© de la imagen La meva maleta

domingo, 15 de agosto de 2010

Vasos medio llenos

La otra tarde fui a convertir en realidad mi tratamiento de bienestar. Será por la buena vibración que me trajo el regalo, pero todo salió bien. A decir verdad, mi optimismo patológico convierte todo en vasos medio llenos, y si algo no salió perfecto, yo no lo noté.

Porque quedé en ir al Centro de estética a las 7, lo cual implicaba la colaboración de Marido, para quedarse con los niños media hora antes. Él tuvo trabajo ese día, así que tuve que pedir a mi suegra que se quedara con ellos. Lejos de angustiarme, me repetí hasta convencerme "Porque yo lo valgo, porque yo lo valgo, porque yo lo valgo". Así que subí sola al coche y disfruté de la compañía de la radio hasta la ciudad. El cielo me regaló una tarde de nubes amenazadoras de tormenta que no llegó a producirse, pero dejó en mis pupilas un precioso cielo teñido de rojos, grises, azules y blancos y una brisa amable que impedía cualquier sensación de bochorno.

Aparqué a la primera, cerca del lugar al que tenía que ir. Y cerca de la librería en la que yo esperaba comprar un libro para mi hijo. Eché una moneda en el parquímetro, y me la devolvió... descubrí que en las tardes de agosto no se paga, ¡bien, mi día de suerte! O no, la librería estaba cerrada por vacaciones. Pero me sobraba aún un buen rato para la hora de la cita, así que di un paseo. Lo más parecido a una librería que encontré fue un hipermercado de esos que no cierra nunca, y me metí a ver si la fortuna volvía a sonreír para mí. Y tal vez lo hizo. Vi una pila de libros con una portada que me resultaba muy familiar, porque muchas aficionadas a las labores lo han colgado en sus blogs. Y yo no había tenido la ocasión de topar con él.

Las oportunidades no deben dejarse pasar cuando llaman a tu puerta, así que lo compré.


El club de los viernes. Por lo poco que he leído ya, trata sobre un grupo de mujeres cuyo punto en común es tejer. Se reúnen en la tienda de la protagonista, que tiene una hija de 13 años... La narrativa no es ninguna cosa del otro mundo, pero tengo esperanza en que la historia me sorprenda.

Con mi nuevo libro en el bolso, y el tiempo apremiando, llegué a mi tratamiento. Me recibió una chica algo mayor que yo, con una amplia sonrisa y me preguntó qué quería que me hiciera. Le dije que me dejaba aconsejar, que mi punto más flojito, igual, la circulación de las piernas. Durante una hora estuvo aliviando el cansancio de mis extremidades inferiores, desde los tobillos a los glúteos. Quedé relajada, y agradecida. A ella, por su buen hacer, y a mi tía, artífice de esa TARDE PARA MÍ.

Mi realidad me recibió en casa, con media cena hecha, y dos niños en pijama y oliendo a jabón. Besé a cada uno de mis hombres y agradecí el cariño con el que me dejaron tiempo libre.

8 comentarios:

tomae dijo...

Feliz aterrizaje PrincesaDel...!!!

Ana, princesa del guisante dijo...

*Tomae: no lo sabes todo... cuando sentí el efecto del masaje le pedí a la chica que me lo hacía que me atara un cordelito en el dedo gordo del pie, para poderme sujetar si salía volando ;-)

Anónimo dijo...

De vez en cuando, tenemos un Día Afortunado... Qué bien que has tenido el tuyo!

Ana, princesa del guisante dijo...

*Rhiannon: todos los días pasan cosas buenas y malas... hay que saber mirar bien :-)

Nuria dijo...

Qué delicia de día, ¿verdad?

Aunque no tengas sesión de masaje cada día, sí puedes lograr que sean mágicos todos...
...o casi todos.

Como tú misma dices: hay que saber mirar bien.

Me alegro de que lo hayas disfrutado tanto.

:-)))

Ana, princesa del guisante dijo...

*Enebea: las madres trabajadoras debieramos tener por ley una tarde al mes, como mínimo, para ser mimadas. Mis días tienen magia, pero a veces hay que saber mirar MUY bien. Un abrazo

Nuria dijo...

Lo sé, lo sé.

Soy madre de dos hijas, mi marido hacía más horas que un reloj (así que poco me podía ayudar en casa), y yo trabajaba en la cadena de una fábrica, estudiaba oposiciones (me levantaba a las cuatro para poder hacerlo) y me ocupaba de todo en mi hogar.
Mis niñas se llevan cinco años, así que me duró la cosa bastante...

Menos mal que todo pasa, y ahora son dos mujercitas.

El año pasado ellas mismas me regalaron un vale similar al tuyo, ja ja ja.

En aquellos años no siempre le encontraba yo la magia, todo hay que decirlo... ja ja ja.

Un abrazo.

Maria Cininha dijo...

A que pena que não sei o seu idioma, mas a tradução que consigo com o google, fico encantada com que você escreve, tanta poesia em coisas tão cotiadianas.
Um abraço

Mariacininha

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