© de la imagen La meva maleta

miércoles, 9 de febrero de 2022

Querida princesa,

Esta mañana he enlazado un artículo de este blog en Twitter, quería explicar un recuerdo. Me he dado cuenta de que mi memoria de los años de la infancia de nuestros hijos están escritos aquí, a modo de bitácora. Me ha sido muy útil encontrarnos, leernos, reconocernos. A ti y a mí. Mi alter ego y yo. Tú, hecha delicadeza, ingenio, creatividad. Yo, mucho menos refinada, agazapada tras tus palabras, cual guisante bajo un montón de colchones, insegura e introvertida. Nuestra fuente principal de inspiración, nuestros hijos, crecieron lo suficiente como para que no les gustara que invadiésemos su intimidad. Ya no nos sentíamos cómodas. Por eso nos fuimos. No queríamos ser leídas por ciertas personas, volvimos al caparazón. Te maté, princesa.

Hoy me he dado cuenta de que es tremendamente injusto porque en realidad te debo mucho. Te debo nada menos que mi memoria, haber conocido a personas muy especiales y haber reencontrado a otras. Te preguntarás qué fue de ellas. Algunas de las asiduas se me escaparon como arena entre los dedos. Ya sabes, la vida. Otras me decepcionaron. Otras siguen ahí, siendo mi mayor sostén cuando hemos naufragado. Son imprescindibles y te las debo a ti.

Querrás saber qué ha sido de nosotras. Cuando escribí por última vez acabábamos de cumplir 42 años y descubrimos que habíamos dejado de ser jóvenes, así que colgamos los patines que acabábamos de comprar con tanta ilusión y nos pusimos un poco serias. El intento de dedicarnos a la nutrición no salió tan bien como esperábamos. En el fondo, la dietética nos gusta pero nos aburre mucho. Fueron los tiempos del Facebook. Querer agradar, esperar el agua de mayo de los Likes, ser fuente de inspiración es agotador. Poner tu confianza en manos de alguien y sentir la traición. Encontrar amigos y perderlos. Y eso también nos cansó, nos agotó.

Pero nunca se nos ha dado bien quedarnos quietas, así que seguimos haciendo cositas, jugando a las mamás, siendo las amantes esposas de nuestro hombre bueno, escribiendo, cosiendo, y liándonos a la más mínima, como con la tienda online de broches que también fracasó ¡Dichosa hiperactividad! Mucho trabajo y éxito, a ratitos, más bien poco.

Ahora somos huérfanas de abuelos y también de padre, que se fue tras dos años de lucha contra el maldito cangrejo. Cuando se muere tu padre ya no eres la misma persona. Tu mano busca agarrarse a la de alguien cuando viene una ola grande y ya no hay nada allí. Vienen los problemas feos, preparar un funeral, decir las palabras que curan cuando tú estás sujetándote las paredes del corazón con tiritas de papel, notarios y cosas de mayores que, como el cáncer, hasta este momento siempre les pasaban a los demás. 

Uf, y la pandemia. Eso no te lo voy contar porque no quiero que me robe ni un segundo más de paz. Si te interesa lee los periódicos. 

No obstante, debes saber que lo esencial sigue intacto. Nuestra familia, Señor Madurito y los chicos, que ya no son niños. Madurito y yo hemos cumplido 31 años juntos, con un amor limpio y sólido y hemos creado una familia que trata de ser hogar para quienes nos rodean. El mayor ha aprobado tres semestres de su ingeniería y el pequeño acabará este la ESO con una señora matrícula de honor ganada a pulso con su trabajo. Estamos muy orgullosas porque todo lo que pasó aquí cuando no eran más que unos niños que me daban un montón de trabajo sirvió de algo. Ellos me han devuelto con creces todo lo que les di entonces. Son buenas personas, se quieren infinito, nos respetan y vemos en ellos un futuro prometedor. 

No puedo prometerte un regreso al cien por cien, pero me doy cuenta que algún día querré saber cómo me sentía cuando tenía 48 años, mis hijos seguían en casa y yo tenía proyectos e ilusiones que nunca acaban de llegar. 

Este es un tiempo de crisis, como cuando empecé el blog en 2009. Llegué para deshacer nudos, como los que ahora me ahogan un poquito. Espero poder deshacerlos escribiéndolos, contigo. Hola, Princesa del Guisante. 



4 comentarios:

tomae dijo...

¡caramba! y no miro (leo) a nadie ,,, :)

Ana, princesa del guisante dijo...

Habría que pedir un modo de poner Likes a los comentarios. Poco que decir ante un ¡Caramba! Saludos

Naranjito dijo...

Pardiez Alteza que este viejo Montero de Espinosa esta presto a recibir de vos cuantos escritos crea conveniente enviarnos. Aquí, delante de la puerta de sus regios aposentos, me encontrareis cuando vuestra merced lo demande. Dele en mi nombre recuerdos y afectos a su santo varón, el ilustre D. Madurito, y dígale que en mí tiene un fiel compadre. Brindo por vos, Alteza, con un buen vino peleón, por largas jornadas leyendo sus misivas.
(Como eres nutricionista borra lo del vino peleón)
Una reverencia como antaño.

Ana, princesa del guisante dijo...

A ver Naranjito. Si hay que beber, se bebe, no sea dicho. De peleón nada, en el castillo se frecuenta el verdejo (Protos es bien recibido) y sacamos algo de picar para que no se nos suba. Muy feliz de recibirte, fiel hidalgo.

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