© de la imagen La meva maleta

domingo, 22 de agosto de 2010

Terrores infantiles

Que no cunda el pánico, los niños están bien. Durmiendo a pierna suelta, espero que al menos hasta las 9 (ayer se acostaron tarde)

Los terrores infantiles me pertenecen a mí.

Me crié en una ciudad pequeña, pegada a un pueblo mucho más pequeño aún, en el que vivían mis abuelos. Mi abuela era maestra, y él, agricultor. Complementaban los ingresos familiares con la cría de conejos para venderlos. Y para comerlos.

Mi abuelo, hombre cabal, jamás dejó que me encariñara con ningún animal que pudiera ser mi segundo plato. Aún así nos dejaba ver las pequeñas crías, y acariciar algún conejo blanco de vez en cuando.



A mi abuela le tocaba la parte difícil, la de matar al conejo y despellejarlo. Si nadie ha visto nunca la escena, no voy a relatársela. Mi abuela debía pensar que contemplar aquello formaba parte de la vida misma, y que no me afectaría, pero sí lo hacía. Yo pensaba de ella que era la mujer más bestia y más dura que había en este mundo. Ella no temía a nada.

Una mañana de sábado, la oí gritar !IIIIIIIIIggggggghhhhhhh! Me agarró de un tirón y nos encerró en la cocina.

Había un ratón en la sala de estar. Detrás del televisor. Llamó a mi abuelo, que nos rescató de semejante dragón. ¿Qué clase de bestiaparda podría ser, sinó, esa que atemorizaba a mi abuela?

Desde aquel día yo les tengo pánico a los ratones. Y a las ratas, más.

Ahora vivo en una casa. La parte de atrás está pegada a una zona sin edificar que hasta hace tres o cuatro años era un huerto. Y dos o tres veces he visto ratones, que se cuelan por una fisura que queda entre la pared de mi garaje, y la tapia del edificio contiguo, justo bajo el tendedero de la ropa.

La primera vez, lo vi desde el lavadero, dentro de la casa, llamé por teléfono, chillando, a mi marido, que por la magnitud de los gritos, pensó que a alguno de los niños se le había amputado un miembro. El hombre apareció en casa al cabo de ¡UN MINUTO! Cuando vio lo que era se enfadó, con toda la razón del mundo.

Este viernes por la tarde, estando en la terraza, vi pasar un un bicho asqueroso de esos (y creo que era una rata pequeña, no un ratón) hacia la fisura... Llevo desde entonces, sin salir, ni para tender la ropa. Ya echamos veneno, y Marido me dijo que lo habían comido. Aún así, sólo la imagen de un animal correteando bajo mis pies, me produce pánico.

Ayer por la noche, antes de acostarme, eché un vistazo al jardín, y vi una escena increíble. Una lechuza posada sobre la valla de atrás. Entre el castaño de indias y el Cercis, el árbol del amor.

Espero que diera buena cuenta de esos malditos roedores.

17 comentarios:

CARMEN dijo...

Llevo algunos meses leyendote.

Hay veces que hablas de personas que no conozco pero siento tus palabras muy cercanas. Yo tambien necesito algo más de tiempo para mi y tengo un peque de 5 años que me sorprende cada dia.

Me animo a escribirte en esta entrada porque me mudé hace tres meses a una casita adosada y auqnue no tengo ratones..tengo algo peor.. cucarachas.

Uf! Cómo te comprendo bonita!

Ana, princesa del guisante dijo...

*Carmen: en primer lugar, gracias por pasar por aquí desde hace tanto tiempo, y gracias por tu comentario. Quería decirte que el departamento "cucarachas" lo tengo a raya, aunque hemos tenido algún que otro encuentro. El otro día rocié todos los accesos a la casa con un producto llamado "matón", que deja residuo por un año. Me ha ayudado mucho, he visto algún cadáver retorciendo sus asquerosas patitas negras panza arriba :-) (esto, para los que pensaban que una servidora no tenía su lado más cruel)

Un abrazo, y bienvenida a este castillo.

Carme Sala dijo...

¡Cuánta sabiduría tienen algunos abuelos!

Desde que en casa tenemos a Moritz (un precioso conejo Belier) ni se me pasaría por la cabeza, preparar ningún plato a base de conejo, ni por asomo.

Sobre los miedos; los ratones, me asustan, pero las cucarachas me aterran muchísimo más y desatan a la loca irracional que hay en mi.
Lo juro, la última vez que me topé con una de ellas, fué horroroso, y con mi ataque de pánico, puse cardíaco a Misteral, que quedó impresionado con mi muestra de locura temporal.

Espero, que la lechuza que merodea tú jardin, te libre de ratas y ratones, aunque supongo que todos los castillos, deben tenerlos...más te vale hacer buenas migas con ella...

Besos vacacionales, guapa
y abrazos a los guisantitos,

Carme

Mofletes dijo...

Uffff Ana a mi como al resto de tus visitas lo que me da asco en vez de miedo son las cucarachas, por dios como corren!!!
Me muero como pise una, puaggg.

Sabes que habia esta mañana en mi patio? un cangrejo te lo puedes creer??? de esos alargados que se le ha debido de escapar a alguien de la paellera.
No veas la que he montado para que lo cogieran jajaja , pero es que casi es mi niño el que lo toca y se le llega a enganchar con la pinzas vamos que lo piso y se acabo el cangrejo para siempre.

Besos, Nuria

Lisset Vázquez Meizoso dijo...

Yo tengo el mismo trauma, las cucarachas... no puedo con su imágen, es verdadera fobia, no puedo ni pisarlas. Así que al igual que tú uso uno de esos productos que duran un año para no puedan ni animarse a mudarse a mi casa que en la anterior tuve una plaga y lo digo en serio, sacaron como 100 del techo, arghh que asco. Ahora, el resto de bichos estoy acostumbrada, en nuestro jardín tenemos ratoncitos de campo pequeños y monísimos :), conejos, gatos, mil tipos de pajaritos distintos, lagartos de distintas variedades, escarabajos.. que aunque parecen cucarachas resulta que no me dan miedo, en fin, la mente es complicada :) Espero que todo vaya bien y tus vecinos los ratones se muden pronto al barrio bocaarriba :)

Ana, princesa del guisante dijo...

*Mevamaleta: dichosa la cobertura que te ve :-)
Mi castillo debe de ser muy acogedor: palomas, cigüeñas, buhos, gorriones, jilgueros, ratitas, ratones, gatos (que vienen a defecar en mis macetas, pero por lo visto no ven a los ratones...), lagartijas de 15 especies diferentes. En fin.
No te preocupes, no nos comeremos a Moritz.
Besos a treintaytantos grados. buf

*Nuria-mofletes ¿¿¿un cangrejo en el balcón?? parece el título de una novela gore jajaja

*Lisset: a mí los escarabajos no me dan miedo, me dan asco. Los saltamontes me dan algo más de miedo, saltan demasiado...
Lo peor, los ratones aaiiiiiiiiigh

Walewska dijo...

Me pasa como a ti... tengo terror a las ratas y ratones. Mi miedo es bastante antiguo, desde que un ratoncito enano se coló en el salón de casa de mis padres cuando era pequeña, pero se vio acrecentado cuando siendo ya mayor y vivía en mi primera casa sola tuve una rata a menos de un metro. Resulta que la casa de al lado estaba medio en ruinas, era una cochambre y había ratas, que se colaron en mi balcón. Yo dormía con la puerta abierta, así que cuando la vi, no sabía si habría alguna dentro de mi casa o no. Me costó dios y ayuda conseguir bajar de la cama donde me había encaramado... eran las 3 de la mañana y me fui en pijama a casa de mis padres que ni siquiera estaban. No conseguí encontrar valor para entrar a mi casa hasta que vinieron del ayuntamiento del servicio de desratización y me aseguraron que ahí no había nada. Y aun así, me cagué de miedo noches y noches y noches. Valiente que es una. Así que ¡¡¡no sabes cómo te entiendo!!!

tomae dijo...

Princesa...Del,

...a mi lo que me da mas rabia, es que si un extraterrestre de esos viene de un planeta de esos y se interesa por un terrícola...por simple estadística, un terrícola será in invertebrado de esos o una pobre hormiga, una asquerosa cucaracha o un maldito mosquito bastardo...

De ratas y ratones, el único que se salva es el Ratoncito Pérez...(vale también Mickey y Minie)

Ana, princesa del guisante dijo...

*walewska: a mí me pasa lo que a ti, y me tenen que dar una tortilla de trankimazin... Pobreta.

*Tomae: sí, como los extraterrestres de Lilo y Stitch, que decían que los humanos eramos el reservorio de sangre de los dueños del planeta, los mosquitos.
A mí no me gusta casi ni el ratón del ordenador, así que no vamos bien...

La Pintoreta © dijo...

Hoy he sentido esos escalofrios que traspasan la piel y llegan al alma, cuando he leido tu comentario, sólo puedo decirte muchas gracias Ana por ser así....petonets plens de sucre....Muak

Ana, princesa del guisante dijo...

*Pintoreta: a mí me producen envidia tus manos... traducir la dulzura en algo precioso, ya quisiera yo. Besos para ti sin ratoncitos

sunsi dijo...

Ana...Tenemos el mismo problema. Puedo gritar, saltar y colgarme en una lámpara... lo que sea. Y la causa también viene de un terreno sin construir al lado de casa. Las he visto, de todos los tamaños... No puedo con estos bichos. También yo me quedé encerrada sin atreverme a abrir la puerta por lo mismo. Buenooo ...y las cucarachas... No sigo que igual hoy sueño con ambas especies y ya hay suficiente con el calor...

Un beso empático, pesoleta

Ana, princesa del guisante dijo...

*Sunsi: iiiiiiiiiighh, ¿te presto a mi lechuza?Aunque Marido dice que el mejor raticida es el clásico: un gato. Ah, y también los erizos. Si tienes un erizo las ratas huyen, los odian porque se comen a sus crías. (ya ves que soy una especialista)
Muas empatados :-)

Nuria dijo...

Yo veraneaba en el pueblo donde ahora vivo, y la primera vez que vi matar un conejo me pilló un trauma infantil. Fijo que sí.

En mi casa tengo gatos. Un día, al tirar la basura (me dejé la puerta de la casa abierta) vi como una rata enorme se colaba dentro de MI casa. Un poco más y se me para el corazón. Seguí andando hacia mi puerta con un susto que no veas, pensando en llamar a gritos a mi marido, peeeero... resulta que el olor a gato (que yo no soy capaz de percibir) auyentó a la rata, que salió disparada antes de que yo llegara al sitio.

Y la vi correr, calle abajo, mientras casi me pongo a llorar del alivio...

Osú, qué mal rato, ja ja ja.

Ana, princesa del guisante dijo...

*Enebea: yo he llegado a adorar a todos los animales que odian a las ratas. Los erizos y las ratas son incompatibles, porque los primeros se comen a las crías de las asquerosas... y por eso los rehúyen. Habrá que tomar nota :-))

Yuzita dijo...

Jajajaja, tener miedo de un ratón... Jajajajajaja. Por cierto, a mi me habría gustado ver de pequeña cómo se sacrifican animales. Me da la impresión de que hemos estado metidos en algodones sin ver la realidad. Tú has tenido la suerte de verlo, da gracias.

Ana, princesa del guisante dijo...

Con todos mis respetos, creo que prefiero que mis hijos sigan sin ver ciertas cosas. Recuerdo lo mal que me sentí cuando tenía unos diez años, con dos escenas de televisión: el suicidio de un hombre en directo con un revólver dentro de su boca y la muerte de Omaira, más bien, su agonía, tras la erupción de un volcán que la dejó medio sepultada con todos sus seres queridos a sus pies. Puesta a desear, ojalá pudieran ver un parto, nacer una vida es lo mejor del mundo. Bienvenida al castillo, Yuzita.

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