Hoy la hemos despedido, tu amiga, tu amiga del alma, ha aguantado casi un año más que tú, a pesar de que su salud siempre fue mucho más delicada que la tuya. Yo siempre la conocí mayor, pero las fotos que he visto suyas me hablan de una mujer de una belleza digna de formar parte del elenco de una película de Mastroianni.
No sé cuándo os conocisteis exactamente, pero viendo vuestras fotos de juventud os imagino con los vestidos de corte perfecto, las faldas al bies, los bolsitos de piel, los zapatos de salón, el pelo impecable, como recién sacadas de un episodio de Velvet, sentadas junto a ellos, vuestros guapísimos maridos que os trataron como reinas toda su vida.
Hoy imagino vuestro reencuentro, en el más allá, despojadas de vuestros achaques de ancianas, de vuestras arrugas, de la tristeza que produce hacerse mayor y perder a quienes amas. Habéis colgado vuestro envoltorio nonagenario para regresar a lo más amable de la larga vida que compartisteis puerta con puerta. Imagino las confidencias en voz queda ante una taza de Nescafé, las carcajadas producidas por esa capacidad tan valiosa de reírse de vuestras propias penas, que sólo vosotras dos teníais. Cuánto bien nos hizo a todos vuestra amistad, vuestra compañía y vuestro apoyo mutuo.
Sí, es cierto, seguramente para ella el reencuentro con su amor, que se marchó hace ya cuatro años, ha sido muchísimo más esperado y emocionante. Pero a ti te necesitará para compartir aquellas confidencias que uno sólo puede decir a un amigo de verdad: los miedos, las tristezas, lo que acarició su corazón, decirte cuánto echó de menos tu presencia, cuánto le habría gustado pasar sus últimos años junto a ti.
Cada vez queda menos para que os podáis reunir los cuatro y reír juntos como siempre. Estoy segura de que cuando le llegue el momento al abuelo, se cerrará para vosotros el círculo de amor. Regresaréis al inicio de vuestro tiempo, a las pequeñas casas de la carretera que albergaron el nacimiento de vuestras familias. Fuisteis irrepetibles, os echo mucho de menos.
8 comentarios:
Fiesta grande allá arriba!
En los funerales de gente mayor suelo pensar en los reencuentros, abrazos y jolgorio que se debe organizar. Como no existe el tiempo, tendrán tiempo de ponerse al día sin prisas...sin reuma, sin tapacanas, sin bastón!
Y esperará gozosa al abuelo.
Bon día Pesolet
Eran geniales, tenían aquel humor mordaz de la posguerra, la picardía de las mujeres de antes, que tenían que defender su terreno en un mundo machista... Un besazo
Qué bonito homenaje, Ana.
A veces pienso en mi propia vejez, de aquí a unos años (que pasan más rápido de lo esperado), y me gustaría ser como mi abuela.
Toy contenta porque voy por buen camino... je je je.
Petons.
Me asusta que el tiempo pase tan deprisa...
ellas eran divertidas, coquetas, familiares...
petons
Le das un toque de alegría y de vida a tu entrada, por lo que cuentas tienes donde inspirarte.
Una reverencia, Aletza
Sí, ellas inspiraban alegría, pero ahora el silencio es grande, querido Naranjito. Un abrazo
Mientras hay alguien que las recuerda con tanto cariño como tu, hay vida en sus recuerdos.
Un beso del Sur, Princesa
Oles, ese es mi consuelo... Un beso, guapa
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