Ayer me llamaste.
Tu voz ya no era aquel hilito apenas tejido por unas palabras que recordaban más a lágrimas que a versos.
Bromeamos, buscamos soluciones, disfrutamos del minuto.
Porque eso es todo lo que tenemos: el minuto actual.
A no ser que creas en los milagros, claro. Yo tengo semillas de duda sobre los milagros, o sobre la misma existencia de Dios. Porque si miro en ese minuto actual, a veces no me gusta lo que veo. Entonces, abro un poco el abanico, y junto a lo malo, veo una sonrisa. Junto al llanto, un atardecer con luna llena. Junto a la ira, el amor. Y entonces vuelvo a creer.
Sigo leyendo entre tus líneas el sufrimiento profundo de tener el cuerpo enfermo. Pero abro tu abanico y vislumbro tu propia esperanza. Casi por primera vez desde ese día terrible del mes de mayo, he intuido en tus palabras el afán de luchar por ti misma.
Me despido de ti con estas palabras pedidas prestadas a Driver, en el blog de Sunsi. No voy a saberte decir todo eso, pero yo también siento cosas parecidas.
Driver de mañana dijo...
Era poco probable que fuéramos Campeones del Mundo, y sin embargo sucedió.
Era practicamente imposible que mi amigo Juan Carlos, después de tres episodios neuronales casi terminales, volviera a la vida, y ha vuelto a hablar, ver y moverse parcialmente.
Era harto difícil que nosotros dos pudiéramos tener hijos de forma natural, y ahora somos cuatro.
No era nada fácil que con mis antecedentes familiares pudiera desarrollar una actitud luchadora ante las dificultades, y sin embargo, he mejorado considerablemente.
Parecía imposible que mi hija Pilar fuera capaz de dormir fuera de casa; y ahora no para en ella.
Con 21 años nadie apostaba poque fuera capaz de terminar el Maratón de Madrid; pero llegué media hora antes de que cerraran la meta.
Nadie creía que pudiera tener amigos a través de una máquina electrónica; y los he conseguido.
Nadie apostó por mi madre cuando se apuntó a la autoescuela.
Y ahora conduce.
En la época de mi padre, un asalariado lo tenía crudo para pagar una carrera a sus hijos.
Mi hermana es médico y yo aparejador.
Para mi abuelo Emilio el mundo terminaba a 100 km de Murcia.
Sus nietas han cruzado el Atlántico.
Mi abuela Carmen se escondía debajo de las camas cuando había tormenta, pues de joven vio caer un rayo en una casa.
Un pararrayos instalado cuesta 250 euros y protege a 100 familias.
David, mi encargado más joven, nunca dirigió grupos humanos.
Ahora lo hace con 28 años.
Era muy difícil rezar a un Dios que no se dejaba ver con facilidad.
Y ahora es mi JEFE.
Nada es imposible del todo.
Hay metas más probables o más improbables.
En tu voluntad está el marcarte las metas y ponderar tus posibilidades.
Y una vez que encuentras un resquicio por donde meter la cabeza, el resto es fácil.
Es cuestión de elegir la meta adecuada a tus capacidades.
Aquella que tú te marques.
Que nadie haga ese trabajo por tí.
Te la pueden liar.
17 comentarios:
¡¡¡Cuantísimo me alegro!!!.
Un beso.
*Mariapi: no me atrevo a decirlo en voz muy alta, por si se rompe el hechizo. Sólo parece. Un pie delante del otro, y otro delante del otro. Y caminar. Pasito a pasito. Besos
me has emocionado...besitos andaluces
*Luysy: bienvenida al castillo. A mí me emocionan tus palabras... Besos
Qué bonito canto a la esperanza...
Otra cosa para guardarme en el disco duro (el del PC y el de mi cabeza).
Seguro que me ayuda cuando vea a Bendito Abuelo luchar con menos fuerzas...
Un beso.
*MadreYMas: sobre lo de ver a los otros luchar con menos fuerzas... no sé qué decirte. Respeta su ritmo, porque al fin y al cabo son ellos quienes tienen que luchar. Eso y asegurarnos de que sepan que estamos a su lado. Besos
Pesolet, mejor creer en el minuto compartido que en los milagros...que haberlos haylos! Me alegro mucho que siga recuperándose y gracias por contarlo. ¿Se acabó la merienda mira que eres santa? Besos del día después!
*Marta: sí, haylos. Todos los días, y todo el tiempo. Como décimos de lotería que tocan.
La fiesta acabó bien tarde, pero tengo la nevera atiborrada de sobras. Así que si te animas, aún podemos charlar un rato alrededor de esa mesa, y bailar... Besos
Me alegro por ella...¿qué es la vida, sinó un montón de minutos ordenados en fila india?
Muchos ánimos, y un beso para ti.
*Mevamaleta: sí, la vida es eso. Y si no intentamos luchar y salir adelante, a lo mejor no seguimos en la fila, así que ¡firmes! Besos
Sólo un beso cielo. Perdona que borrase el comentario, sé que a tí te queda y en realidad es sólo para tí.
Besos
Pesoleta. Me alegro tanto de que ella esté mejor...
De imposible a poco probable y de probable a real.
Un beso para ti, que nunca tiras la toalla, y para ella.
Bailar? siempre a punto y generalmente con mi sombra...esos nuestrosPepes estáticos!... besos
*Marina: te voy a decir lo de la canción que colgué el otro día:
"que nadie calle tu verdad, que nadie te ahogue el corazón, que nadie te haga más llorar, mintiéndote en silencio. Que nadie te obligue a morir, cortando tus alas al volar, que vuelvan tus ganas de vivir"
Un beso y un achuchón.
*Sunsi: Ay, que tendrás que ver Alicia en el país de las maravillas:
- Esto es imposible
- Dirá usted impasable, nada es imposible.
No suelo tirar la toalla, sólo me canso. Y me quejoooo como una burra :-)) besos
*Marta: Bueno, pero Marido tiene excusa, nació con dos pies izquierdos pegados al suelo con superglú, y con las orejas una frente a la otra. Qué se le va a hacer (espero que no lo lea :-))) Besos
Un abrazo Pesolet, porque observar a alquien que quieres en "apuros" es una tarea de titanes.
Y no siempre se sonríe, no. A veces surge un cabreo interior inabarcable. No hay consuelo. Eso sí, nunca deja de haber esperanza, por muy agazapada que la haya querido dejar la vida. Lo sé.
Lo dicho... intenso abrazo.
*Ana: lo más bonito de la amistad es encontrar en el otro aquello que te falta. A veces,lloras, y necesitas al otro llorando. A veces lloras y, sin embargo, necesitas la sonrisa del otro tirando de ti hacia arriba.
Lo más duro es saber qué se espera de ti. Y algunas veces, hay que sonreír con pocas ganas.
Intenso abrazo cumpleañero de vuelta. Cumple muchos más, aquí. Besos grandes
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