© de la imagen La meva maleta

lunes, 18 de noviembre de 2013

Desandando nuestro camino

Sé que me leen muchas madres. Apuesto que un buen número de nosotras echamos de menos nuestras figuras preembarazos. Muchas de nosotras engordamos un número considerable de kilos que, en el mejor de los casos se esfumaron después de la lactancia y de las noches sin dormir y que en el peor, se nos quedaron enroscados en la barriga acompañándonos en forma de alegres buñuelos.

También sé con certeza que ni una sola de nosotras renunciaría a la maternidad por volver a tener el cuerpo de antes. Es más, muchas de las madres tienen cuerpos esculturales. Siguen siendo mujeres bellas, que saben vestir bien, profesionales que compaginan los viajes hacia las extraescolares de sus hijos con la compra y hacen hueco entre dos reuniones para llevarles al dentista y renuncian a ir al gimnasio para poder pagarles mejores clases de inglés. Bueno, hablo en tercera persona, pero yo soy una de ellas, no tan bella y escultural, pero mi marido sigue mirándome con lujuria de vez en cuando. 

Una de las cosas que te enseña la maternidad, como el viento que doblega con firmeza pero suave a las cañas de bambú, es a ser respetuosa. Cuando habías juzgado con severidad a aquellos padres que no sabían controlar a su prole maleducada, te encuentras con la cara colorada en la cola de un supermercado porque tu hijo quiere un chupachup, y vive Dios que no se lo piensas comprar. Respetas a aquellos que prefieren el colecho, aunque tú pienses que es peligroso para el niño, y jamás lo hayas practicado. Porque cuando tú recorriste los diezmil metros pasillo tres noches seguidas le habrías vendido tu hijo a un mercader turco. Respetas, incluso a aquellos que deciden no tener hijos porque se les estropea la figura y la libertad. 

En cambio, es una práctica que ya he visto algunas veces por parte de los ahora llamados Sinhijos, la de insultar, tratar de ofender y despreciar a aquellos que apostamos por seguir el mandado más noble de la naturaleza, que es el de continuar la especie. De hecho, es el segundo nivel, el primero, preservar la propia vida. 

Dejo aquí el enlace de alguien a quien no puedo desear más que tener que tragarse sus palabras cuando tenga sus propios hijos, si es que algún día decide reproducirse. 

Miren, no sólo es algo natural, intrínseco en la esencia de cualquier ser vivo, animal o vegetal, incluso los protozoos y las amebas existen sólo para multiplicarse. Además es el acto más noble que cualquier mujer puede realizar en toda su puñetera existencia. El colmo de la generosidad, dar su cuerpo, ceder su belleza al ser que lleva dentro. Dejar de dormir, alimentarse para que él reciba los mejores nutrientes, cambiar de talla, padecer achaques nada agradables, como hemorroides, mareos, ciática, contracciones. En el momento del parto se produce un nivel de dolor intolerable en cualquier otra situación. Y todo eso no es más que ser un animal que se reproduce. Claro, que qué vais a saber tú y tu envidia cochina, de lo que supone el amor de una madre hacia esa criatura. 

Si algo lamento especialmente de tener hijos varones es que ellos estarán privados de esa maravilla tan grande que nunca seré capaz de explicar, aunque aquí lo intenté

La herida

Y entre el mar de besos supe que quería ser nosotros, y te lo dije, y tú también querías.
Y aquel deseo se nos resistió, con la tozudez de la mano que te corrige una y otra vez la caligrafía. Y ya estaba herida.
Y cuando se hizo burbuja, hubo más besos, y luz de luna redondeando mis curvas bajo tus caricias.
Y una tímida ala de golondrina tocó por primera vez mi vientre y quedé herida por siempre. Aquella herida del alma, herida de amor, herida de madre, herida de vida.
Y el día que mi cuerpo se rompió por él, y olí por primera vez a mar y a sangre, el día que conté por primera vez sus dedos perfectos y temí por su fragilidad, sentí palpitar el dolor, el dolor de la herida.
Mis senos alimentaron sus sonrisas y mis manos acariciaban sus minutos, y entendí que ya nunca cicatrizaría, que llegarían las noches de desvelo, los dientes, el olor a galleta, los virus malditos, las zapatillas diminutas, los niños que pegan, la lluvia y la niebla.
Y mientras, volví a empezar a sentir una nueva ala de mariposa, y llegó una herida nueva, y seguía con la antigua, y las fotos, los abuelos que besan, los celos, el amor por dos, amor al cuadrado hasta el infinito y más allá, la herida sobre la herida. Y más desvelos.
Y sin cerrar del todo, llega la primera excursión con el colegio, los compañeros que les dan la espalda, la primera vez que se quedan en casa solos, se ha roto su mochila, se han quedado cortos los pantalones casi nuevos. Y sentirían la ilusión inmensa de ver nacer gatitos, y el primer rosal pinchará su dedos por querer hacerme otro regalo y, a cada paso, un escozor en la herida.
Y lloraré con su dolor cuando les llegue el mal de amor y una  puñetera les rompa el corazón, y moriré de orgullo cuando les gradúe la vida para ser importantes para alguien, y sufriré cuando el trabajo les preocupe, cuando les acompañe en su dolor de barriga junto a un altar.
Y mi herida se hará infinita cuando ellos sean padres y les haga la primera fotografía con un retoño que ya no se parecerá tanto a nosotros, y besaré a la madre de esa criatura y le contaré que estará herida para siempre, y sabré que no podrá volver a dormir tranquila. Y me veré en la vejez de mi abuela, que siendo anciana, sigue herida por la herida de mi madre y ella, por mi vida.




26 comentarios:

Tita dijo...

Qué hermoso, Princesa. Es sobrecogedor....

Sobre lo otro...a un nivel más mundano, ya me jode que mis hijas, trabajen en el futuro para pagarles las pensiones a gente así...

Y sobre mis "alegres buñuelos" te diré que gané 2 hijas y casi 30 kilos ¿dónde está la pérdida? jajajajajaja ¡todo ganancia!

Y soy bella, ¡no te quepa duda! como tú, como todas ¡no hay más que leeros a todas para notar esa belleza bañarlo todo!

Ses dijo...

A mi hermana la suelen confundir por una mujer que ha tenido un hijo. Tiene una herida, una operación le dejó una marca en la barriga. Además, su figura es muy parecida a la de una mujer que ha tenido un hijo. Creo que se le da demasiada importancia a la figura, después de todo, has tenido un hijo y disfrutas de él.

aaana dijo...

Bffffff... qué sabrá ella?
Tengo una cicatriz de la cesárea de mi hija mayor, hemorroides desde el parto de mi hija pequeña, el pecho ni te cuento como se quedó en relación con como era... como le digo a mi marido son mis"heridas de guerra" y me recuerdan los mayores logros de mi vida que son mis hijas. Ojo que lo dice alguien que no quería tener hijos ni de broma, benditos sean los cambios de opinión!
Me ha encantado tu post. Precioso
Buen día, Princesa

Susana dijo...

Qué bonito. Me has emocionado. Un beso.

Carme Sala dijo...

Pues yo si lo pienso bien, Ana, creo que quizás sea bueno que haya quien decida no "arruinarse" el tipo en una o varias maternidades. Bien porque no ha llegado su momento biológico o bien porque simplemente no desee ser madre, ni hoy ni más adelante.
La maternidad debería ser siempre deseada, ya que quién sufre las consecuencias es ese hijo que llega.
Puede que a la larga, aquellas que no quisieron tener hijos por razones tan banales, maduren ese sentimiento biológico y acaben adoptando un hijo que en otro lugar no tendría ninguna oportunidad.

Petonets guapa

Chitin dijo...

Me ha encantado, q bonito escribes!!
Sobre la maternidad...yo creo q ninguna o casi ninguna nos planteamos los cambios que traerá a nuestro cuerpo cuando decidimos ser madres...eso es lo de menos...y no siempre son cambios a peor! mi madre que siempre fue muy delgada, los pocos kilos q cogió la sentaron de maravilla :-) y yo ahora tengo un escote como nunca ;-) veremos q pasa cuando dejemos la lactancia, pero de momento...q me quiten lo bailado!
De todas maneras, más pronto o más tarde, la edad pasa factura, seas o no seas madre...al menos a nosotras, nuestros kilos, nuestras arrugas nos traen buenos recuerdos de nuestros hijos...y han merecido la pena!
Buena semana!

Ana, princesa del guisante dijo...

Ole! Me ha encantado lo de tus ganancias... Yo peso igual que hace 20años, pero nunca he sido delgada. También depende de la profesión, si tuviera que ganarme la vida como modelo, no lo tendría nada fácil.

Ana, princesa del guisante dijo...

Es que el artículo contra Pilar Rubio parece una pataleta de adolescente resentida!

Ana, princesa del guisante dijo...

Quería hablar precisamente de esas heridas de guerra, pero ya me ha quedado demasiado largo. Bendita sea cada estría dejada por nuestros hijos. Feliz martes

Ana, princesa del guisante dijo...

Gracias, Susana. Besos

Ana, princesa del guisante dijo...

No, no, si yo respeto a los que no quieren tener hijos, pero que no utilicen la humillación hacia los cambios físicos de una famosa embarazada para justificar su decisión. Besetes

Ana, princesa del guisante dijo...

Mucho más que eso. Queremos ser madres a pesar de saber lo que le pasará a nuestro cuerpo...
a por la semana!

Unknown dijo...

Enhorabuena por el texto, no se podría haber expresado mejor.

Ana, princesa del guisante dijo...

A veces, l tratar de escribir sobre la maternidad se me tropiezan las palabras con los sentimientos y me quedo encallada...

Pili dijo...

Precioses les teves paraules, com sempre.
Hi ha gent que només té al cap l'estètica. A mi per exemple em preguntaven: com t'han fet la cesàrea? és molt gran? quants punts portes? es veurà si portes biquini? per favor tant de bo totes les cicatrius fossin plenes d'amor com aquestes.
Petonets.

Mariapi dijo...

Me voy a poner un poco pedante. Perdonemuá.
He recordado al leerte un artículo de Jean Guitton: «no hay idea más estúpida que poner a la belleza en singular, como si hubiese un único género de belleza o si ésta fuera de exclusiva propiedad de la efervescencia juvenil. Y más aún creer que conservar un rostro joven es el único índice de hermosura».

Más patético me parece hacer depender la belleza, el amor, la felicidad, que son palabras GRANDES, de unos kilos-gramos, unas lorcicas de más, unos centímetros ...si además, nos pongamos como nos pongamos, al final se nos comerán los gusanos.

Y también he encontrado un texto de un amigo mío que en su día me emocionó:" Ciertamente, la maternidad reiterada puede acabar por "romper las proporciones materiales" que determinados y superficiales y manipuladores cánones de belleza femenina pugnan por imponernos. Pero el menos perspicaz de los maridos, si se encuentra de veras enamorado, advierte el hondo esplendor que esos cambios llevan consigo; reconoce que su mujer, precisamente como madre, es más hermosa e incluso sexualmente más atractiva que quienes se pavonean con un remedo infrahumano de belleza, reducida a centímetros y contornos"
Doy fe. Con mis lorcicas, mis kilos y arrugas no tan bellas, sigo gustándole a mi marido. Lo sé. Y conforme pasa la vida, de lo que estoy segura segurísima es que tener a cada uno de mis hijos ha sido LO MEJOR.
Bueno, hoy me he pasao...pero me perdonas, eh?Besos.

Ana, princesa del guisante dijo...

Ens volen fer esclaus d'un canon estètic irreal. No ens hem de deixa trepitjar per aquesta gent que deprecia la maternitat...
petons

Ana, princesa del guisante dijo...

Pasarte? Ni hablar! A esa criatura que ha expelido el artículo de marras habría que invitarla a que se coma un buen entrecot, que todas esas tonterías responden a estar mal,alimentada, principalmente hambre de conocimientos, diría yo.
Encantada de leerte. Besos

oles dijo...

Bendita y hermosa la Herida.
Que hermoso el texto, Princesa, que bien escrito.
Un beso del sur

Ana, princesa del guisante dijo...

Benditas cicatrices de los hijos que no cierran nunca,... Besos

De titanio y porcelana dijo...

Me ha encantado leerte. Hoy me hacía falta que me emocionaran tus palabras. Así me siento yo, herida para siempre y muerta de miedo. ¿Por qué duele tanto un sentimiento tan bello?
De mis secuelas, mejor no hablar, ni reparar si quiera...
Gracias princesa.

unaterapeutatemprana dijo...

Es horrible ese artículo. Deberían aprender de la belleza de tus palabras y sobre todo, del inmenso respeto con el que siempre escribes.
Un abrazo.

Ana, princesa del guisante dijo...

Nunca dijeron que la vida sería fácil, pero preferimos engañarnos. Al final pasa tan rápido que lo que nos pareció terrible sólo es pasado. Gracias a ti, guapa

Ana, princesa del guisante dijo...

Gracias por tu afecto, eres un encanto.

Unknown dijo...

que preciosidad de post, me ha encantado y me has hecho llorar.

Ana, princesa del guisante dijo...

Gracias, pilar. Cuánto nos duelen...

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