Supongo que el espíritu de superación podría definirse como el impulso interior que nos lleva a realizar actos para los cuales nos sentimos, en principio con capacidad insuficiente para llevarlos a cabo.
¿Qué nos mueve a dar el paso más allá? No lo sé. Llevo toda la tarde observando a mis cachorritos. Marlin, el mayor, tiende a evadir aquellas actividades para las que no está preparado, las que le cuestan, las que no le salen. Y perfecciona aquello que ya sabe hacer. Lo cierto es que cuando algo no le sale bien, él, si no se siente observado, va practicando, y no lo muestra a los demás hasta que logra superar sus miedos o su timidez, casi más lo segundo.
Bufón es un luchador nato. La semana pasada empezó sus clases de natación. Tenía pánico al agua, y a mí eso me preocupaba mucho. Hoy, cinco clases de natación después, no sólo ha perdido el miedo, sino que ha tomado tanta confianza, que en la piscinita de casa, la que no cubre, se pone a imitar el nado. Ha tragado agua como para llenar tres veces su cuerpecito musculoso. Pero ha vencido su miedo, y a final de verano, sabrá nadar.
El valor es algo que uno posee, o no, desde la infancia, aunque, seguramente pueda ser reforzado o ampliado por las experiencias personales o por lo vivido en el seno de la familia. Sea como sea, debe salir de dentro de uno mismo.
Yo fui una niña patosa, ahora soy una adulta patosa. Eduqué mis habilidades con la aguja, porque me hacía falta ejercer una actividad mecánica que me ayudara a mantener la concentración en mis pensamientos, y, de paso, por repetición de actos, aprender a manejar mis manos. Lo curioso es que no lo hice de forma consciente, pero ahora me doy cuenta de que debí explorar y casi por accidente, encontré la horma de mi zapato. No he dejado de ser poco habilidosa. Soy incapaz de servir la leche sin derramar algo, tropiezo a menudo por la calle. Pero siempre he luchado por superarme a mí misma. Y así es como surgen las labores que hago.
Supongo que en mis dos hijos hay algo de mi personalidad, más lo que ellos aportan de la suya propia. Seguiré observándoles desde esta atalaya mía, camuflada tras la pantalla de mi ordenador. Estoy segura de que voy a aprender de ellos.
13 comentarios:
Dicen que todo es question de educara tu mente que no sea ella la que te domine y te haga pensar en que esto o aquello da miedo....creo que ese el el reto realmente dificil....muchos besitos rellenitos de colores para soñar....Muak
Ciertos miedos son a veces una asignatura pendiente que sin saber porqué no se superan aunque pongas toda tu voluntad...
A unos hay que darles empujones y a otros pronerles freno!
Disfrútalos mirándoles sin que te vean...es la mejor película!
Besos
Sin espiritu de superación, no llegariamos a ningún sitio. Todavía recuerdo con estremecimiento, aquel vídeo que pusiste hace ya algún tiempo, de una madre con una grave discapacidad, que consiguió superarse hasta cuidar de su bebé de forma autònoma.
Una gran lección de superación.
Besitos.
*Pintoreta, me gusta este concepto, pero ¿es aplicable hacia los demás? ¿podemos hacer que nuestros hijos sean más constantes, más valientes? Me parece todo un reto, seguiremos soñando.
Besos
*Marta: ver como crecen es mi deporte favorito. Y hacer de mediadora de paz, una obligación jajaj besos
*Mevamaleta: sí... es un caso extremo. Los retos que no lo parecen son también duros: vencer una timidez, o un miedo. Hay que trabajar con constancia, como lo hacía aquella mujer. Gracias por recordármelo. Petonets
Qué buenas y bonitas entradas las de los últimos post, una que se va de fin de semana pre-vacacional laargo y desconectado, llega y se encuentra con una marabunta de sentimientos: la mejora de la autoestima, el esfuerzo que supone el espíritu de superación hasta la alegría de recibir un regalo!! Enhorabuena.
Por cierto, estoy totalmente de acuerdo con Carme sobre la educación emocional, pero cómo cuesta esta asignatura!
Ah! me encanta esta foto: ver a los peques y estar conectada, símbolo de modernidad.
*meloenvuelve: Pasar el tiempo libre con los niños da mucho juego. Ellos, libres de sus obligaciones, sólo tienen que madurar y crecer. Y verlo ¡es un lujo!
Pesoletina, es verdad... el espíritu de superación es tan importante... Y es cierto también que donde mejor se aprecia es en los niños... Son tercos (en el buen sentido de la palabra) y no paran hasta conseguir lo que quieren/necesitan.
Es una pena que, cuando nos hacemos mayores, ese espíritu se volatilice.
Gracias por tus palabras. Son muy sabias y me han hecho reflexionar.
Besos.
*MadreyMas: en realidad los niños son como personas en estado puro, sin el tapujo de la sociedad, sin límites. Afortunadamente cuando nos hacemos mayores se liman un poco las aristas de la infancia, y nos limitamos, imagínate a un adulto con una pataleta en medio de la calle...
Gracias por tu comentario, a mí también me hacéis reflexionar.
Besos
Ana, creo que educar es precisamente enseñar a superar...cada uno con su estilo, con sus miedos, pero vivir es vencer el día a día. Ayudar a crecer, esa es la tarea...qué bien la haces observando la piscina...
Un besico. A los tres.
Que bonita entrada. Me ha encantado darme cuenta de como una madre se las ingenia para observar a sus hijos sin que se sientan observados. Me hace darme cuenta que asi lo debieron hacer mis padres conmigo. Me parece precioso. Al no tener hijos, no me he dado cuenta hasta leerte, como funciona una madre para con sus hijos. Disfruta, disfruta mucho el momento, y aprovecha ahora que son pequeños para disfrutar observando las peliculas que son sus vidas ahora.
*Mariapi: cuando me he bañado un poquito con ellos, y me doy cuenta de que les estorbo dentro de su charca, saco el ordendador y activo mi "parabólica" para escucharles jugar. Es divertidísimo. Besicos para ti, ahora me voy a tu blog... como tú también tengas pereza, me va a dar algo.
*TC: cuando no se tiene hijos la maternidad se intuye... tú has sido hija. Lo más fácil es intentar ponerte en el lado de tus padres, e intentar recordar cómo ellos te observaban de reojo desde sus toallas en la playa, mientras tú recogías conchitas y cristales pulidos por el mar. Sus películas, éramos nosotros. Y algo de aquella infancia permanece en nuestra madurez. Cuando te lleguen los niños, que ahora te parece lejos... entonces es diferente. Se disfruta, pero tienes la responsabilidad sobre ellos, la cara B es durísima, eh.
Besos
Beosos, pesoleta. Cada día un milímetro más de listón y saltarlo...Casi no se percibe pero el listón acaba siendo olímpico. Aunque a veces, entrenando, se caigan. Eso hijos tienen lo mejor. Alguien que quiso pegar saltos.
Un abrazo volando a ese rinconcito donde los observas.
Sunsi, aquí estoy, agazapada tras mi ordenador, rezando lo de costumbre "no molestes a tu hermano, no le quites la pistola de agua, no me mojes el cable, no corras con los pies mojados por la terraza, no camines descalzo por las piedras". Bendita letanía.
El listón se lo pone la vida, nosotras sólo podemos mirar.
Besos sofocados de calor, 34 grados a la sombra.
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