Ésta ha sido una entrada sorpresa. Será una entrada festiva, porque con ella recibiré al visitante número 400.000 al castillo. En realidad, ese es el número contabilizado, porque los primeros seis meses del blog, no existía el contador de visitas en Blogger. Sea como sea, tú, que me lees esta mañana de domingo, eres el afortunado que ganará un aplauso virtual (la crisis es tremenda, recuérdalo)
Bueno, el post, la sorpresa prometida. Me la dio ella, porque no esperaba encontrarla tan vital y lúcida. Hoy voy a permitirme la licencia de cambiar el símil de la casa por la de un coche. Su cuerpo es una vieja furgoneta familiar con demasiados baches por el camino. Aunque su chasis no tiene demasiados golpes, el eje de la distribución la obliga a caminar con andador. Sus faros apenas le muestran el camino. Le fallan el carburador, la culata, el ventilador y hay que andar rellenándole el depósito cada dos por tres, porque es una golosa, no vayan a creer que pierde aceite. Pero, ah, su interior. Bellas incrustaciones de madera en el volante y en el salpicadero, asientos tapizados de piel, luces brillantes por todas partes, sin duda, que hacen que ovides que estás sentado en una máquina de 84 años.
Ese portento de mujer es mi abuela, la que fue, la que es, maestra. Es una lástima que no la tenga más cerca, y que el teléfono me impida establecer una conversación civilizada, -tenemos que hablar a gritos- porque hablar con ella te obliga a desempolvar ese espíritu marcial que te inculcó cuando te enseñaba a tensar las sábanas y a frotarte detrás de las orejas cuando eras una cría.
Está tan informada, que me preguntó sobre una noticia que todavía no había salido en mis últimas noticias de Facebook, no digo más. Admiradora ferviente del Papa Francisco, casi tanto como lo fue de Benedicto, preocupada por la política, indignada por la poca vergüenza de quienes nos gobiernan que tienen los bolsillos llenos de nuestro dinero.
Salí de allí con una lista (literal) de encargos que tengo que hacer para ella: una copia de la foto de su Virgen (la otra la perdió, dice, creo que se la regaló a su amigo del alma), una funda para colgar su móvil, una cinta (otra) para las gafas de cerca, unas fotocopias de algo que tengo escrito, unos patucos para que ella pueda regalarle a la directora de su centro... Y para pagar lo que vale todo eso, una frase que ella entonó como quien eleva una oración: ¡qué suerte tenemos de tener esta vida interior tan grande!
15 comentarios:
Gracias por el estruendoso aplauso, ha despertado a media familia!! ;))
Fachadas e interiores I,II y III ....aquí tu fan Pesolet, como sabes ver!! Maestra de lo invisible.
Feliz día de palmon y zapatos nuevos, Bssssss
Siiii, tenías que ser tú! Que caigan los globos y se empiecen a descorchar champanes. Bueno, tengo el chocolate en el fuego, vienes a desayunar o no?
Tienes suerte de contar con una abuela en tu vida. Que la disfrutes. Un beso.
No conozco a tu abuela y mira que me gustaría teniendo en cuenta tu relato y su última frase, pero has sabido trasmitir un carácter y una actitud ante la vida muy sabias.
Felicidades, la trilogía me ha encantado.
Bss
Vir
Susana, ella le pide a la vida irse sin perder la cabeza, yo rezo por ello. Gracias por estar siempre aquí.
Besos
Vir, libre, valiente y fuerte, esas tres palabras la definen... Gracias por comentar, besos
Que suerte tienes de tener a tu abuela. Ojalá siga siempre con la cabeza así de bien amueblada!
Ella sólo reza ya para mantener su mente despierta. No me extraña!
Vengo con la escoba, para barrer los restos de confetti, de la celebración! Felicidades por estas 400.000 visitas...este Castillo, está siempre llenísimo!
Por cierto con tanto tráfico, habrá que ir pensando en cambiarle las cortinas al hall, que ya acusa tanto ajetreo...voy a ver si te echo una mano, querida :-)
Un abrazo fuerte a esa abuela tan estupenda a quién todavía tienes la suerte de poder mimar...y otro igual de grande para ti. Guapa.
Bueno, este castillo sin vosotros no sería más que un viejo almacén de palabras.
mi abuela... Lúcida y joven en un cuerpo torpe y enfermo. Y conste que ella ha elegido cada uno de los caminos que ha pisado, y se lo ha pasado bomba! ;-) beso
Enhorabuena por los 400.000. Metiendo responsable de ese contador.cuida un monton a esa superabuela smuuuack
Gracias, Marta. Encantada de tenerte tan cerquita después de tanto tiempo, un beso enorrrme
Con lo que te gusta volar, cuidado que eres cuadriculada a veces. En esta ocasión lo has clavado: Fachadas e interiorismos ii igual a fachadas e interiorismos i más fachadas e interiorismos iii dividido entre dos. Y tú me has salido iii. Ahí te explayas, te agarras al raigón más hondo y que absorbe la savia que mejor gusto deja en tu paladar. Tantas sábanas tendidas al sol, tantos armarios redecorados, tanto punto recién aprendido y va y lo que te mola es lo que "pare" tu alma mientras tiendes, estiras pintura o haces el uno del derecho y dos del revés. A dios gracias. ¿Me consientes dos apuntes al margen?. Pos si acaso es sí, ahí van: ¿Por qué no existen estudios de fachadismo y si de de interiorismo? . Otro si: mis mejores conversaciones con mi amada madre han discurrido desde que "perdió" la cabecita. Incluidos los instantes que siguieron a su dormir infinito. ¡que dosis de interiorismo nos suministramos en el páramo de las palabras sonoras y en la selva de las miradas y los gestos intensos!
Juanpe, yo sé perfectamente a qué me conduce la cotidianeidad, los movimientos repetitivos de las labores, la creación, nada nuevo me has descubierto. En cambio tú sigues erre que erre, empeñado en no conocerte bien: te gusta más escucharte a ti mismo que a los demás, por eso te valió tu monólogo con tu madre ausente.
Y volverás aquí, a que te zarandee con dureza porque sabes que tengo razón.
Volveré. Una y cien veces más. Hasta que sepa qué es escuchar. Pienso, creo, opino, me parece o lo que sea, que es mi punto final. Luego, me imagino, que callaré para siempre. Gozaré de las palabras y no hurgaré en los hormigueros escondidos. Sacude mientras que mal no viene. Recoloca. Un buen estirón como los de la abuela a las sábanas..
P. D. Mi madre si me contestaba
Gracias por aceptarme el tirón, y claro que te contestaba, nadie dijo que tú no necesitaras escucharte.
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