© de la imagen La meva maleta

sábado, 31 de julio de 2010

Sal y arena

Objetivo: alcanzar el dique del puerto. Camino dejando dos pares de huellas en la arena. Tú con tus piernas de joven cigüeña me acompañas en mi paseo. Te cuento que se puede saber mucho de la gente paseando junto al mar. Se puede saber quién acaba de llegar, y quién lleva ya días tostándose al sol. Se distinguen padres sufridores que llevan a sus hijos con camisetas, pañales gorritos, manguitos, y otros accesorios, de parientes que siestean mientras su prole chapotea y hace castillos de arena.



Mira mejor, descubrirás embarazos incipientes, cicatrices que son toda una historia, tatuajes, pieles caídas que relatan el paso de una vida. Un manojo de algas atrapado en los restos de un castillo que fue el proyecto de un niño, tal vez como tú. Toda la inmensidad del mar paseando con nosotros.

La playa tiene un efecto especial en la vida de las personas, como un inmenso libro de arena en que las páginas se escriben y se borran día tras día, casi, por horas. Las sombrillas que en la mañana temprana cobijaban a los matrimonios mayores que pasan todo el verano en la costa, ahora, en la tarde avanzada, están reposando en los balcones. En esta hora, en que las tumbonas han dado toda la vuelta del abanico, y miran hacia el oeste, apenas unos jóvenes jugando a fútbol con incansable energía, padres con niños que buscan el agua más caliente y más espacio para ubicar sus toallas.

Invento historias para cada uno de los que semidesnudos, nos entregamos a la brisa salada del Mediterráneo. No puedo dejar de admirar su belleza. La del mar, y la de los hombres al otro lado.
Y la tuya.

9 comentarios:

ana dijo...

Toda la inmensidad del mar paseando a tu lado... y es 31 de julio. Se acaba el mes del calor, del sol, de las mujeres... y lo haces al lado de un mar.

Lo he podido sentir, a pesar de estar tan lejos.

Un abrazo Pesolet.

Ana, princesa del guisante dijo...

No estás tan lejos. Te llevaba en mi corazón.
Besos.

Carme Sala dijo...

Yo también he tenido mi pequeña ración de playa, hoy.
Me encanta todo lo que describes de la playa, a mi también me encanta mirar...descubrir historias, observar.
Uno de los mejores sitios que existen para dibujar...igual que haces tú, sólo que con palabras.

Besos

Ana, princesa del guisante dijo...

*Mevamaleta: si pudiera cambiar por un día mi facilidad de palabra por tu habilidad con el lápiz... Besos

luysy dijo...

una vision muy humana de un día cualquiera en la playa...has captado unos instantes de vida muy veraniegos...
aqui añadiría : un cielo multicolor, cuerpos deportistas saltando por los aires colgados de unas alas...cuerpos buscando el placer del deporte y del placer...y Africa en el horizonte...besitos andaluces y tarifeños...

Mariapi dijo...

ES un paisaje, una marina, llena de retratos. No sólo miras, sabes ver a través de las formas y fotografiarlo con palabras. Y eso es cosa de artistas. Un besote, Princesa.

Ana, princesa del guisante dijo...

*Luysy: cada playa tiene su color. La costa dorada tiene un arenal amplio y de arena dorada, para que el agua te llegue a la cintura tienes que caminar casi 100 metros mar adentro... no hay olas, apenas, así que los deportes se limitan a patines de agua :-) Besos transatlánticos

*Mariapi: ¡ya quisiera yo tener palabras para todo lo que ven mis ojos! Me voy a tu blog, veo que tienes abierto (cosa rara, aquí la gente se toma a pecho las vacaciones). Besos de ensaladilla y colgar cortinas.

Lisset Vázquez Meizoso dijo...

No sé si es que el mar nos gusta, por sus sonidos, su color, por la vida que siempre lleva consigo, porque nos refresca, porque nos impresiona su inmensidad y nos recuerda que él es más poderoso y nosotros somos tan pequeños a su lado. El mar, orígen de toda la vida que conocemos y que sigue albergando tantos misterios en sus profundidades y aún así nosotros seguimos a su lado, intentando conocerlo mejor. El mar que nos relaja con su simple visión, con la brisa que viene a pasear en sus orillas, ay el mar, cuanto lo echo de menos! Nací a su lado, rodeada de él por todas partes y viví siempre a su lado y desde hace 11 años que casi no lo veo. Me alegra mucho tu historia, tu visión de esas personas adoradoras del sol y los largos paseos dejando su huella en la arena dorada. Besos y felices vacaciones.

Ana, princesa del guisante dijo...

*Lisset: yo soy de interior, y para mí ir al mar siempre me ha supuesto desplazarme. Fui una niña que se mareaba mucho en el coche, pero ir a la playa era lo único que me dominaba... He pasado años disfrutando poco de él, pero mis hijos me llevan al mar otra vez. Será que en el fondo nos llama el origen, como las tortugas marinas que nacen en la playa y buscan el mar.
Besos

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