© de la imagen La meva maleta

lunes, 11 de abril de 2011

Pulsos y ramilletes

Me pusisteis a prueba toda la tarde. Peleando entre vosotros. Plantándome cara cuando os pedía que dejaseis de hacerlo.

Cuando os castigué, me sometisteis a un pulso agotador del que no podía dejaros salir victoriosos. Más de una hora estuviste sentado a mi lado sin poder jugar, mientras yo trabajaba. Tenías que bajar del burro y pedir perdón.

No lo conseguí. Harta de que me tuvieras harta, te pedí que lo hicieras por escrito, para darte una oportunidad más. Negaste haberte portado mal. No entendías el porqué de mi castigo... y me habías faltado al respeto.

Y yo te lo falté a ti, quizás. Perdí los nervios. No es excusa, las madres tenemos que tener nervios de acero y corazón de mantequilla. Y cuando se nos acaba la paciencia, tenemos que conseguir tener más.

Dejé la discusión por perdida, pero mantuvimos el pulso hasta el final.

Cuando viste, al cabo de un rato, a tu hermano haciendo exactamente lo mismo que habías hecho tú, te diste cuenta, por fin, de cuánto daño nos estuviste haciendo: perdimos la tarde del domingo en una discusión estéril y absurda, cuyo único sentido fue demostrarte que así no se llega a ningún sitio.

Entonces pediste perdón.

Salimos a pasear por la vera del río, y recogisteis unas flores silvestres para mí. No sé tener rencor con nadie, pero seguía agotada por vuestro pulso. Las guardé hasta casa con la seguridad de que llegarían ajadas como si hubieran sufrido una pelea interminable con sus hijos, como yo.

Todos aprendimos. Al menos eso espero.


12 comentarios:

Mariapi dijo...

Cómo duele,¿verdad? Pero desde fuera, esa tarde de lucha tiene muchas cosas buenas. La mejor, el final, un "happy end" con las flores del perdón. Sí, sería mucho más fácil que nos entendieran y obedecieran a la primera, sin tensiones, ni malos "rollos"...pero es que son libres, y están aprendiendo a serlo...y eso es entender y querer, para actuar.
¡Ay, Ana, lamento comunicarte que ese proceso no ha hecho más que empezar!, pero que merece la pena, gastarse en dar razones y mantener la firmeza necesaria en los temas importantes, y creo que el de saber pedir disculpar y el respeto lo son...las flores compensaron de sobras ¿no?
Un besote

Unknown dijo...

Miedo me dan eses pulsos, porque parecen fáciles pero no lo son. Ojalá tenga la fortaleza suficiente para educarlos bien y no flojear ante la presión a la que nos llegan a someter. Mantenerse firme pese a todas las tempestades... bufff... cuánto me queda que aprender!!!
Pesoleta... eres una madre fenómena... y ellos lo saben por eso te regalan flores.
Biquiños

Ana, princesa del guisante dijo...

*Mariapi: Este proceso empieza la primera vez que les pides que recojan algo del suelo y se niegan. Si cometes el error de recogerlos tú, estás perdida. El pulso se mantiene, nunca es pronto para que aprendan a respetar y a querer. Es cansado, pero merece la pena.
Las flores silvestres desmayadas suelen ser un regalo excelente para compensar a una madre :-)
Besos

*Dolores: ánimos, sabrás cuando merece mantener el pulso, y cuándo hay que bajar el brazo. Bicos

sunsi dijo...

Hola, Ana. Para no repetirme, te diría lo mismo que ha escrito Mariapi. Es ese pulso necesario para que ellos sepan dónde están los límites. Además, lo curioso es que los niños necesitan ese NO a tiempo y sin concesiones; no tienen todavía la capacidad de discernir entre lo que es bueno o malo para ellos.

Recuerdo como si fuera hoy un pulso con fase marranada de mi hijo mayor. Quería un coche de juguete que vio en un escaparate. Le dije que no. Insistió. Hizo una pataleta en la calle y todo el mundo mirando. Afortunadamente pasó una amiga que me dio un consejo. "Déjalo y empieza a caminar sin mirarlo" El corazón en un puño. Pensaba ¿Y si se escapa y lo aplasta un coche? ¿Y si se queda llorando y pataleando y no me sigue? Pero le hize caso. Funcionó. Le quedó claro que si decía no era no.

También es verdad que el NO hay que dosificarlo. Pocos, concretos y a una con el "consuerte".

Perdona el rollo, pesoleta. Son años de pulsos y es cansado. Pero de verdad que vale la pena.
¡Chapó!
Un beso

Carme Sala dijo...

Enhorabuena pesoleta, no hay ninguna recompensa mejor que saberse ganadora del pulso...imagina como sería el mundo, si todo se pudiera solucionar con un ramillete de flores silvestres :-)

¿No existe ningún remedio de flores Bach que incremente la paciencia?
Porque de eso, también voy escasa.

Besitos

Ana, princesa del guisante dijo...

*Sunsi: sí, mi costillo dice lo mismo que yo, y evidentemente, eso es una gran ayuda. El pulso es extremadamente agotador, mucho más que dejar que se salgan con la suya. Un beso, guapa

*Mevamaleta: bueno, flores de Bach, no sé, pero las silvestres tienen su aquél :-) kisses

tomae dijo...

...creo que ese es el "truco" Ana, no bajar nunca la guardia, a veces piensas que hoy dejo pasar eso o lo otro, pero lo pillan... y aunque no bajes la guardia, aunque no cedas, ¡te siguen queriendo igual! ...pienso que en el fondo es lo que esperan.

meloenvuelvepararegalo dijo...

no ceder y mantenerse firmes, y siempre argumentando porqué es mejor para ellos o ellas; educar es marcar límites, como tú has dicho en otra entrada anterior, son necesarios y los peques lo agradecen.... mejor dicho lo agradecerán cuando sean más mayorcitos.
Ay! Da gusto ponerse al día y saber que hay proyectos interesantes a corto plazo!!!
Cómo ha ido hoy??
bss,

Ana, princesa del guisante dijo...

*Tomae: claro, tener un tope. Si no, no saben hasta dónde pueden llegar. Un abrazo


*Meloenvuelve: los límites con los niños darían para un blog entero :-)

Hoy ha ido... ¡Fenomenal! Un beso, guapa

tomae dijo...

...si si fenomenal! ;)

Marina dijo...

Sin libro de instrucciones, sin una guía, sin un camino marcado...pero siempre, siempre sale bien.
Enhorabuena.
Besos

Marta dijo...

Me pasa tantas veces, Ana... Es agotador, me deja KO cada vez que mi hijo me reta, y aunque no me guste decirlo, cada vez lo hace más a menudo, y eso que sólo tiene 2 años y medio. Me siento agotada cuando sucede, emocionalmente me rompe por dentro. Ha salido testarudo, tozudo... y muy orgulloso. Su padre dice que me paso cada vez que lo castigo, pero creo que es importante que una madre no pierda la autoridad (a veces pienso que ya no me queda...). Al menos veo que no estoy sola ! Gracias Ana, ahora toca decir aquello de... 'mal de muchos...'? lo dejamos ahí, vale?
Besitos ;O)

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