© de la imagen La meva maleta

lunes, 28 de octubre de 2013

La pregunta que te he hecho



Me hace ilusión que hayas empezado esa relación. Te mereces sentirte amada, después de todo lo que te pasó. Nunca me libraré de esa sensación de angustia por no haberme enterado de lo que te pasó cuando aquel inmaduro te dejó de aquella forma. En fin. No, no puedo cambiar el pasado, y me guardaré mucho de interferir en tu futuro. Así que me gusta saber cómo te vas abriendo a él, me emociona ver cómo te libras de esas barreras de gata escaldada. Bien, lo haces muy bien. Has logrado alguien que te quiere y respeta, que quiere y comprende a tu hija, que es bueno para ambas.

Así que observo con avidez el nacimiento de vuestra historia, desde la comodidad y la rutina y toda mi experiencia de 22 años de monotonía, y te hago la pregunta que a estas alturas me parece básica: ¿te llena?

Y has dicho que sí.

Y yo he medido el tiempo que tus ojos han tardado en encontrar la respuesta.

Volveré a preguntarte. Esta vez no pienso fallarte.

domingo, 27 de octubre de 2013

Escuchando a la voz interior

Parlanchina está, últimamente, la señora voz.
Me levanto antes que los demás para poder estar en silencio y escuchar la cadencia monótona de mi yo pidiendo cambios. ¿Pero no te asustaban los cambios? Mucho. Pero las cosas han dejado de gustarte como están, y los cuarenta recién estrenados te recuerdan que ahora sigues teniendo energía y posibilidades, que ellos te necesitan de otra forma, que...
Se oye movimiento en el piso de arriba, una puerta abierta, pasitos crujiendo sobre la escalera. Te he escuchado. Luego hablamos.

martes, 22 de octubre de 2013

Recuerdos de esta semana

De forma inevitable asociamos las imágenes que han quedado atrapadas en nuestras cámaras de fotos con las cosas que nos han pasado cuando las hemos visto. A mí me pasa también con la música que escucho en la radio, cuando la oigo tiempo después me recuerda a aquello que sentí cuando la ponían a todas horas en la emisora de turno.

Esta semana (siento no poder actualizar el blog más a menudo) la guardaré asociada al libro infumable que me acabo de leer. Me pasa por terca, me dijo el señor librero de la estación de tren que ese no era tan bueno como aquel otro (que ya no recuerdo, pero me pareció demasiado triste). En fin, la peor novela romántica (¡¡¡ni siquiera me di cuenta que era una novela romántica hasta que la empecé a leer dos días después de comprarla!!!) que jamás haya leído. Mal escrita, con incoherencias, con escenas de sexo innecesarias. Me indignó que a esa cateta ignorante le publicaran un libro cuando hay gente que escribe MUY bien que no tiene la posibilidad de entrar en el mercado complejo de las editoriales.

Además de la novelota, me han pasado otras cosas. Como, por ejemplo, arrebatar al trabajo el tiempo suficiente para sentarme a coser, el último diente caído, la tristeza al no poder ayudar a una amiga que sufre al otro lado del teléfono.

Una iniciativa que leí no sé dónde hablaba de hacer una foto todos los días, un reto cuya finalidad soy incapaz de recordar. Lo llevo prácticamente a rajatabla, aunque un día no me acordé de sacar fotos, y otro hice cincuenta porque salimos de viaje y los niños estaban monísimos.

Aquí os dejo algunas escenas de esa semana mía. O de los últimos diez días, o más.




miércoles, 16 de octubre de 2013

Se necesita



No sé si tiene sentido embarcarme en nuevas labores justo en estos días de mucho, muchísimo trabajo.
Ni siquiera puedo preguntármelo, ando demasiado ocupada con los desplazamientos, preparar comida todos los días, varias veces al día. Planchar los atrasos, los presentes y lavar los futuros planchados. Llenar la nevera, volver a llenar la nevera, llenar la despensa y comprar más leche (hemos decidido que mantener una vaca en el jardín no nos saldría a cuenta). Jornadas de trabajo intensas y agotadoras. Viajes de trabajo que no compensan. Madrugones día sí día también. Encargos en las horas libres. Llevar a los niños a clases de todas las tardes de la semana. Leer.

Y arañar los minutos libres que me quedan en la semana para dedicarme a lo que me hace más feliz, que es coser. Empezar una labor, terminarla. Buscar ideas, patrones, comprar telas. Y cuando no tengo algo entre manos, me siento como si me faltara el amor. Una desazón extraña recorre mis brazos hasta las puntas de los dedos y ensombrece mi humor. Es mi terapia contra la rutina y mi válvula de escape. Lo necesito, como si de una fuente de energía interior se tratara. Me resigno a no tratar de comprender por qué cuanto más trabajo tengo, más trabajo me busco.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Cuando mañana despierten

Todos los que hemos estado acompañando su dolor hemos sido muy conscientes de lo que les viene encima. Probablemente ellos también lo sospechan. Nadie quería estar en esa piel de los dos hijos que tendrán que cuidar de la madre impedida, y contarles a los niños por qué no ha ido el abuelo a recogerles al colegio. ¡Ay, los niños! Ese abuelazo que todo el día, todos los días y a todas las horas, se hacía cargo de sus nietos, los recogía, los perseguía por la plaza, les cuidaba con ternura y paciencia mientras sus padres estaban trabajando, se ha ido para siempre sin poder decir adiós.




Ni siquiera a ella, condenada al peso de su propio peso. Nada la hubiera podido preparar para despedirse para siempre de su embajador en el mundo, que la llevaba a los pocos sitios que su desbordado cuerpo toleraba.

Fumaba demasiado; como un adolescente se escondía de ella, tratando de disimular el aliento con algún caramelito. Ese gesto de pillo me ha hecho sonreír un poco. Un poco, porque el resto de esta historia se escribe con colores grises.

Mañana despertarán cayendo de bruces sobre esa realidad odiosa de su ausencia. Nosotros habremos regresado a nuestra rutina sintiendo sincera compasión por ellos, pero nadie podrá devolverles la compañía y la energía que él les daba. Tiene la vida una asombrosa capacidad de herir.

lunes, 7 de octubre de 2013

Dieta y manualidades

Le quería contar a una amiga, que necesita ocupar sus manos en una labor para evitar la tentación de fumar, que yo utilizo las manualidades para tratar de ayudar a las personas que están haciendo dieta. Mejor se lo explico desde aquí, así os lo explico también a vosotros.

Empiezo. Muchas veces Casi siempre las conductas alimentarias que nos llevan a comer demasiado tienen origen en los problemas del alma. ¿No? Os invito, a todos los que queráis perder peso, a que digáis, en menos de diez segundos, tres cosas o cuatro que son necesarias para perder peso: tic tac tic tac

Comer menos grasa
Comer menos azúcares
Hacer ejercicio físico
Comer vegetales.

Más aún, os sugiero, para drama de todos los profesionales que nos ganamos honradamente la vida, a que escojáis la dieta de 1200 o 1500 calorías que encontréis por ahí y que la hagáis, y perderéis peso.

No funciona tan fácilmente.

Lo sabemos vosotros y nosotros los dietistas. Comer tiene relación con muchísimos otros factores emocionales, culturales y sociales.

No puedo hacer aquí un resumen de muchos años de carrera profesional ni de mi experiencia, porque cada caso es incomparable con cualquier otro. Os recomiendo algunos de los libros de Pilar Senpau: Aprender a adelgazar, Cuando la vida pesa, por ejemplo, y comprenderéis mucho mejor lo que os digo.

Sí puedo explicaros las dos razones principales por las que parte del tratamiento dietéico que recomiendo es realizar labores, las que más os gusten. La primera, porque mientras se tienen las manos y la mente ocupadas, no se puede comer. Básico. La segunda, porque cuando se termina una labor se genera una gran dosis de serotonina que es el mismo neurotransmisor que se produce cuando uno termina de comer y da sensación de saciedad. Pues eso.



¿Qué tipo de labor te recomiendo? Buf, soy mala consejera, me gustan casi todas. Para empezar, labores prefabricadas, tal vez, kits que vienen completos con telas, hilos, patrones, etc. Luego, pues si te gusta el ganchillo, te aconsejo directamente el trapillo, porque en muy poquito tiempo haces grandes labores, (¡más satisfacción!), y si te vas animando, te compras una máquina de coser sencillita para probar o una mejor si eres valiente.

Con todos mis pluriempleos no renuncio a realizar labores, para mí representan una terapia psicológica que realmente me funciona. Así que muchísimos ánimos, sigue tu corazonada y ponte manos a la obra.

domingo, 6 de octubre de 2013

Tanto que contar...

Me ha vencido otra semana, y no he dicho esta boca es mía, o este blog es mío, mejor. La culpa la tiene el cachivache este que tan feliz me hace, la preciosa tablet de mis entretelas. Es casi perfecta, pero como ha sido siempre costumbre aquí colgar una foto, pero Blogger me obliga a hospedarla en Google, pues nada la casa sin barrer.
Pero de hoy no podía pasar ya, aunque se me han ido secando las ideas en el tintero. No os he contado cómo han aleteado las últimas mariposas de la boda del año en mi clan. Ni la visita de un personaje importantísimo en el castillo, ¡mi queridísima Marta de piesdescalzos! No, no he podido colgar aquella imagen que me dejó perpleja, ni cómo he tenido que luchar por contener mis lágrimas de emoción con los amaneceres que me ha regalado la semana. Ni cuánto me impactó encontrarme con ella, que tiene mis ojos de ayer.
Es tiempo de trabajo, de cosechar los últimos rayos de luz antes de hibernar en el castillo. Cuando se imponga el otoño, ese de los días sin sol y las noches eternas, tendré que buscar otra forma de dibujar aquí mis palabras, o de esforzarme en hacerme entender sin imágenes. Me sabe mal no haber dejado todas esas huellas aquí...


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