Hay que ver cómo la gente de Pixar sabe sacarle la punta a esto de la psicología. ¿No? ¿Les parece una coincidencia que hayan elegido en el papel de madre a Elastigirl?
Ya no lo digo únicamente por su habilidad para convertirse en paracaídas cuando sus hijos corren peligro,
para protegerles y arroparles,
No, no es eso.
Cualquiera de vosotras, que tenéis hijos, tenéis un par de ojos en el cogote, un pabellón auricular extraplástico que se estira por las noches. Sois capaces de cargar con un rorro a horcajadas sobre vuestra cadera, tres bolsas de la compra en la mano y buscar las llaves en el bolso con la otra. Si tenéis más de un hijo, bueno, entonces los pies cobran una capacidad de manipulación que parecen manos, se lo aseguro.
Y voy más allá
Cualquier madre de las aquí presentes puede confirmar cuántas veces ha tenido que morder su lengua, que hacer malabarismos con horarios y con sobras de nevera, que ingeniar fantásticos vericuetos para hacer que se cumpliera una promesa hecha firmemente, o simplemente, cambiar un poco la literatura de esa promesa que no se pudo cumplir para no echar a perder su honorabilidad.
Esa flexibilidad debe ser aplicada necesariamente a la toma de decisiones. Para que las leyes que rigen el matriarcado o, por extensión, cualquier familia en el que uno de sus miembros asuma el rol materno, deben ser por fuerza flexibles, reversibles, tener un amplio margen de error, que nos permita recular cada vez que se produzca un cambio.
Porque la realidad, es que la vida de nuestros hijos cambia constantemente. Sus necesidades intelectuales, afectivas, de educación, físicas, sensoriales, de comunicación, de movimiento, de percepción, cambian a gran velocidad a lo largo de sus vidas. No sólo eso. Cuando tienes más de un hijo, sus cambios no se producen al unísono.
Y para mayor alegría, no hay una ley válida, única, indiscutible. No nos sirve la experiencia de nuestros padres ni la de nuestros abuelos, no hay libros que te digan cómo, hacia dónde se dirige la persona libre, independiente y única que es tu hijo.
Así que lo único que nos queda es ser flexibles y moldeables. Y cuanto mejor sepamos amoldar nuestro cuerpo a la forma que tome el suyo, más sabremos amarles.
No, no es eso.
Cualquiera de vosotras, que tenéis hijos, tenéis un par de ojos en el cogote, un pabellón auricular extraplástico que se estira por las noches. Sois capaces de cargar con un rorro a horcajadas sobre vuestra cadera, tres bolsas de la compra en la mano y buscar las llaves en el bolso con la otra. Si tenéis más de un hijo, bueno, entonces los pies cobran una capacidad de manipulación que parecen manos, se lo aseguro.
Y voy más allá
Cualquier madre de las aquí presentes puede confirmar cuántas veces ha tenido que morder su lengua, que hacer malabarismos con horarios y con sobras de nevera, que ingeniar fantásticos vericuetos para hacer que se cumpliera una promesa hecha firmemente, o simplemente, cambiar un poco la literatura de esa promesa que no se pudo cumplir para no echar a perder su honorabilidad.
Esa flexibilidad debe ser aplicada necesariamente a la toma de decisiones. Para que las leyes que rigen el matriarcado o, por extensión, cualquier familia en el que uno de sus miembros asuma el rol materno, deben ser por fuerza flexibles, reversibles, tener un amplio margen de error, que nos permita recular cada vez que se produzca un cambio.
Porque la realidad, es que la vida de nuestros hijos cambia constantemente. Sus necesidades intelectuales, afectivas, de educación, físicas, sensoriales, de comunicación, de movimiento, de percepción, cambian a gran velocidad a lo largo de sus vidas. No sólo eso. Cuando tienes más de un hijo, sus cambios no se producen al unísono.
Y para mayor alegría, no hay una ley válida, única, indiscutible. No nos sirve la experiencia de nuestros padres ni la de nuestros abuelos, no hay libros que te digan cómo, hacia dónde se dirige la persona libre, independiente y única que es tu hijo.
Así que lo único que nos queda es ser flexibles y moldeables. Y cuanto mejor sepamos amoldar nuestro cuerpo a la forma que tome el suyo, más sabremos amarles.
20 comentarios:
Inevitablemente...no hay manera de acularse en esto de la crianza, en cuanto crees que le tienes cogido el tranquillo, zas, nueva zona desconocida.
Querida, me encanta pixar y me parecen unos fantasticos psicólogos...
Por supuesto, es un retrato ideal de lo que supone ser madre. Qué diferentes (e importantes ambos, claro) los roles de padre y madre no crees?
Feliz domingo
Es una buena imagen lo del paracaídas. Lástima que a veces no funcione. Un beso.
Cuando te sabes tods las respuests van y te cambian las preguntas, ay.
Lo que está claro es que, o te amoldas, o te rompes? Feliz fin del finde
No, ser madres flexibles no equivale a ser infalibles, desgraciadamente
Que Dios me conserve la flexibilidad y si puede ser que me la aumente!!
Bss blandiblú!
Mi hijo cuando vimos la peli me preguntó si yo no podía hacer lo mismo q la mamá de la peli ... la verdad es q en muchas situaciones me gustaría tanto tener ese súperpoder!! ... llegar a tiempo cuando se van a estampar contra el suelo cuando son pequeños...y contra desengaños y problemas cuando son grandes...
Buena semana!
Pues eso, digo como Marta... que Dios me conserve la flexibilidad y si puede que la aumente. Y además le ruego que le otorgue una poquita a mi complementario. Amén!
Un beso, hoy fresquito, del sur
Elastimarta! Meencanta
Sí, ese fatídico momento en el que ves cómo se están cayendo y tú vasa. Cámara lenta... Terrible. Feliz lunes
Amén al cuadrado. Besos fresqueres
Sinceramente el post me ha gustado mucho peeeroooo, de veras que te considero una persona muy completa con grandes cualidades pero ¿flexible? hmmmmm...espero que no te ofendas por favor, es solo una impresión a partir de comentarios muy breves cuando te explayas eres completamente diferente...
Un besote
No, no lo soy, pero he tenido que tragarme tantos priincipios inquebrantables que he aprendido. De eso se trata, de mejorar.
Gracias, Asun
Y de repente llegan a la adolescencia y cuando parecía imposible, ¡hala! se complica todo, un poquito más!
Ahí ando yo, haciendo horas extras en flexibilidad y moldeaje maternal, si no me he roto todavía, será que algo hacemos bien ;-)
¡Oooolé! ¡vaya descripción! Flexible eres hasta que terminas desparramado, que coincide con cuando se van por primera vez. En cuanto inicias la contracción postrera, vuelven a aparecer y comienza la licuefacción. Y la que no vuelve, pare. Se inicia el desdoblamiento... continuará (estamos en ese momento)
ánimo Maleta, es que me ha dado una ternura lo de cuando parecía imposible.... que con permiso de Pesoleta, te envío un besazo y te presto mi apoyo.
Marta, es que la adolescencia, es muy bestia a veces!
O sea, que se agradecen a partes iguales, besazos y apoyos :-)
Un beso gordo!!!
Ay, queridas, aquí me hallo en el final de la luna de miel de mis cachorros. Voy preparando tila a granel para cuando me llegue el momento, dicen que es perfecta para dar elasticidad a las juntas del alma.
uff, juanpe, leído así, tiene que doler...
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