© de la imagen La meva maleta

viernes, 5 de junio de 2015

Midiendo el tiempo

Tu casa estaba llena de relojes, todos en marcha, todos en hora. Si alguna vez venías a la mía y encontrabas el carrillón parado (como de costumbre) me mirabas con desaprobación y te sentabas de espaldas a él para no verlo. Y si eso no te resultaba posible, te saltabas lo que a ti debía parecerte una norma de urbanidad y le metías mano para arrancar de su letargo el vaivén de su péndulo.
No tengo tu constancia, pero procuro acordarme de mantener en vida todos los relojes de mi casa. Ahora tengo dos, aquel carrillón de cristal y uno que mis padres rescataron del olvido cuando derruyeron la casa de la carretera. No sé a quién perteneció, aunque me gusta imaginar que fue del padre de la abuelabesitos. Estuvo durante décadas dormido en el desván y me costó un poco encontrar quién lo arreglara, pero le cambiaron una pieza y funciona perfectamente. 
Y es tan bonito, con sus números sencillos, su madera agrietada, encogida por la vida, como si la piel le hubiera dado de sí y no hubiera podido recuperar su ser, y el cristal curvado como una pancita de felicidad. 

Cuando me desvelo de madrugada -casi siempre- me imagino que es como una de tantas mañanas en las que me despertaba en tu casa, arropada por la lana del colchón y la camita de princesa que fue de mi tía Ana.
La casa se encontraba sumida en un silencio acompasado por el inefable trotar de todos tus relojes. La abuela dormía. Y tú, sentado en la cocina, habías vuelto ya del kilométrico paseo con Hermi, el viejo  Gran danés, y te tomabas un zumo de naranja, nueces, una tostada. 
Cuando bajo a mi cocina tú no estás. Pero en mi casa se escucha el palpitar del reloj y, a veces, pienso que tu corazón quedó retenido dentro de ese cristal curvo, y me acuesto en el sofá, a sus pies, y entonces sigo durmiendo un poquito, abrigada por el eco monótono de tus latidos.

Un año sin ti, te echo de menos, abuelo. 

8 comentarios:

Susana dijo...

Parece que algunas cosas atesoran el alma de sus dueños. un beso.

Ana, princesa del guisante dijo...

Susana, les siento por todas partes. Un beso

Unknown dijo...

Ánimo cielo, siempre estarán en tu corazón. Bonito post.

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♥‿♥

Ana, princesa del guisante dijo...

Mary María, gracias. Bienvenida. Al castillo

Ana dijo...

Mañana hace dos que me falta el mío.
Y creo que pienso en él casi todos los días.
Y según escribo, se me saltan las lágrimas.

Ana, princesa del guisante dijo...

Ana, mañana se cumplirán 29 años de la muerte de mi otro abuelo. Ni un día sin dejar de añorarle. Pero eso es que les quisimos mucho. Un abrazo

Nuria dijo...

Como te comprendo, Ana. El reloj de cuco de mi abuela suena a su casa, a pan con chocolate, a hogar. Es uno de mis tesoros, y aunque han pasado 20 años, sigo pensando en ella casi a diario.

Una entrada preciosa, sencillamente.

Un beso.

Ana, princesa del guisante dijo...

Enebea, se supone que debemos comprender que es ley de vida que se nos vayan... Pero yo no quiero que el tiempo corra tan deprisa.
Un beso

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