© de la imagen La meva maleta

miércoles, 10 de agosto de 2011

Del verano


Mi abuela se había sentado después de comer entre una caja repleta de melocotones y una olla gigante. Entre el Telediario y La casa de la pradera, un par de lágrimas mediante, había dejado el fruto sin su piel y yo apuraba algunos huesos, que roía hasta dejarlos limpios de carne, como quien comía golosinas.

La minúscula cocina, se había transformado en laboratorio en el que se produciría la alquimia. La banda sonora, el borboteo de los tarros de cristal anunciando con su tintineo que aquello iba en serio. No recuerdo el calor, pero sí el pegajoso aroma de melocotones cocidos.

Hileras de botes relucientes recién esterilizados esperaban sobre un paño de blanco inmaculado a ser rellenados. En una marmita, el azúcar doraba la fruta hasta darle el color de cobre. Sin siquiera enfriarla, mi abuela rellenaba los tarros, los cerraba con una fuerza que se me antojaba titánica y los invertía para que el calor hiciera el vacío. Vuelta a hervir, enfriar, ahora sí, y poner la fecha. "1979".

Aquella mermelada de melocotón era tan dulce que sentías palpitar tus sienes cuando la probabas sobre una rebanada de pan de hogaza.

Había otras formas de dar salida a las cajas de frágiles melocotones que llegaban en verano. Si eran de carne más dura, mi abuela los cortaba a lo largo, y con un golpe seco de mano, les arrancaba el hueso. Esto requería casi siempre la ayuda de las manos fuertes de mi abuelo.

Ahora a los niños les gusta más la mermelada de fresa o de moras. Para nosotros éstas eran pequeños lujos que uno probaba muy pocas veces. Quizá podríamos recuperar para ellos el mágico ritual de hacer conserva.

7 comentarios:

Elena dijo...

Hola,
Me gusta mucho tu blog, por eso te he dejado un premio en el mio.
www.educandoacuatro.blogspot.com

Ana, princesa del guisante dijo...

Elena: muchísimas gracias por tu premio, ya te he comentado en tu blog. Me alegra que te guste pasar por el castillo. Un abrazo

tomae dijo...

...es verdad! el otro día lo pensaba, ¿para qué tanta mermelada roja si con la de melocotón, la tostada es tostada? Bss Princesa Del! ...y felicidades por el premio...;)

Mariapi dijo...

Hacer mermelada es mucho más que preparar un dulce para el desayuno...es casi una liturgia, una aventura que sirve como excusa para hacer algo juntos, para disfrutar luego juntos...Algunos me preguntan si me compensa perder tanto tiempo, si es tan sencillo comprar buena mermelada en el super...pero es que hay cosas que no se pueden comprar. Un besico.

mOnTy @holasomos7 dijo...

Ayer me regalaron una caja.
Porto tot el dia pensant en fer conserva....
També em porta molts bons records d'infantessa!!!

Carme Sala dijo...

No sé si es más dulce el recuerdo o la mermelada :-)

En todo caso, estoy contigo: los clásicos nunca fallan y la mermelada de melocotón, ¡es la mejor!

Besos desde mi otro planeta paralelo :-)

Ana, princesa del guisante dijo...

Tomae: yo me empaché tantas veces que llegué a detestarla. Para mí, la de moras está perfecta :-)

Mariapi: doy fe de lo que dices. Besos pegajosos.

Monty: aquest any no donem l'abast, amb tanta fruita.

Mevamaleta: las mermelada de mi abuela era hipermegasuperdulce, en serio. Gracias por pasar por aquí, a pesar de la no-cobertura. Petonets a los Maletez

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