Ayer tuviste uno de aquellos días parlanchines. Las palabras se te amontonaban en los labios para contarme cosas que yo escuchaba con interés. Hablaste de decisiones, de las de tus compañeros de clase, te hablé de la libertad, de lo importante que es ser libre: cada uno escoge lo que quiere y asume luego las consecuencias de su decisión, en eso consiste, eso es lo que nos hace ser humanos.
Nada tiene mayor valor que nuestra libertad, te explicaba. Tanto, que cuando alguien hace lo peor, lo peor de lo peor, el castigo máximo -en nuestro país y en muchos otros países del mundo- es quitarle esta libertad. Es por tanto, lo más valioso que poseemos.
Cada vez que suelto un poquito tu cuerda me recuerdo a mí misma que yo no puedo hacer más que verte volar hacia tu destino, el que sea que tú elijas para ti. Y me maravilla que casi siempre tu elección me parece simplemente perfecta, porque eres libre.
4 comentarios:
Hola. bonitas palabras sobre la libertad que tenemos que dar a nuestros hijos llegado un momento... tienen que volar solos...
Marta, y tan importante como volar solo es asumir las comsecuencias de sus decisiones, la responsabilidad que va tan ligada a la libertad,
Hoy he pactado con la mayor (pre-adolescente de 11 para 12 años) el tiempo de ducha -le tocaba pelo- Dos opciones.
a)15 minutos
b)20 minutos (decía ella)
Hemos negociado la opción a) con música en la ducha.
El incumplimiento de cada opción libremente consensuada, puede ser apagar el calentador de agua; para que se aclare con mayor libertad de movimientos.
Me gustaría conocer tu (vuestro) parecer.
Visca el castell liure!! ;)
La función de los padres, Tomae, es enseñar dónde se encuentran los límites, y la suya, comprobar que esos límites existen en realidad. Un pulso largo, duro y productivo. Ay, ay, que paciencia.
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