Ayer fui a una mercería y le hablé de ti a una desconocida. Le expliqué cuánto te gustaba coser. Tú, que te tenías por poca cosa, después de todo el día trabajando fuera de casa, te sentabas frente a la máquina de coser y te hacías una falda, o punto, o ganchillo, o petit point. Lo que fuera. Junto a tu sillón de orejas de piel marrón, siempre un cenicerito con hilos y algún botón, las tijeras. La bolsita de alfileres prendida en la pechera de la bata.
Eso es todo lo que me queda de ti: algunos metros de algodón para sábanas, algunas puntillas viejas a las que ya no se me ocurre cómo devolverles la vida, alguna joya de escaso valor, excepto el que yo quiera darle para sentirme confortada, y la bolsita gastada de tela de felpa en la que tú guardabas los alfileres.
Nada de lo que poseo me recuerda más a ti que mi propia manera de ser, mi afición por la costura, mi forma de tragar con lo que me disgusta por no molestar, el cinismo fino y la capacidad de reírme de lo más trágico para no morir de pena, la sensación de que que nos han robado el tiempo ante nuestras narices. Me hubiera gustado que en el reparto de las cosas que tú atesorabas con ilusión me hubiera sido concedido algo de auténtico valor, pero tú no lo hiciste en su momento, y aunque en tu último año pedías con insistencia que arregláramos las cosas, tendré que consolarme con la imagen que me devuelva el espejo, en ver que mis manos trabajan como las tuyas.
Si me vieras a estas horas, _las ocho de la "madrugada" del primer día del año_ sentada escribiendo, te echarías las manos a la cabeza, ¡con lo que te gustaba a ti dormir! En eso no nos parecemos. Me tomabas de las manos, cuando te explicaba la hora habitual de levantarme, y me mirabas con compasión, como si fuera la peor de las maldiciones. Pero ya no estás. Hoy habrías cumplido años. No te preocupes, no voy a decir cuántos. No puedo explicar cuánto te echo de menos.
16 comentarios:
Has "madrugado", pesoleta. Hemos madrugado; yo también... Madrugar tiene estas cosas. El silencio se hace palabra y se escribe bien... y los recuerdos fluyen mejor. No sé si es bueno o no tan bueno empezar el año con nostalgia... pero es tu forma. Añorar mucho es la consecuencia de haber querido mucho.
Un beso cálido desde Tarraco, Princesa.
Muy tierno.
Besos y feliz año.
Creo que siempre la echaras de menos. Aunque cada vez dolerá menos.
Abrazos y que el año que empieza sea estupendo para todos
Ufff, qué emotivo, muy bonito, quédate con esos recuerdos y adelante!
Feliz Año 2014!!!
En una casa con niños pequeños madrugar es sinónimo de silencio. Sí la añoro, sí. Un beso, Sunsi, ya ha pasado el primer cumpleaños sin ella.
Gracias Ses, feliz año, a sorbitos, que pasa volando.
No duele, porque nos hizo felices y hubiera empezado a sufrir, pero el agujero que dejó es grande. El año será. Estupendo tendremos que hacerlo nosotros. Funciona así
Feliz año, gracias por estrenarlo conmigo.
Ya sabes que te comprendo perfectamente...y que te mando mi apoyo en la medida que eso te ayude como es mi intención.
Cariñosamente
Asun
¡Yo ya no madrugo, ni me acuesto!
A las 7:15 estaba yo ya organizando mi mente ayer...
Tampoco en eso me parezco a ella, a mi "ella" particular.
Me encanta leer cómo te sientes tan identificada en tantas cosas con ella. Para qué querrías que te hubiera dejado algo de "más valor"?
Es el mejor regalo que pudo hacerte.
Besitos y feliz LechónAñoNuevo.
Gracias por la compañía. Y acuéstate, aparca los guisantes de tu colchón y haz de tu cama un lugar de reflexión.
un abrazo
Un homenaje precioso a alguien que casi sin darse cuenta te enseñó tanto. Sin duda estaría muy orgullosa de ti.
Un beso y feliz 2014.
Vir
Las cosas de valor son muchas. A nadie le gusta que le den las migajas, verdad?
Qué poquito te queda. De momento lechón ya no va a ser de los pequeños de su clase, siempre me ha parecido una ventaja.
besos
Ella siempre me decía lo que mi estima necesitaba, nadie me querrá nunca como ella lo hizo. Feliz año
Ana, tu no eres una Princesa, !tu eres una Reina!. Que bien escribes. Con una aguja y un dedal, que simple ¿verdad?, coses palabras que hacen que más de uno nos sintamos identificados.
Hoy toca dos reverencias, y me quedo corto.
Muchas felicidades.
Gracias por esas reverencias, pero soy mucho más sencilla que eso, con que me traigas una almohada cómoda para poder dormir un poco más, me basta.
Un abrazo, caballero.
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