Las palomas empiezan a revolotear nerviosas. Una mosca pegajosa se ha colgado de mi hombro, convencida de que es un loro, y yo un pirata. Las golondrinas toman posiciones sobre el tendido eléctrico.
Los hombres, menos intuitivos, permanecemos parloteando alrededor de una piscina. El atardecer nos envuelve en un cielo oscuro. Parece que va a llover, dice el más descolgado de la conversación.
Los primeros aromas de las cenas de los hogares vecinos se cuelan hacia el jardín. La charla sigue amena, las primeras gotas se estampan sobre alguna cabeza. Empieza a chispear, comenta el afectado.
Las cigüeñas vuelven a sus nidos, no entonan su canto nupcial de castañuelas, por una vez. La brisa añorada durante el bochorno del día parece llegar. Pero la nube es demasiado blanca. Volvemos a casa.
Recojo las toallas, entro la jaula de los periquitos, subimos el toldo, acercamos las sillas al porche. Aquellas primeras gotitas se han transformado en tortitas de agua que tamborilean en las hojas del magnolio con un pequeño estruendo.
Rayos y truenos, gotas, y viento. Bajo las persianas, demasiado tarde, porque los cristales ya se han mojado. Los niños buscan el brazo protector de su padre, y se cobijan bajo mi falda. Observamos desde la puerta del porche como la tormenta pelea con nuestros árboles, en lucha desigual. Empiezan a caer algunas piedras de hielo, se las mostramos a nuestros hijos, que no entienden cómo puede pasar...
Olvidamos la lluvia y el vendaval. Cenamos, los niños se abrazan a sus peluches y les contamos que en el cielo las nubes están discutiendo y cuando chocan entre sí, caen lágrimas. No hay que pelear.
Cuando escampa, el olor del agua, y el de la lavanda entran mecidos por la brisa hacia nuestro hogar.
Amanece y busco una chaquetita que echarme a los hombros.
Tormenta de verano
10 comentarios:
Jopetas, Pesoletina, estás de un literato... El verano despierta tu alma de escritora, eh?
Me ha gustado mucho.
Casi casi he podido oler desde aquí a tierra mojada...
Mmmm, qué ganas de vacaciones.
*MadreYMas. Ni te imaginas cuán literata estoy :-)) Besos
Me gustan las tormentas. Lo has contado precioso.
Ayer cenamos en el porche, con la lluvia a los lados...y en el postre, se quedó el olor de tierra mojada...ummmm, qué delicia. Un besico , Ana, gracias por escribirlo.
*Mariapi: a mí me gustan, pero me da un poco de miedo. Entonces rezo la oración de mi madre "Sant Lluc, Sant Marc, Santa Creu, Santa Bàrbara no ens deixeu". Santa Bárbara nos protege de las tormentas... Y te aseguro que en cuanto dije la oración, las piedras empezaron a diluirse en agua.
Besicos
Casi puedo oler el olor a tierra mojada...mi ambientador favorito, que por desgracia todavía no han inventado.
Ese jersei en los hombros (rebequita dicen las abuelas), es tan bienvenido como el primer edredón al final del verano.
Te añado al relato una pincelada de publicista: la cafetera humeante tras los cristales empañados de una cocina. Un ambiente perfecto.
;-)
besitos
Que agradable pensar en un momento fresco provocado por unas nubes que discuten....me encanta....molts petonets plens de pesolets....Muak
Mevamaleta, perdona que me entrometa, el ambientador con aroma a tierra mojada existe, y bastante conseguido. Lo vi la semana pasada, en una tienda que se llama"Azul Tierra"...por si te sirve.
*Mevamaleta: ya ves que Mariapi dice que sí existe... lo que yo no sé si lo pondría, porque cuando hueles algo muy a menudo, dejas de percibir ese olor. La cafetera humeante, y unos amigos tomando ese café a cobijo, hablando de proyectos. Me lo quedo :-))Petons
*Pintoreta: las nubes dan mucho de sí, ¿recuerdas el cortometraje que sale en la película UP, "Parcialmente nublado". Besos de día soleado :-)
*Mariapi: ¿Recuerdas a Nati Abascal en aquel anuncio de Ambipur? "elolooralatierramojada", lo decía como con una patata caliente en la boca jajaja Besicos
Hermoso paralelismo cielo.
Que dulce escribes.
Un beso
*Marina: Gracias... Me temo que el paralelismo lo encontré en el del libro Café dulce, café amargo. Pero no me hagas demasiado caso, eh..
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