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martes, 5 de octubre de 2010

Triunfadores, vencidos y luchadores

Observando a los compañeros de mis hijos, a quienes conozco desde la más tierna infancia, me planteo quienes de ellos tienen lo necesario para ser líderes, quienes tendrán que luchar toda su vida para llegar -o no- a sus metas, quienes son unos necios, y quienes serán unos desgraciados porque sus padres no les dejarán ser lo que, en esencia, son.

Marlin y Bufón, tienen ya, de hecho, su propia madera.
Bufón es un superviviente nato. Desde ni me acuerdo cuando, él alcanza su vaso, se sirve agua/leche/cacao, se limpia con una servilleta, recoge. Sabe utilizar todos los aparatos electrónicos de mi casa, de la casa de sus abuelos, y de sus tíos. Está aprendiendo a leer, porque él tiene necesidad de saber qué pone en lo que le interesa. En grupo, él es un niño que juega con alegría, pero que se cansa pronto de ruidos. Entonces, él se aisla y se busca juegos que estimulen su intelecto. Este verano, os contaba que aprendió a nadar en un suspiro, y a montar en bicicleta. Cuando algo le cuesta, lucha hasta conseguirlo.

Marlin, es radicalmente distinto. Es un chico tímido, introvertido, y aparentemente poco luchador. Él espera a que la cuchara le llegue a la boca, a que alguien le recoja las cosas, a que el arte de magia le conduzca a la meta. Y muchas veces es así.

Cuando ve una montaña es capaz de inventar una tesis doctoral para buscarse una excusa y no subirla. Sus amigos son los "parias" de la clase, los que se aislan más, los menos/más inteligentes, los más raros... Como si él quisiera protegerles. Porque ese es el rasgo más hermoso de su forma de ser: su bondad. No busca peleas, y cuando le surgen problemas se indigna por la injusticia de la situación. He dicho que era poco luchador... para lo que él considera que no tiene importancia. Sin embargo, cuando algo le gusta, es capaz de esforzarse por lograrlo. Tal vez no busque el camino más pedregoso; su tesón y su inteligencia trazarán atajos y construirán puentes.

Ayer por la tarde un sinsustancia compañero y amigo de mi hijo, me vino corriendo, y con voz de pito me dijo:

"Eeh, ehh, madre de Marlin, prométele a tu hijo que no lo dejarás ir a la plaza."
Me quedé un minuto analizando la sintaxis de la frase... entendí que me pedía que le prohibiera ir a la plaza. El desustanciado continuó, ante la cara de pasmo de mi hijo: "Es que J, le ha dicho que tendrían una lucha en la plaza esta tarde".

J era el mejor amigo de mi hijo. Bueno decidió ser el mejor amigo de mi hijo, anulándole por completo. Si Marlin jugaba con otros niños, J se enfadaba y dejaba de hablarle. Le prohibía ir al baño cuando él quería, y le tenía absolutamente dominado. Incluso tuve que hablar con la maestra, porque le hacía las fichas de clase. Es verdad, Marlin, se dejaba. Cuando te pisan todo el tiempo, tienes que dejar de ponerte en posición de alfombra...

Marlin, que no es tonto, y tiene voz, le debió decir, hace ya un año, que también quería tener el mando. Y J determinó unilateralmente que, en ese caso, ya no quería ser amigo de mi hijo.
Todo esto lo supe mucho después. El caso es que él se buscó nuevos amigos, y punto pelota.

Ayer me contó lo que había pasado: Marlin se había negado a jugar con J, y el otro le amenazó con "luchar" con él. J, que había sido el ídolo de mi hijo, por fin, cayó de su pedestal, pasó de triunfador a vencido y la lucha de Marlin por acceder al trono, había logrado el objetivo.

25 comentarios:

Mariapi dijo...

Primeras batallas. Tu hijo es un buen guerrero. Contemplar la complejidad de esa primera infancia a mi me produce sentimientos contradictorios: Por un lado, asombro, admiración ante la maravillosa fuerza del ser humano como "solucionador", en lucha por la supervivencia, y por otro lado, una sombra de tristeza al contemplar sus sufrimientos...desde tan prontico.
Quisiera protegerlos de esos dolores, de todos los desamores y decepciones. Pero eso es vivir.

Un besico muy especial, versión madre-hijo.

Hele dijo...

espero, cuando tenga hijos conocerlos así de bien...y poder "analizarlos" sin caer en reduccionismos y simplismos por el mero hecho de que son sólo niños.

Enhorabuena a tu hijo, se ha librado de una buena carga

Ana, princesa del guisante dijo...

*Mariapi: lo más complicado para mí es que no puedo evitarles las asperezas de la vida. Pero luego siempre me recompensa esperarme y ver como ellos por sí mismo consiguen plantarle cara. Me cuesta quedarme como espectadora, pero toca.

Gracias por tu cariño. Un besico

Ana, princesa del guisante dijo...

*Hele: no estoy tan segura de que haya acabado su "guerra". Tan solo ha pasado la batalla. Perder a un amigo nunca es un logro.
Los niños son mucho más complejos de lo que imaginas. Su personalidad se define casi casi desde el útero. Son un milagro.

Carme Sala dijo...

Qué complejas son las relaciones interpersonales, ya desde la más tierna infancia. Es cierto que la personalidad se forja desde el primer momento de la vida, pero las circunstancias ayudan a moldearla.
Tu papel de espectadora, le ayuda a usar todos sus recursos para tirar adelante.
De todo se aprende.

Besitos también a Marlin.

Ana, princesa del guisante dijo...

*Mevamaleta: cuánto cuesta ver como hacen cicatrices.... es cierto que las relaciones humanas no son nada fáciles. Besitos para ti. A Marlin, ¿se los das tú? :-))

Carme Sala dijo...

Por supuesto...uno...así de grande
;-))

Mari dijo...

Estoy dea cuerdo con Hele, ojala el dia que tenga un hijo sea capaz como tu de reaccionar y conocerlo así. Y la guerra no ha acabado, pq siempre habra J que quieran mandar y ser obedecidos.
Besotes
mari

Driver padre dijo...

Es importante plantarle cara a la circunstancias, y para hacerlo bien, nada como hacerlo solo.
Las guerras se ganan a base de vencer en pequeñas batallas.
Y el aprendizaje no hay que verlo como una amenaza, sino como un paso más.
...
Mi hija de 11 está en la fase de descubrir que hay amigas interesadas; las va dejando poco a poco y relacionándose con otras.
A mí como padre me queda que los procesos naturales son poco a poco.
Aunque si recuerdo mi infancia descubro que hubo "puntos de inflexión", con algunas "luchas".
Los niños somos menos diplomáticos que las chicas, por lo que veo con mis hijas.
Ellas dice: "no se si podré ir a tu cumpleaños".
Ellos afirman: "no voy a tu cumpleaños porque eres un mandón", y luego se puede liar.

En ambos casos aprenden a decir no.

Ana, princesa del guisante dijo...

*Mari: Sí, de hecho, cuando J empezó a meterse en la vida de nuestro hijo, nos planteamos cambiarle de colegio, pero entendimos que siempre podría haber un niño así en su clase, así que la lección hay que aprenderla
Un beso


*Driver padre: claro. Poco a poco. Dar dos pedales, caerse, sacudirse el polvo de las rodillas, volver a pedalear. Nadie puede hacerlo por uno mismo. Con 11 su problema es ir o no ir a la fiesta de cumpleaños. Con 41, confiar en que alguien haga bien su trabajo o no.
Los cachorros humanos, como los de los otros animales, utilizan su (larga) infancia para aprender a resolver sus problemas en la edad adulta.
Lo que no sale en los manuales es si las osas, o las leonas, o las jirafas sufren cuando a sus cachorros les muerden las orejas los de la manada vecina.

Un abrazo, D

sunsi dijo...

Pesoleta, Princesa... Para llegar al punto pelota lo ha pasado mal. Y a ti te ha dado más de un pinchazo en el corazón. Hay muuuchos Jotas. Y , aunque diminutos, aplastan y saben dar donde más duele. Y los Marlin, tan pequeños todavía, tienen que empezar ya a lidiar.
Me ha enternecido tu entrada... Y me ha devuelto a la memoria recuerdos en blanco y negro.
Puedes estar orgullosa de Marlin. Mucho. Está aprendiendo a acotar su territorio. Chiquitín...

Un beso especial a la mamá de Marlin y a Marlin.

D dijo...

Los osos y las osas sufren cuando los de la otra manada les muerden las orejas.
Pero el osezno crece y un día se levanta sobre las patas traseras y marca su territorio con un bramido.
Y entonces, los osos y las osas saben que han hecho un trabajo razonable con el osezno.
Y sienten que el ciclo de la vida está formado por infinitas circunferencias; de entre las cuales tú has sido capaz de trazar una.

Y sonríes mirando al osezno probar, equivocarse y correr por la pradera, con cara de pardillo.

Libre y feliz.

Y los círculos se cierran en armonía natural.

Ana, princesa del guisante dijo...

*Sunsi: cuando veo todos los deberes por hacer, todas las heridas que sanar y todas las batallas por lidiar que les quedan a los niños, sufro por ellos. Pero también quedan tazones de chocolate, fiestas de cumpleaños, paseos en bicicleta, el primer beso... y la balanza siempre se decanta hacia este lado. Un beso grandote.

*D: menudo alivio. Me encantan las historias con final feliz. Lameremos sus heridas, y a continuar el camino trazado. ¡gracias!

Cuentista D dijo...

LA OSA CON RETROCESO.

Soy una osa joven.
Aunque tengo "mucho morro", mis ojos son de un verde brillante, y algún día tendré a varios osos de la manada babeando tras mi rastro.

Vivía en el pirineo catalán, en un bosque situado entre lo que los humanos denominan "estados soberanos"; pero qué queréis que os diga, aquí sólo hay grandes árboles, rocas, arroyos y praderillas. No percibimos las fronteras.

Como destaqué en el colegio para osos que tenemos en el pirineo, mis padres me dieron la oportunidad de ir a la universidad.

Y ahí empezaron las complicaciones. Os cuento.

Ser una osa significa básicamente que tienes que mover unos cuatrocientos kilos de cuerpo serrano cada día. Los humanos salen corriendo despavoridos cada vez que me ven. Y a la hora de comer no me conformo con cualquier cosilla. Necesito meterme entre pecho y espalda un cordero a la semana. Mínimo minimorum.

También tengo mis ventajas. Mi pelo es la envidia de la clase. Marrón lustroso. Brillante.
Soy guapa hasta decir basta.

Lo que está claro es que no paso desapercibida.

El día que fui a matricularme había una cola de trescientos estudiantes. Fue aparecer yo, y la cola se esfumó al instante. Milagro, milagrete.

Cuando entro en clase, el profesor pone cara de circunstancias. Observo que se esfuerza más en sus explicaciones, al tiempo que detiene su preocupada mirada en mis poderosas zarpas. Le obligo a currar más.

Pero lo que más me gusta de todo lo que me gusta es comer papel.
Los humanos tienen unos almacenes de alimento que se llaman bibliotecas.

Como hay semanas que no consigo mi ración de corderito, pues me voy a la biblioteca y me zampo lo primero que encuentro. Tapas incluidas.

Este lunes me comí la "Teoría de la Relatividad". El señor Einstein era un tipo adelantado a su época. Más que la teoría en sí misma, me impresionó la capacidad que tuvo para dinamitar los cimientos de la física. Tipo listo.

El martes me comí las obras completas de Chesterton. Me dio tal ataque de risa que me hice pipí allí mismo. ¡Qué numerito armé!

El miércoles me zampé de un sólo mordisco la "Ilíada", obra cumbre de Homero, pero en la versión del italiano Alessandro Baricco, que a parte de estar como un queso, escribe muy limpio el milanés.

Jueves. Hincada de diente a Platón. Estaba un poco duro el fiambre, pero te dejaba un regustillo así como a salchichón divino de los Dioses del Olimpo.

Viernes. Como se acerca el finde, me apetecía comer algo más ligero.
"El diario de Adán y Eva", de Mark Twain. Por fin comprendí el porqué de la complejidad en las relaciones entre humanos y humanas.
Y encima me reí un rato.
...
Soy una osa universitaria. Guapa, inteligente y curiosa.

Meto el hocico allí donde mi curiosidad me lleva.

Mi trayectoria por la universidad tal vez se asemeje a mis paseos por el bosque. Un avanzar y retroceder sin parar.
Hocico en agujero de árbol. Miel que encuentro.
Morrito en la endidura de una roca. Picotazo que me pega una abeja.

Los humanos dicen que me tengo que centrar. Que tengo que elegir la carrera perfecta, para ser la chica ideal.

Me da que se han equivocado conmigo.
Soy una osa con retroceso.
Pienso avanzar y retroceder por el campo del conocimiento, a mi aire.

Al final sé que encontraré por mi misma el camino de hierba que conduce al arroyo fresco. Es el instinto natural de las osas.

Y cuando esté alli, en mi pradera verde, rodeada de altos pinos, azotada por la brisa fresca del pirineo catalán...

Me alzaré sobre mis patas traseras, y soltaré el más potente de los rugidos que una osa con retroceso pueda emitir.

El rugido de mi libertad.

MadreYMas dijo...

Y tu? Como eres tu? Que han sacado de ti, Pesoletina?

Madre mia, lo he pasado fatal leyendo tu entrada... me he angustiado pensando en el pobre Marlin... Menos mal que ellos... son muy listos y saben perfectamente cuando parar...

Besos tardios, que hoy el dia no me ha dejado leerte tempranito, como me gusta a mi.

Marta piesdescalzos dijo...

¡Cuánto cuesta pesoleta no arremangarse, ir al patio del cole y pegarle 4 gritos al J! ¿verdad?... En todas partes se cuecen Jotas y aunque nos duela es un aprendizaje a marchas forzadas para la vida. Tuve uno que sufrió su J particular y le machacó vivo dos cursos, no sé si sufrió más él o yo. Dolores imaginarios de barriga cada lunes, termómetro en la bombilla "tengo fiebre", vómitos provocados... y se superó. Hoy el tal J le llega a la cintura, de altura y corazón. Ánimo Pesoleta!

Ana, princesa del guisante dijo...

*Cuentista D: gracias. Esto es para leer, y releer.

*MadreYMas: yo fui una niña muy solitaria, que se aferraba a la amistad de niñas llamadas D, o G, o H, o M. Y cuando me rompían el corazón con desaires y desplantes, me sentía mucho más solitaria. Y también tenía el tesón suficiente para no dejarme vencer jamás por el desánimo. Mezcla de los dos, como puedes ver. Buenos días ya.

*Marta: Mi joven Marlin tuvo los arrestos para ir a por su compañero J, y preguntarle si era cierto que le había citado para luchar, como le había dicho el sinsustancia de D. J, bajó la cabeza, y le dijo que no... ¡Cobarde!
Estoy muy contenta de ser la mamá de un valiente :-)) Besos

mOnTy @holasomos7 dijo...

Mamá de un valiente me alegro que tengas un chaval tan fuerte... A estas edades a muchos les cuesta lidiar. Los Jotas (tocapelotas) al final son los que más sufren. Petons!

Lisset Vázquez Meizoso dijo...

Cuesta tanto aguantarse las ganas de defender a los pequeños de la manada de los otros y así dejarles crecerse en las dificultades. Una quisiera protegerles de todo, que nunca sufriesen ni llorasen.... pero no podemos. Es así como deben aprender a valerse por sí mismos. Deseo que para cada Jota que haya en esta vida, haya siempre un Marlin que le pare los pies. Besos.

Ana, princesa del guisante dijo...

*Lisset: Marlin me ha dado una lección sobre su valor, y su temple. Compensa el esfuerzo de quedarse quieta... mil veces :-)) Besos

Ana, princesa del guisante dijo...

*Monty: ay, que te he saltado... querida, me ha sorpendido ver lo fuerte que es. Espero que sepa siempre resolver sus dificultades. Y a los Jotas... ¡que les den morcillas! :-) un petonet

Anónimo dijo...

Da penina ver cómo tan pequeños se tienen que enfrentar a esos problemas... y qué orgullo ver cómo los resuelven!
Y como buena mami, le has dejado que lo haga solo, aunque supervisando por si te necesita. ¡Bravo Marlin!

Besos

Ana, princesa del guisante dijo...

*Rhiannon: (y ¡viva la madre que le parió! jajajaj) un beso.

Anónimo dijo...

Buen artículo, pero no me gusta nada tu teoría de que a cierta edad ya "son así", y eso va a ser así de por vida. Crecí creyendo tal cosa, y no sabes cuán equivocada estaba.

Tu hijo tiene que saber que el valor se entrena. La autodisciplina se entrena. Las agallas se entrenan. Las cualidades que tiene Bufón, Marlin las puede aprender. Si le falta algo de empuje o de agallas o de impulso, eso puede aprenderse. No le permitas que crea que "es" así, y así se queda. "Es así" ahora. Pero si necesita empuje, agallas o más fuerza, también puede conseguirlos. Y debería.

Ana, princesa del guisante dijo...

Gracias, anónimo, lo tendré en cuenta. Ya irás viendo que Marlin es de una casta de luchadores, lo conseguirá.

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