Mi buena amiga Ana ha sido muy valiente y se ha atrevido a tirar del hilo, del hilo que hilvana el pensamiento. Claro que ella escribe fenomenal y eso facilita enormemente la tarea (espero que se plantee en serio escribir un libro).
Me gustaría tener su capacidad de comunicar. Yo no sé dejar mi alma al desnudo de esa forma. Aunque cuando escribo procuro expresar, noto que en el momento final de tirarme a la piscina, de soltar la amarra interna que me libere, me corto, y me guardo algo. No es miedo, ni vergüenza, ni nada negativo. Ni siquiera me hace daño mantener en mi interior aquel rescoldo. Si busco bien, igual es pereza, no esforzarme en buscar la palabra precisa que detalla lo que bulle en mi mente.
Ana y yo estamos viviendo un fenómeno de forma paralela: estamos recuperando viejas amistades gracias a Facebook. Gracias a esta nueva fuente de comunicación he encontrado, por ejemplo, a personas como ella, con quien conviví durante un curso de universidad.
Compartir piso de estudiantes es algo así como un Gran Hermano, pero sin cámaras. El grado de intimidad es alto, porque todo lo que te pasa te pasa con tus compañeras de piso. Todas tus referencias emocionales (padres, novios, tíos, hermanos...) están lejos, y es una etapa de formación intelectual y espiritual importante. Esto te hace unirte a esas chicas, que también están en un momento frágil, como tú, de una forma especial.
Siempre he pensado que en mis años de universidad aprendí tanto de mis compañeras de vida como de mis profesores. Todas las chicas con las que conviví han aportado algo a mi manera de ser, a mi forma de hablar.
Siempre hay alguna canción, o alguna película que me recuerda a alguna de ellas. Mis mejores amigas, fueron ellas. Y la vida nos devolvió a cada una a nuestro lugar de origen. Mis mejores amigas están, pues, en León, en la Rioja, en Cartagena, en Castellón, en Santiago de Compostela, en Barcelona.
Ha sido duro tenerlas lejos, incluso perderlas, en muchos de los casos, pero ir recuperándolas es maravilloso. Y me doy cuenta de que me hacían mucha falta.
Bienvenidas a mi vida de nuevo.
Y quién sabe si este blog me traerá amistades nuevas...
Viva Internet