© de la imagen La meva maleta

jueves, 12 de marzo de 2015

El respeto

Se preguntaba mi amiga Rosario ayer, a raíz de mi último post,

"De todos modos yo tengo la sensación de que nuestros abuelos respetaban mucho más a sus mujeres que mucho de los hombres de hoy en día. De hecho nunca ha habido tantos asesinatos de mujeres como ahora. Y de niños ni digamos, eso antes no existía. Que ha pasado para que ahora no se respete a la mujer por muchos de los jóvenes que en teoría tienen más formación y son más modernos y educados en la igualdad."

Bueno, ella es abogado, así que yo iba a cuestionarme si es cierto que ahora hay más casos o es que ahora, gracias a que hemos perdido el miedo a denunciar las agresiones recibidas. Ese sí es uno de los logros del feminismo, desde mi punto de vista.

Pero creo que tiene razón en lo del respeto. En general, a mí parece que la humanidad ha dejado de respetarse a sí misma. 

Explico el porqué de mi generalización. Hemos dejado de percibir el cuerpo humano como templo de nuestra alma, confundiendo respeto por placer. No hago lo que me conviene sino lo que me apetece o me da gusto. Hace no tanto tiempo en la historia, las mujeres se casaban poco después de la menarquia, se tomaban doncellas que quedaban embarazadas en plena adolescencia. Consecuencia de tal atrocidad, muchas niñas morían en el parto. Supongo que esta debió de ser una de las razones por las que la edad en la que un hombre podía desposar a una mujer fue retrasándose. El papel restrictivo de la Iglesia debió contribuir a que se postergara el momento de iniciar las relaciones sexuales, haciendo del tabú del sexo una herramienta útil para evitar la propagación de las enfermedades venéreas que debían campar a sus anchas en tiempo de muy poca agua y jabón. 

¿Y ahora? Pues nada, ahora nuestra sociedad, (y usted y yo también somos esa sociedad), hacemos la vista gorda cuando la televisión, internet, el cine, todo, aboca a la infancia a una sexualización prematura. Chavales de doce, trece, catorce años, como hace tres siglos, iniciándose en el misterioso mundo del sexo sin más información que la de la fisiología, cómo funciona la mecánica sin detenerse en todo cuanto implica en los afectos de las personas. 

Eso, en lo que a sexualidad se refiere. El respeto al ritmo circadiano propio de nuestro organismo se salta con alegría. Comemos ocho o nueve horas después de despertarnos, cenamos antes de ir a dormir, cuando ya hace horas que ha anochecido y luego nos tomamos una pastillita para superar el insomnio. 

Y cuando un ser deja de amar al cuerpo que lo sustenta, a cuidarlo y hacer de él la herramienta con la que vivirá toda su vida, entonces, se quebranta por primera vez el respeto. También dejamos de respetarlo cuando toleramos que desprecien la belleza del cuerpo femenino llamando gordas a las mujeres que tienen curvas, palillos a las que no las tienen y nos sientan horas y horas ante una pantalla a ver como una pandilla de gandules se rascan sus posaderas cual mandriles en la jaula de un zoológico. 

Eso sí, nos encanta adornarnos para hacer gala de nuestro valor en efectivo, como si los lugares que frecuentamos, tener dinero para ir al spa más caro, si llevar tal o cual marca de pantalones, eso, nos convirtiera en seres más respetable, se inventan dietas a base de toda clase de productos raros que la gente antes utilizaba porque no le quedaba otra, para decir que comen más sano, cuando bastaría con comer la mitad y cocinar en casa en lugar de tirar de restaurantes.  

Si no somos capaces de respetarnos a nosotros mismos difícilmente lograremos el respeto de los demás hacia nuestras personas. En fin, había empezado a hablar del respeto de los hombres hacia sus mujeres y me parece que me he ido por las ramas. Pero creo que todo lo que he escrito es cierto. 

https://www.youtube.com/watch?v=6FOUqQt3Kg0

12 comentarios:

aaana dijo...

Querida Princesa
cuando te darán el Nobel del sentido común? Me ha encantado tu entrada!
Mas razón que un santo

Ana, princesa del guisante dijo...

mecachis, gracias aaana, pero no será que las hormonas te hacen ser demasiado benevolente con mi post? Un besazo

Susana dijo...

También antes a las mujeres se les consideraba sexo débil y por eso se las protegía más. Un beso.

Ana, princesa del guisante dijo...

Susana, me parece también interesante tu enfoque, gracias

Juanpe dijo...

Se lo decía el otro día a Ana la j. Prisas por vivir, experimentar cuanto antes mejor. Sólo queda querer experimentar la vejez a los 18. O quizá ya se hace. De ahí podría venir el deseo de rejuvenecer a partir de lo 20. ¿tenderá la evolución a un nacer en plena senectud y empezar con los spas rejuvenecedores a partir de los 8? Y a los 90, silicona y botox para palmar con faldón de bautizo. Tanta prisa tendrá que concluir así, ¿no?

Marta piesdescalzos dijo...

Sí Pesoleta, te has ido por las ramas irremediablemente, y no cabía otra posibilidad! el respeto por uno mismo. Te aplaudo, me oyes?¿?¿ plas, plas
Casi es primavera, yuhuuuu
Bss, de floreciendo como tus almendros!!

Ana, princesa del guisante dijo...

Juanpe, tú y la J estáis en lo cierto. Niños sexualizado y sesentonas luciendo muslos a tutiplén. Estamos locos.

Ana, princesa del guisante dijo...

Marta, podrías venirte a dar un paseo por aquí, tu ojo de lobo de mar le sacaría jugo al paisaje de primavera. Un petó

tomae dijo...

¿Antes? ¿ahora?

Antes le llamaban crimen pasional y podían montar una novela, ahora le llaman violencia de género y son tantos años y pulsera de alejamiento...

Antes piropeabas a una mujer y te lo agradecían, ahora lo haces e igual te llevas un guantazo por machista...

Antes con el "la maté porque era mía" podías escribir una poesía, ahora decirlo en voz alta sería delito.

Nada justifica levantar la mano a una mujer ni torturar con pamplinas a un hombre. El otro día cedí el asiento a una chica en el autobús, y me miró raro.

Los viejos rockeros nunca mueren PrincesaDel, y espero que los románticos tampoco lo hagan.


PD. Te dejo que tengo que hacer los baños, Las Bellas duermen ;)

Besos ¿? :)

Ana, princesa del guisante dijo...

Loquillo escribiò la letra de La matarè. Era una salvajada pero se entendía como ese amor al límite. No se volverá a escuchar jamás en una emisora.Carmen es una de esas historias de pasión enferma y lleva ciento cuarenta años representándose.

No, no cambia el mal. Pero no debemos dejar de respetarnos y respetar al prójimo.
Aquí la única que está levantada soy yo. Me tocará plancha y lavadoras. Ellos deberes y recoger la ropa planchada. Hay trabajo para todos, ya ves.

Sara M. dijo...

Al margen de la violencia, me ha encantado tu entrada, muy buena reflexión.

Ana, princesa del guisante dijo...

Sara, se me pasó tu comentario! Gracias por venir

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