáculo precioso de títeres llamado La princesa y el guisante (título original La princesa i el pèsol).

Por supuesto, no me la perdí. Bien realizada, con un buen guión, bien interpretada (con música de piano en directo). Logró la participación del pequeño público desde el minuto 0 y mantuvo su atención hasta el aplaudidísimo final feliz.

Los títeres eran muy bonitos y la escenografía inteligentemente sencilla... ¿se puede pedir más? Combinaba el cuento tradicional con aventuras a través del desierto y de los mares, los piratas de las dunas con las serpientes hipnotizadoras.

Mis felicitaciones, de una princesa del guisante, a otra.


jueves, 24 de noviembre de 2011

La liguilla de fútbol

Hoy has salido del colegio llorando a mares, porque habíais perdido la liguilla de fútbol de tu clase por algo que ha hecho la maestra. Entre tus sollozos he tratado de descifrar lo sucedido.
Tu clase se dividió en tres equipos para hacer una liguilla de fútbol. A ti no te gusta el fútbol y, por primera vez, lograste divertirte jugando al deporte patrio. Todos estábamos felices. Además, tu equipo estaba clasificado para la final, no podías darnos mejor noticia.



Hoy has llegado a clase y la maestra ha anunciado un cambio: habría dos partidos más, alargando la liguilla. La decepción ha sido grande, tanto, que intuyo tu nerviosismo cuando se te han escapado dos balones y tus propios compañeros te han abucheado.
Habéis perdido. Os han perdido. 

A buenas, eres bueno, a malas, tienes genio (a Dios gracias), así que has intentado defenderte y entre lágrimas, las primeras de la tarde, has expuesto tu opinión a tu maestra. Ella ha actuado desde su punto de vista docente y, para rematar, os ha mandado una redacción: "Aprender a perder" 
Hay que jod.rse.

Venga, Marlin, yo te doy la idea, y tú se la dices con tus palabras. El resultado final, traducido:

A mi no me gusta perder, pero como soy muy malo no soy muy bueno en gimnasia, ya estoy acostumbrado.
Hoy lo que me ha enfadado ha sido la injusticia de cambiar las normas a mitad de juego. Nuestro equipo pasaba a la final, pero por esta liga "sorpresa" de entre medio, nos ha hecho perder.Yo me había enfadado, no por perder, sino por esta injusticia. Es posible que no lo haya entendido bien... Y luego, después de esto, de castigo, ¡una redacción!

Lecciones aprendidas:
-Aunque quien se equivoque sea un superior, hay que decírselo, con educación.
-Tienes que hacer valer tus derechos.
-No tienes que llorar cuando quieras hacer que te entiendan.
-No se pueden cambiar las normas a mitad del juego, no es justo.
-El equipo ganador, en justicia, para mí, es el tuyo, te felicito por haberlo hecho lo mejor que has podido. 

Eres grande, niño.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Venga...

No te tomes la vida tan en serio...

Te invito a unos estupendos espaguetis con albóndigas


No pienso desperdiciar la bandera blanca que ondeaba en mi correo electrónico


Otra vez no seas cascarrabias,

no esperes tanto para darme un beso, tonto.


lunes, 21 de noviembre de 2011

Mentir

Fue una discusión surrealista, como casi todas las nuestras.

Cuestionabas la proporción del castigo a Marlin por mentir, defendías su mentira.

Claro, es tu hábitat. Tanto, que ni siquiera la percibes así. Tú haces una adaptación de la realidad a tu necesidad. Mentir es mejor que decir la verdad, según tú, para ahorrarse un castigo por asumir algo que está mal hecho.


De tanto cambiar la verdad por sucedáneos, estás presa en tus propias palabras. Ni siquiera en una conversación telefónica de cinco minutos puedes mantener tu diálogo porque está salpicado de pequeñas mentirijillas o trampas.

Lo que está en juego cuando uno miente es el respeto hacia la otra persona y a ti te la sopla, porque no respetas a nadie.


Ni siquiera a ti misma.

Así cuesta muchísimo quererte.


viernes, 18 de noviembre de 2011

Parcelas



Hasta el nacimiento de este blog tenía bastante bien delimitadas las parcelas que configuran mi vida. El trabajo, la familia inmediata, la parentela, los amigos, los conocidos, los desconocidos. Dificilmente hablaba de determinados aspectos de mí con personas de alguno de los ámbitos. Mi intimidad había sido siempre un territorio ignoto para muchos, hasta el punto que dudo que algunos de mis allegados pudieran conocerme con profundidad.

Al principio quise mantener mi anonimato, pero me apetecía que me leyera gente conocida, así que les di la dirección del blog. Luego, con la publicación de La abuela necesita besitos, el mundo exterior fue difuminándose en mi propia realidad, hasta una apertura total de la cerca de mi parcela.

Ahora camino, si no desnuda, en batín, por los lares de la blogosfera. Personas a quienes no he visto jamás sabéis más cosas de mí que personas a las que quiero y creo que necesito que estas personas tan cercanas sigan en el desconocimiento de mí que yo había impuesto para ellas. Y personas a quienes conozco de toda la vida pueden leer lo que pienso (incluso de ellas mismas, lo cual me obliga, en ocasiones, a morderme la lengua).

No estoy convencida de que esa vulnerabilidad sea lo que yo pedía a un blog. Tampoco estoy segura de cual va a ser el final de mis blogs ni de cuando va a llegar, si es que llega. De momento las cosas no van a cambiar, simplemente me estoy replanteando mi posición. Parece que últimamente la distancia entre la princesa del guisante y yo está creciendo. Por una parte, dejar morir este blog sería un desprecio para la fidelidad de las personas que me visitan a diario. Por otra, a veces no me siento cómoda cuando sé que soy leída...  (querida amiga, te entiendo con una claridad meridiana)

jueves, 17 de noviembre de 2011

La verdad


-¿Has terminado los deberes?
-Síiii
-¿El cálculo también?
-Upss
-¿Has leído un poco?
-Esteee

-¿Cómo te has roto el pantalón?
-¡No me acuerdo!

Tengo bastante aguante respecto al desorden. Me enfado poco cuando se rompen las cosas. Aguanto estoicamente tener que repetir las cosas un millón de veces. Entiendo las peleas como proceso de aprendizaje.

Pero por lo que no paso es por la mentira. No pienso tolerar las faltas de respeto. En casa no se admiten calificativos como idiota, tonto, capullo.

Ni una mentira más.

Se acabó el crédito. 


Ah, no te lo había dicho... ¡te acabas de quedar sin ir al cine!
Sin preaviso.
Para que no bajes nunca más la guardia.

No he puesto nombre de hijo, porque la norma es aplicable a cualquiera de ellos.

martes, 15 de noviembre de 2011

De forma serena

Estoy digiriendo la noticia que me diste de forma serena, de la misma forma en que, supongo, tú tomaste tu decisión.



María, ¿clausura?

Eso es un salto a un abismo de silencio. Pero voy a confesarte que envidio tu valentía. A lo mejor ahora te sorprendo yo...

Desde que volví a encontrarte te he visto en Facebook, siempre rodeada de niñas con las que estabas haciendo apostolado, como hiciste conmigo hace ya más de veinte años. Siempre activa, con tu energía capaz de acabar con el mundo, siempre con tu sonrisa en los labios, siempre con la mirada entristecida.

Tu búsqueda de Dios te ha llevado a abandonar ese camino que te tenía presa y, por tu propia voluntad, te encierras por siempre para seguir buscándole, a Él, a Dios en ti.

Recuerdo cuando me enseñaste a hacer oración y me admiraba tu capacidad para rezar.  Y comprendo que entre tantísimo ruido no pudieras escuchar. No sé cómo la burbuja de aire que eres podrá contenerse en los muros del convento para siempre, en mi fuero interno te imagino un poco como otra María, la de Sonrisas y lágrimas. Eres casi tan guapa como ella, y tan buena, y tan rebelde... que se vayan preparando las hermanas para recibirte, porque estoy segura que donde tú estés la luz brillará de una forma nueva.

Mientras tú rezas por todos nosotros, yo trataré de buscar la voz de Dios en mi mundanal ruido. La encontraré vestida de otras formas: en la cicatriz de mi vientre, en la mano de mi marido, en los ojos de mis hijos, en la vejez de mis abuelos, en la luz del alba que me encontrará despierta casi todos los días.

No cayeron en saco roto tus enseñanzas sobre mí y llegué a entender que tuviste que irte por órdenes "de arriba", que seguramente te hicieron bien, porque te han llevado, al final, a elegir tu propio camino.

No podré imaginarte sin tu precioso pelo rubio reflejando el sol, vestido ahora de marrón carmelita. Así que, con tu permiso, te conservaré en mi corazón con la imagen de aquella niña grande que compartía conmigo una taza de chocolate en el Viena de Pamplona.

Te quiero, guapa. No te olvides de quién eres.


domingo, 13 de noviembre de 2011

Recuperando pasados

Está irreconocible. Nada queda de aquella tela azul sintética, nada del forro desgastado y ajado. Nada. 
En cambio, en cuanto mi abuela lo vio, lo reconoció como suyo, a pesar de haberle nacido una flor. Por supuesto, ahora pasa a ser una joya familiar que podremos disfrutar todas cuando queramos vestir elegantes. Me hubiera gustado leer su corazón cuando sus ojos recorrieron las esquinas de la preciosa asa de nácar, pero me temo que estaba pensando en qué poquito peso tienen ya sus decisiones, que nadie le pidió permiso para alcanzarlo, para mudarlo, para usarlo. Ya es tarde para autorizaciones, pero no dejaré de mirarlo complacida por el resultado del trabajo y, a pesar del sentimiento de mi abuela, yo estoy totalmente convencida de que habría sido un error dejarlo morir en el fondo de un armario. Empieza su nueva vida.


viernes, 11 de noviembre de 2011

Llegas tan tarde...

Mencioné por casualidad que hacía últimamente no nos veíamos demasiado. Y ese mensajero te pasó el parte que yo no pedí que pasara.
Desde entonces llamas a diario. Y yo no sé qué decirte, porque sé que no te interesa nada de lo que digo.
Me mandas correos todo el rato sobre cosas que sabes que no me gustan, por darte el gusto. Y me pides que te mande cosas. Y yo no sé qué decirte, porque todo lo que diga puede ser utilizado en mi contra.
Me pides intimidad y yo no estoy dispuesta a dártela, porque siempre que has tenido acceso a ella la has utilizado para herirme.

Lo siento, la puerta está cerrada. Llegas demasiado tarde.



¿Será una casualidad que haya buscado una imagen con una puerta cerrada y ésta se llame "Puerta del perdón"?

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Capitán

Hoy Bufón traía un dibujo de un lobo, la mascota escogida por los niños de su clase. 

Después de la clase me he quedado a charlar un rato con la maestra, me ha dicho que están trabajando un montón, de hecho se les está acumulando el trabajo. 

Si en otras ocasiones me habéis oído quejarme de las maestras como colectivo, lo cierto es que a título personal estoy muy contenta de cómo están atendiendo a mis hijos, especialmente al pequeño, que está dando algunos quebraderos de cabeza para darle el trabajo que necesita y aflojar su ego que lo tiene bastante crecidito, como os comentaba el otro día. 

Bueno, pues nada, amor con amor se paga. Nos hemos puesto manos a la obra, y en un ratito, hemos confeccionado la marioneta que la profe ha insinuado que necesitaban. Me siento orgullosa de cómo ha quedado, por ser la primera.

Por cierto, se llama Capitán lobo. Guapo, simpático, amable, fuerte. 




lunes, 7 de noviembre de 2011

Una buena ayuda

¿Conocíais la manta-que-anda? 
Fue un invento de los 70. En cuanto lo vieron, me compraron una, porque era muy movida y por la noche acababa siempre destapada y congelada.

La manta-que-anda es un buzo de un tejido cálido, como de manta, como su nombre indica. El original tiene en la planta del pie un antideslizante, para poder caminar con ella.

Bueno, fue todo un éxito... Mi madre fue repitiendo, tanto que yo puedo recordar perfectamente las últimas que me compraron, ya bastante mayorcita.
Mis hijos las han llevado toda su vida, hasta que se ha agotado su talla. Yo las he encontrado hasta la talla 5-6, por lo que a Bufón esta temporada se le quedó pequeña, lo cual suponía pasar muchos desvelos, porque es bastante friolero.

No me quedó más remedio que improvisar. 

Como pude, saqué el patrón de la última manta comprada (marca Valenri-Pirulo, por si alguien tiene interés, algunas veces la he visto en Corte Inglés), y lo hice crecer 1,5 cm en todo su esplendor. 

Aquí veis el resultado global. Como tejido utilicé una manta de forro polar, que me salía más económica que comprar el forro polar a metros. Lleva una cremallera desde el cuello hasta el pie, lo que facilita mucho cuando son pequeñitos y llevan pañales, y cuando son mayores, para quitársela y ponerla. Para ir al servicio, basta con desabrocharles hasta la cintura.



Además, con el vivo de la manta, aproveché para rematar los puñitos y el cuello



No ha quedado perfecta, pero mi hijo pequeño ha dejado de ser un guisante bajo mi colchón, al menos por causa del frío.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Rangos



Preparando el desayuno en castillo con el pequeño Bufón.
-Mami, te quiero tanto...
-Y yo también, cariño. -mi hijo pequeño es mimoso y pegajoso, una delicia.
-Marlin será el príncipe, y yo seré el Rey...
-Claro, claro -le digo sin escuchar del todo.
-... ¿y papá, qué será?
-Bueno, -digo- el emperador es más que el rey, creo.
-Pues entonces, yo seré emperador, Marlin será el príncipe, y papá...



miércoles, 2 de noviembre de 2011

Ya sé que no les va a pasar nada

Las granjas escuelas no son lugares peligrosos.
Se corre tanto riesgo en situaciones normales, como en las atípicas.
No se perderán.
Los niños movidos se portan mejor cuando están en grupo que cuando van con los padres.
No les va a dar una intoxicación alimentaria, porque yo les he puesto la comida de casa.
El pan de su bocadillo estará blandito a la hora de comer.
Si se manchan de nocilla, las maestras les limpiarán la cara.
La gastroenteritis del fin de semana se ha curado ya.
No van demasiado cargados.
Se acordarán de no beberse toda la botella de agua de golpe para no tener que ir al baño cuando estén en el autobús.
Aprenderán muchísimas cosas, para compensar toda la semana sin pegar sello que acabamos de pasar.
No se van a perder, porque no se separarán del grupo.
El autobús no va a tener un accidente, ni leve ni grave.
Las maestras estarán pendientes TODO el tiempo, así que no se pueden perder.
No voy a correr como una histérica para conducir detrás del autobús por si les pasa algo.
Es una granja escuela, es difícil que puedan perderse, ¿verdad?
Esta lista es una recopilación de pensamientos estúpidos, cosa que suele confirmarse a las cinco y media de la tarde cuando los niños llegan de la excursión agotados pero felices.



Como veis, el tema de las excursiones lo llevo bastante bien, también.

Ay.

sábado, 29 de octubre de 2011

Lo que hay que hacer para que una familia funcione bien


Hoy va de lectura. Estoy devorando con ilusión el último libro de Leopoldo Abadía. Hace un montón de años, fui compañera de clase de su hija más joven y compartí buenos ratos con otra de sus hijas, con la que pasé más de una tarde agradable en su piso de estudiantes. Hace un montón de años, sí, pero hay cosas que se quedaron grabadas en mi disco duro. La primera, el amor, la admiración y el respeto que las dos hermanas sentían por su padre.Leyendo el libro 36 cosas que hay que hacer para que una familia funcione bien, lo comprendo a la perfección. Otra cosa que aprendí fue su capacidad de trabajo y esfuerzo. La tercera, el ambiente de libertad bien entendida que había en aquella familia. 




En el regreso del largo viaje que me tocó hacer en autobús el pasado miércoles leí con cariño casi todo el libro. Me reí a carcajadas, lloré de emoción, lloré un poco por tristeza por la gran diferencia entre su numerosísisma familia de 12 hijos y la mía. Me parece que todos podemos aprender mucho de ellos, que han sido tan generosos para mostrarnos el camino hacia nuestra propia parcela de felicidad. Porque lo mejor de todo, es comprobar que, aunque puedes mejorar mucho, en esencia lo estás haciendo bien. Y con muchísima ilusión me doy cuenta que al escribir La abuela necesita besitos , el Sr. Abadía y nosotras, hablábamos de lo mismo: lo principal para que una familia funcione bien es el cariño. 





Por si no lo sabíais



Hoy las víctimas del terrorismo y quienes las apoyan se manifiestan contra la tomadura de pelo de la pantomima de ETA de la semana pasada.

La cita hoy sábado 29 de octubre en la Plaza República Dominicana de Madrid, a las 13 horas.

Sigo dándoles voz, ya veréis qué contraste entre lo mucho que salieron los encapuchados en la tele, y lo poco que saldrán los miles de personas que ocuparán las calles de la Capital para decir que estamos hasta las narices de ellos.

jueves, 27 de octubre de 2011

Buscarse

La única ventaja que tiene viajar sin tu familia es que encuentras cosas de ti que no sabías que tienes. O que las tienes olvidadas. O simplemente, te das cuenta de que lo que a ti te gusta es estar con ellos.

Yo encontré algo totalmente inesperado: a la genuina princesa del guisante. En realidad, fueron dos: ésta



Y ésta:



Las encontré en una tienda repleta de tesoros, la mayoría de ellos de La Marelle. La primera princesa es una postal grande, y la segunda un cuaderno.

También hubo regalos para el castillo, éste vinilo tan bonito que he colocado en la cocina.



Bueno, algún capricho tenía que concederme... (guardadme el secreto, he anotado la dirección de la tienda, y he hecho algunas fotos para poder decidirme antes de volver dentro de tres semanas :-)

¿Queréis echar un vistazo?



martes, 25 de octubre de 2011

Lo que se extraña

Trabajo ineludible a tres horas y media de casa.

Traslado cochambroso (autobús que tendría que ser declarado enemigo público de las espaldas) repleto de estudiantes con virus en distintas fases de contagio, desde mocos hasta tos.

El hotel está muy bien, no nos podemos quejar... pero eso de la ducha, sí es moho, no me lo ha parecido. No debiera haberlo en un hotel de 4 estrellas.


Entiendo que la moqueta absorbe bien el sonido y que es práctica para que no se note demasiado el polvo, pero sólo de imaginarme el contacto de mis pies con ella, me pican. Y me pican toda la noche. He olvidado, por supuesto, mis zapatillas de viaje en casa. Vale, lo soportaré. Aunque debo admitir que detesto el color azul que conjunta todo.


Echo de menos a los niños. Mucho. Hasta niveles dolorosos. Necesito su olor, su voz, el calor de sus manitas sucias en las mías, revolver su pelo, sus besitos mojados por toda mi cara, sus abrazos, sus peleas, sus zapatos llenos de arena. Pero hay que ser valiente y dar ejemplo. El primer día tolero su ausencia, el segundo empiezo a notar que me falta el empuje de su energía y mañana intuyo que voy a estar de malhumor, contando las pocas horas que me faltan para verles. Hago fotos a las cosas que me gustaría compartir y se las mando por correo electrónico. Les escribo trillones de besos, nos harán bien.

Y extraño tus pies dentro de la cama y el sonido tranquilizador de tu voz. Y tu forma práctica de tomar decisiones. Y hacer de turista contigo, sacarnos fotos junto a la catedral, y junto aquella fachada que nos da envidia, toquetear todos los objetos de la tienda y que no pueda decidirme por ninguno y que me mires con reproche.

Y mi café con leche de casa. Y la bata calentita para ver la tele. Y mi cocina. Y mi ducha. Y mi jabón de siempre. Y también estraño mi colchón. Y poder ir con mi coche. Y escoger mi ropa tranquila. Y mi máquina de coser. Tenía que haberme llevado otro libro, ese es demasiado triste para unos días como éstos. ¿Me compro un ganchillo y un ovillo? a lo mejor eso me quitaría el mono.

Y la comida... ah, mi puré de calabaza y calabacín, y las ensaladas con tomatitos del huerto de mi tío.



Lo llevo bastante bien, ¿verdad? Menos mal que el blog se vino conmigo.

domingo, 23 de octubre de 2011

Escribir amor




Carta de amor al hueco de tu cuerpo en mis sábanas

Vuelve, vuelve a decirme
qué te enamora de mí, 
que cuando tu voz me desnuda
se estremece mi memoria,
que empieza justo en el momento
en que mis labios quisieron besar los tuyos
por primera vez.

Y te hago más preguntas
 que te obliguen a mirarme
para poder sentir de nuevo
el peso del calor de tus ojos
sobre mi piel.

Y mientras me acaricias
buscando el lugar exacto
 en que nace mi amor,
yo renuevo mi promesa de amarte,
de respetarte,
de darme toda a tu persona.
Y me entrego
sin más condición
que la de ser de ti.

La oscuridad arrullará
nuestros cuerpos desnudos y fatigados
hasta que la luz del alba tardía, 
tamizada entre persianas, 
rasgue la noche
dejando a la vista
las entrañas de nuestra cama vacía.
Y yo buscaré tu olor en tu almohada
y sentiré morir de amor
por el hueco de tu cuerpo en mis sábanas.





Me complace comunicar que otra carta mía ha quedado finalista esta semana en Es amor. Hoy va habrá un hueco en mis sábanas, el mío, porque voy a estar de viaje un par de días, así que tendré que saborear bien mis propias palabras para vencer un poco la nostalgia.

viernes, 21 de octubre de 2011

No me lo creo




No, no cuela.

Porque no había guerra, así que lo que ahora anuncian no puede ser la paz.

Porque queda a penas un mes para las elecciones.

Porque no se han arrepentido de nada, no han pedido perdón.

Porque sí ha estado habiendo contraprestaciones políticas.

Porque, con anterioridad, hasta 11 veces han dicho lo mismo, y no fue verdad.

No, yo no me lo creo.


Y lo cierto es que lo que siento por los políticos ya roza la náusea.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Duda razonada


La maestra de mi hijo pequeño es muy partidaria de este nuevo sistema educativo que se está implantando desde edades tempranas. No utilizan ni libros ni materias, sino conceptos y aprendizaje razonado y todo se discute y se consensúa.

Me hace mucha gracia porque a los 5 años todavía se puede hacer, nunca está de más tratar de llegar a un acuerdo y aprender a trabajar en equipo. Además, como de conocimientos mi hijo anda bastante bien, (está leyendo a nivel de segundo de primaria), pues pienso que no se va a quedar rezagado.

Ahora bien, a mí la cosa esta no me acaba de cuadrar. Vamos a ver. Tienen una araña como mascota en la clase, una araña del polvo, y con ella aprenden, por ejemplo, que una hembra se ha comido a otra, que tienen que cazar insectos para alimentarla, su nombre científico, su hábitat.

No me parece nada mal, en absoluto, de hecho, me gusta que el aprendizaje sea bastante "de campo". El otro día entré en el aula y había una araña dibujada en la pizarra, en el encerado (qué palabra tan bonita!),  y una flecha señalaba el cefalotórax.

Esta mañana, mi hormiga atómica, me explicaba que "laz arañaz tienen cefalotorax y abdomen".


Entonces le he señalado su cabeza: céfalo, es cabeza, tórax, es el pecho, le he dicho y el abdomen es "la panxeta".

Y me ha mirado como si fuera un bicho raro. Claro que un niño de 5 años puede aprender palabras de memoria, pero parece lógico que deberíamos enseñarles qué significan.

Tengo en cuarentena mi afecto por el sistema educativo actual y doy gracias a Dios por que los cursos superiores al de Bufón utilizan el sistema clásico.

Ah, porque el actual enseña a leer, primero familiarizándose con tamaños de palabra (¿¿????) y luego cuando ya les "suena" la forma de la palabra, la leen. Y la P, no es la P (dicha sin vocal, para enseñar al niño como suena, sino la pe). Y ya no hay que enseñar que la p con la a, pa, y la p con la e, pe, sino dejarles a ver si caen. Insisto, me siento afortunada por que mi hijo haya aprendido ya a leer, no sé cuánto les costará a sus compañeros.


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