© de la imagen La meva maleta

lunes, 30 de abril de 2012

En tus ojos


Se ha detenido el tiempo en tus pupilas grises. Tus manos envuelven paquetes imaginarios mientras tu mente se transporta a la casa de la carretera, que tú identificas como tu casa, aunque hace ya 40 años que no vives en ella. 
Y cuando me miras, me vuelves a decir "Eres tan guapa...". Aunque yo intuyo que me ves como a la niña de perfil perfecto que un día fui. "Tienes que hacerte un retrato de perfil", me decías antes de que mis huesos crecieran y mi mirada se hiciera mayor. No lo hice, nunca habría podido verme con el amor con que tú me miras.

He llorado hoy tu muerte, aunque sigues viva. Pero la persona que tú eras, se ha ido a ese lugar seguro de su infancia, allí donde estuvo protegida por el calor de sus padres. La casa de la carretera, aquella que vio nacer a tus hijos. Aquella en la que dijiste adiós a tus padres, el lugar en que fuiste más feliz. 
Te he llorado, te estoy llorando, porque te echo de menos. Porque aunque Dios te me está arrebatando a poquitos, para que me acostumbre a no tenerte, yo seguiré necesitando del soplo de cariño que hace que me veas la más bonita, necesito poder acurrucarme en tu regazo y darte la mano, y decirte que tú si que eres guapa. 
Ojalá pudieras aguantar con tu mente lúcida un mes más, para que puedas ver el conjunto que me he comprado para la fiesta grande de mi hijo. Porque sé que te gustará. Te prometo que seguiré vistiendo siempre como para agradarte, por si me vieras cuando ya no estés. 


"¡Cómo extraño su sazón, el olor de su cocina, sus pláticas mientras preparaba la comida, sus tortas de Navidad! Yo no sé por qué nunca me han quedado como a ella y tampoco sé por qué derramo tantas lágrimas cuando las preparo, tal vez porque soy igual de sensible a la cebolla que Tita mi tía abuela, quien seguirá viviendo mientras haya alguien que cocine sus recetas." Texto extraído de la novela Como agua para chocolate y fotograma de la película que inspiró.

domingo, 29 de abril de 2012

Ellos se definen...

"Tienda on line para familias con estilo"
Mi amiga Laura ha iniciado un proyecto y me apetece contároslo. Papashop 
Promete tener todo lo que los padres necesitarán para la crianza de sus hijos. Por poneros algunos ejemplos:

una jarra para ayudarnos a lavarles el pelo


un protector para nuestras rodillas mientras les bañamos

vajillas ideales

cosmética, ... aunque yo me quedo con una bañera chulísima para bebés que acabo de ver.


Llego tarde para comprar la "agenda para Prepapás implicados y aplicados", pero espero que vosotros no. Y me ha gustado también ver que los precios están muy bien.

Sabéis que no tengo por costumbre hacer publicidad. De hecho, esta colaboración es gratuita y tiene la finalidad de aplaudir iniciativas originales y, la de Papashop, lo es. 
Felicidades y mis deseos de que os vaya muy bien.

jueves, 26 de abril de 2012

Poetas



Me tocó sentarme a su lado el día del libro, compartíamos el honor de ser autores locales. También compartíamos espíritu de poetas. Yo no sé escribir poesía, pero la escribo, desde siempre. Casi desde que empecé a escribir. No entiendo de métricas ni de rimas, casi, pero aún así, me incluyo en ese enorme cesto de los amantes de las palabras.

¿Tienes algo publicado en poesía?-me dijo. No. Bueno, es que el blog... Los trovadores modernos no se encuentran bajo los balcones (no parece un oficio nada posible, hoy día), hoy viven gastando su dinero para ver sus versos publicados, como él, desconfiando de editoriales, aburridos de volver a intentar ser escuchados. Muchos navegamos por la red como náufragos de la escritura, los blogs son ahora las ventanas a las que nos asomamos para decorar el mundo con nuestra prosa poetizada.

Él era ya mayor, me gustó animarle con mi energía, mostrarle esta puerta abierta, que no sé si se atreverá a traspasar. Porque lo que está claro es que si quieres ser leído tienes que acercarte donde está el lector. Y hoy, muchos, están aquí.

lunes, 23 de abril de 2012

Biblioteca


Hoy he tenido el honor de ser invitada a la inauguración de la escuela de mis hijos, en la que La abuela necesita besitos tiene el Registro número 1. Tenía que decir unas palabras, y elegí estas. Carme Sala me regaló la composición de este póster, que he donado a la biblioteca para adornar sus paredes.


BIBLIOTECA
En este santuario aprenderás
que érase una vez un hada,
un dragón mágico,
un niño que no tenía miedo,
un caballero que tenía un sueño, 
una princesa que tenía un guisante.


Aprenderás cómo se vivía hace mil años, cómo funcionan las máquinas, a construir un globo que suba al cielo. Que las nubes son agua y que provocarán una tormenta si hablan todas a la vez. Podrás viajar en el tiempo y en el espacio, por todo el mundo y el universo, porque aquí no tendrás más límites que los de tu propia imaginación.


Podrás saber qué significan palabras como honestidad, justicia, valor y fidelidad. Que el mal sólo puede vencerse con el bien. Que quererse a uno mismo es necesario para poder querer a los demás y dejarse querer por ellos. Y que los besos lo curan casi todo.


Incluso el espíritu más solitario puede encontrar aquí la compañía y la amistad si se refugia entre las páginas de un libro y se deja mecer por el consuelo de sus palabras.

Es un día bonito para asistir a un nacimiento, hay esperanza si siguen abriéndose bibliotecas. Feliz día del libro.


sábado, 21 de abril de 2012

Pequeñitos (editada)


Llevaba ya unos días con un barrigón enorme, pero entre la juventud gatuna (apenas 6 meses) y que sólo habíamos visto a los gatos de extramuros zampándose su comida, no podíamos imaginar que nuestra gatita Chocolate, ahora llamada Piolina (porque es la primera gata que en lugar de maullar, pía) iba a hacernos familia numerosa.

Ahora Brownie está muerta de celos, no sabe si se puede acercar a su hermana o no (creo que el instinto la mantiene apartada), y la llamamos tía Brownie. 


Bueno, no tenemos muchas esperanzas de que sobrevivan los tres cuatro gatitos de la camada (de hecho, hemos tenido que rescatar a uno de ellos de la caseta de madera), porque la madre inexperta no ha sabido cortarles el cordón umbilical. Todos estamos felices en el castillo, aunque Bufón dice que él piensa seguir llamándola Brownie, porque no es su tía (jajaja)


viernes, 20 de abril de 2012

AVES


Conocía un ejemplar de vosotros, uno de los buenos, pero, a partir de ahora, miraré mejor cuando suba a un tren de esos que vuelan. Os agrupáis al final del vagón a la espera de un par de cuerdas libres sobre las que reposar en compañía. Conocéis perfectamente la dirección de los vientos, las corrientes buenas para llegar a tiempo a casa a alimentar a vuestros polluelos con el único nutriente que en realidad necesitan: teneros con ellos. No es la opción más fácil, pero dais cuánto poseéis por llegar cada tarde a vuestros nidos, construidos con paciencia y esfuerzo; se respira en ellos, sin duda, el calor de hogar.

Por dos días he sido recibida en vuestra bandada, hemos surcado autobuses y avenidas compartiendo leyendas de nuestros viajes. He sido acogida como una más. Claro, al fin y al cabo, también sacrifiqué mi libertad y mi tiempo por estar con los míos. Debo de ser, pues, una de vosotros. Si volamos en V seremos invencibles. Y nuestros hijos aprenderán de nosotros, habrá valido la pena cada madrugón, cada euro invertido, cada mañana de viento y cada amanecer perdido en el camino. Y si acecha la fatiga, siempre habrá un brazo que tire del otro hacia arriba en las mañanas ojerosas del próximo lunes. Gracias por cobijarme bajo vuestras alas.


jueves, 19 de abril de 2012

Ángulos

Me ha sorprendido ver las dos ciudades que mejor conozco desde el ángulo que me ha ofrecido la nueva hora. No imaginaba que las calles tuvieran tantas almas antes de las 7 de la mañana. Barrenderos, camiones de reciclaje, gente con traje, maletas que traqueteaban las aceras cargadas de adioses sonoros y besos apresurados en los labios. Mis propios ojos viendo la luz distinta a la hora distinta. Pisar el asfalto recién duchado, el café con leche tomado a la fuerza fuera del momento.


La foto la he sacado de aquí.

Tren, autobús recién estrenado aún vacío, prisas, buenos días. ¿Lloverá? Sí, aunque hayan dicho que no en la radio. A cambio, la lluvia me ha respetado el tiempo justo de cruzar la calle de regreso a mi casa, que me recibe también a otra hora, con otra luz, incluso con otro olor.

El de mañana será el segundo día de cambio, antes de la vuelta a la rutina. A lo mejor mi mirada se habrá acostumbrado a la nueva gente, que entonces, ya no lo será.





lunes, 16 de abril de 2012

El jersey



Tenemos a Laura tejiendo y destejiendo una mantita para su burbujita (o burbujito, quién sabe)  y yo le prometí una historia familiar relacionada con el tema.

Cuando mi abuela supo que su hija iba a tener su primer nieto -mi hermano- empezó a tejerle un jersey. Digamos que se le debía complicar el asunto. Cinco años después mi madre quedó embarazada de nuevo -de mí- y mi abuela aseguró que lo terminaría para mí. No llegó a tiempo. Lo retomó de forma infructuosa, para mi primo, tres años después,  otra prima mía, que nació diez años después del primer intento de jersey. Fue el último. La broma familiar al tercer o cuarto intento era que tendría que tejer un sweter caqui, para ser lucido en el extinto Servicio Militar (la mili detodalavida). Cuando esperaba a mi hijo mayor, mi abuela se ofreció a tejer el primer jersey de su bisnieto y ante mi escepticismo, le encargó a una amiga habilidosa un jerseycito de perlé. Debió pensar que si quería vérselo puesto tendría que correr.

Mi hijo estrenó perlé. Bueno, el segundo, que nació a los cuatro años del primero.

Ah, a la que se haya imaginado a la abuelita adorable de blancos cabellos tejiendo para su nieto, le tengo que romper la imagen... mi abuela tuvo su primer nieto a mi edad, los 38 años. Y ahora tiene 82, una hija de 62, un nieto de casi 44 y un bisnieto de casi 10. Y un jersey de perlé que guardo como oro en paño. ¿Te ha hecho sonreír mi historia, Laura? Sabes qué te digo... si te vas a alguna tienda de estas de cositas de bebé, por cuatro duros compras una manta tejida, terminada y todo.

domingo, 15 de abril de 2012

De un escaparate...

... a mi casa,



pasando por mi máquina de coser.

La historia es la siguiente.
Paso por delante de un escaparate y veo unos cojines parecidos a los de la foto. Me enamoro. Ni siquiera miro el precio, que intuyo por encima de los 30 euros la unidad. 

Un par de días después paso por delante de una tienda de telas y veo una tela de vestido muy mona (la de la foto). Se me ocurre preguntar el precio. 36 euros/ metro. De 35 cm me salen tres cojines. Compro. Coso. Ni siquiera me he molestado en coser una cremallera, porque cuando los tenga que lavar los desmontaré y ya está.
Precio final de los tres cojines:
35 cm de tela de flores: 13 euros
90 cm de forro a conjunto: 5 euros
Una bolsa y media de floca e hilo (ni siquiera he tenido que comprarlo) 5 euros




Precio de los tres cojines: 23 euros y un par de horas entretenida, en lugar de abrir la cartera y soltar casi cien euracos.
Contra la crisis hay que luchar con imaginación.



NOTA: si alguna de vosotras compró la tela para hacerse un vestido, cuando venga al castillo a tomar café le daré la vuelta a los cojines para que no quede camuflada en el sofá.

jueves, 12 de abril de 2012

Se cumplen las expectativas


Abril se está portando como promete el refranero, con un pequeño chubasco cada día. Lluvias que aportan el agua que la tierra pedía a gritos, que nos refrescan y preparan. 
Después de un mes de marzo que me había dejado extenuada de tanto contar todo lo que tenía que hacer, llega este abril suave y me va dando empujoncitos hacia el verano. Cada vez que llueve brota algo nuevo en el jardín, y en mi agenda, que está llena de borrones y añadidos.
Sigo teniendo mil cosas por hacer y me atasco en todas, pero supongo que el juego es así.
Me sabe mal no tener el blog más actualizado, pero el tiempo no da más de sí. Y, a decir verdad, no puedo entrar sin tener ganas de desvelar la sorpresa que tenemos para... ¡mayo! ¿podréis aguantar?

lunes, 9 de abril de 2012

El limbo de las decisiones que no has tomado

Nunca sabrás qué habría pasado si hubieras ido a esa boda.
No podrás decirle cuánto la querías o preguntarle por qué hizo lo que hizo.
No sabrás cómo ha vivido aquél familiar los veinte años que has estado sin verle.
No servirá de nada pedirle perdón. Ya no.
No puedes saber qué habría pasado de haber llegado a tiempo a ese último tren.
No es posible saber qué habría sido tu vida si hubieras elegido otra carrera.
No sabes qué hubiera sido de ti si no le hubieras conocido o si le hubieras encontrado más tarde.
No sabemos qué seríamos de haber nacido en otra familia, en otro lugar, en otra época, con otro sexo.



¿Habrá un limbo en el que uno pudiera ver, como en una película, qué habría sido, de haber sido?

Por si acaso, hay que seguir tomando decisiones todos los días, aunque algunas veces te equivoques.
Debería haber ido. Y ahora no puedo volver el tiempo atrás y estar en el lugar. Mi no decisión vivirá en el limbo por toda la eternidad. Tendré que aprender a vivir con mi error a cuestas.

viernes, 6 de abril de 2012

Mejor


Los cojines blancos tienen la ventaja de ser muy neutros y quedan bien en todas partes. 
Pero también son sosos, y sucios.

Retalito por aquí, retalito por allá y así, mejor, ¿verdad?





Claro, que tengo que admitir que he encontrado una buena ayuda. Me he comprado una pata de doble arrastre. Las máquinas de coser para hacer patchwork te permiten hacer acolchados, aunque suelen ser muy caras. La que tengo yo es sencilla y tiene unos cuantos años. Pero con la pata de doble arrastre se acolcha fenomenal, aunque no sea tan sofisticada. La he estrenado con este cojín y, como podéis ver, el resultado no está nada mal. 




lunes, 2 de abril de 2012

Tengo un pasado

o bendita sea la infancia.



Eran los años en que un duro era un pequeño capital. Hoy día, un duro, es decir, tres céntimos de la moneda de la foto, no valen nada.

En la cara, la foto de Franco recordaba el pasado, pero nosotras, con los seis años recién cumplidos no sabíamos más que la equivalencia en chucherías: un duro daba para darse un pequeño festín en el puesto más cercano a la escuela en el que se vendían chucherías, un estanco que olía a tabaco de pipa y a regaliz, regentado por una señora joven, que yo identificaba como la mamá de un amigo de mi hermano, pero ese era un chico ya mayor, ¡¡tenía once o doce años!!

En fin, Ester y yo, cinco menos cuarto. Capital social de nuestra pequeña empresa: Un duro. Suyo. Qué hambre de Chicle Cheiw... Ese día la maestra, la hermana Ignacia, nos había enseñado a hacer un calco de la moneda con un lápiz, sabéis, lo que quiero decir.



Presionas un poquito, pintas... ¡caramba, es que te quedaba incluso con relieve! Un poquito de tijera por los bordes, y ¡voilà!


Pues nada, al salir de clase, Ester, yo, el duro de franco y su pequeña falsificación nos presentamos en el estanco, para podernos comprar unas chuches. La estanquera pasó la tarde más divertida de su vida. Salimos de su establecimiento con cinco pesetas de chucherías, ni más ni menos. Y nosotras nos dimos cuenta que el mundo de los mayores no era tan divertido como parecía.

Porque yo pensé en aquel momento que la estanquera había tenido muy poca gracia, que con lo adorables que habíamos sido no le habría costado nada sermonearnos e invitarse a algo. 

No deja de maravillarme ese poder de la infancia que no tiene más límite que su imaginación.


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