© de la imagen La meva maleta

domingo, 5 de febrero de 2012

Nunca sé qué me encontraré en la siguiente puerta.

Entro en tu realidad alternativa como Alicia en el país de las Maravillas. Me hago pequeña o grande sin yo quererlo, te hablo y tú no escuchas, si escuchas no comprendes, porque ya no cabes bajo mi piel. Justificas todo con verdades parciales y con medias mentiras, y si hablases de verdad, ya no te creería porque una vez bebí de la botella que me decía "Bebe" y salí escaldada. 

Lo único que sé con seguridad es que cuando me encuentre contigo otra vez o cuando suene el teléfono, yo tardaré un rato en darme cuenta que, al final, sigo sin haber comprendido nada de lo sucedido respecto a nada...



¿Tan difícil fue comprender que te estábamos invitando sin condiciones?

Si realmente no comprendiste la invitación, ¿por qué no preguntaste qué significaba aquello? ¿En serio nos tienes por tan cínicos como para pasarte por las narices que hemos quedado para comer sin invitarte?

¿De verdad te hemos llamado cinco veces antes de mediodía y has devuelto la llamada al caer la tarde?

Eso sólo significa algo: No nos conoces, y no quieres conocernos.

Lo que no tengo tan claro es si nuestros caminos seguirán corriendo paralelos o si se distanciarán más, porque dudo que, tal como están las cosas, puedan volver a ser el mismo. Porque cuando tratas de hacer que parezca todo normal, es porque, obviamente, nada lo es.



19 comentarios:

ana dijo...

... ainssss... no te mates Princesa. Un besín. Quizá tenga poco remedio...

Susana dijo...

Cuando alguien no quiere entender sobran las explicaciones. Un beso.

Mariapi dijo...

Quien no quiere querer, siempre encuentra el modo de ser víctima. Besos, no te preocupes demasiado.

Ana, princesa del guisante dijo...

No, no me mato, porque realmente no tiene remedio. Lo que pasa es que si miras, marea.

Ana, princesa del guisante dijo...

... y además no sabe que no quiere entender. Difícil. Besos

Ana, princesa del guisante dijo...

Sí, siempre es más fácil culpar a los demás... preocuparse es en balde, pero es inevitable sufrirlo. Besos

MadreYMas dijo...

Ufff, con lo fácil que resulta quererte, aún sin conocerte mucho...
No lo entiendo, de verdad que no.

Unknown dijo...

Creo que no hay mucho que entender... simplemente que el que quiera entender, que entienda... y el que no... pan y cebolla!!
Hala, con Dios!!!

Tengo un personajillo en mi familia que me hace lo mismo... grrrr.

Bicos pesoleta... coincido con MadreYMas... resulta fácil quererte... no lo entiendo...

Ana, princesa del guisante dijo...

No es cuestión de que no me quiera, sino que no sabe querer, ese es otro problema. ¿Lo he explicado bien?

Carme Sala dijo...

Creo que no se puede querer a quién no permite ser querido. Lo importante es quedar en paz con uno mismo, a partir de aquí, quizás sea justo si vale la pena hacer tanto esfuerzo.

Ánimos :-)

Ana, princesa del guisante dijo...

Chicas, gracias por el cariño. De todas formas, deciros que tengo defectos. Muchos, muchísimos, más, todavía. :-)

Carme Sala dijo...

me he comido palabras:..."quizás sea justo PLANTEARSE, si vale la pena hacer tanto esfuerzo"...

ana dijo...

Uyyuuyy... sí, como dice la Pesoleta en uno de sus comentarios, es cierto, tiene muuuuchos defectos sí. Lo que ocurre es que no soy capaz de recordarlosssssssss...

No hacía más que sonreir, cantar, escucharrrrrrrrrrrrrr música (¿siguen los mismos gustos, Pesoleta?), y siempre estaba pensando en alguna receta nueva,en cooooosas ricas como unas virutas llenas de crema... mmmmm, y se acordaba siempre de traer las palomitas y las gominolas con la peli del viernes, le encantaba estarrrrrrrrr en casa mientras pensaba en ricos postres y comidas nuevas. Labores nuevas, hilos, y agujas. Una guitarra, sí, esa también empezaba. Sabías que alguien alegre siempre estaba en casa cuando llegaras... ainsss. Sí, efectivamente, Pesoleta... tenías tus defectos, pero la verdad que no los recuerdo. Yo sólo recuerdo el alegre rondar de tu ruido.

(Por cierto, que mi hermana al año siguiente... nos echó de menos pero a base de bien. Y eso que yo creo que le parecíamos una lata... ajjajajaja. ¿Sabes qué dijo? Que lo que más le había costado era llegar a casa los viernes y no encontrarnos. Nada, ni rastro de música, ni de cosas ricas, ni gominolas, ni peli, ni naaaassss...)

:)))))))))))))))))))))))

Ana, princesa del guisante dijo...

Lo de la paz interior suele ser un negocio que hay que ir reestructurando de vez en cuando. Y respecto a lo de comerte palabras, te aseguro que donde esté un buen bistec... Petonets :-)

Ana, princesa del guisante dijo...

Calla, tonti, que me harás llorar. En casa siempre hay música, voy variando mis gustos, pero no renucio a nada (si vieras mi lista actual te caerías de culo). Sigo siendo un coñazo, pero soy buena gente :-) Besos y un brindis por los viejos tiempos.

sunsi dijo...

Ha estado sembrada la "hilandera", Pesoleta. Nada como un punto y aparte o un paréntesis para sonreír. ¿Tocabas la guitarra? ¡¡¡Viejos tiempos!!!

Respecto a lo que has escrito... desde fuera es fácil opinar. Aunque uno sabe que lo mejor es darse la vuelta, ¡tenemos corazón, caray! Qué bien va el blog... Un beso, Princesa.

tomae dijo...

...pero pero pero ¿qué había para comer? :)

Ana, princesa del guisante dijo...

Sí, el blog es la mejor terapia... y respecto a lo de la Hilandera... ¡¡todos tenemos un pasado :-)!!

Ana, princesa del guisante dijo...

Lo importante es quién estaba en esa mesa, querido

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