La emisora que suelo escuchar de camino al trabajo no funcionaba, he accionado el buscador automático y me ha conducido a una emisora de música clásica.
Una suite para violonchelo me ha acompañado el resto del trayecto. Estaba lloviendo desde un cielo pesado y plomizo. Me he dado cuenta de que todo se viste de invierno aún, a pesar de la promesa de la primavera que está a la vuelta de la esquina, de las rebajas que amenazan con acabarse desde hace un mes y medio.
Mi falda gris, mis botas negras, las fachadas empapadas, el andar apresurado por la calle. Todo se presta a la melancolía y, sin embargo, ese violonchelo me ha hecho feliz.
R. Doisneau
8 comentarios:
Esta lluvia se ha llevado el primer día de polen, Ana; signo inequívoco de que solo ha sido un lapsus necesario preparar la tierra... Enseguida volverá el buen tiempo, que en Lleida seguro que agradecéis. Mientras, la música tibia de ese violonchelo es una buena compañía. Cómo me gusta esta fotografía de Doisneau...
Besos, pesoleta.
Los frutales empiezan a florecer, Sunsi, nunca me acuerdo de los pobres alérgicos. Tú dirás, con semejante espectáculo...
La foto me ha inspirado ternura, un beso, chica.
Y a mí me has hecho feliz tú ¡Bach!
Mil gracias...
Un besote
Asun
Es que la música nos envuelve de tal modo lo íntimo, que el resto de "condicionantes afectivos" se deshacen.
Precioso.
Un beso.
Ya no queda nada para empezar a dejar las botas en el armario... y la buena música siempre es buena compañera
¡Bien!
Hoy ha salido el sol, ¿sonará igual?
Besos a ti
Es verdad, aunque a veces el ánimo no tiene el cuerpo para estridencias... Me ha gustado mucho a mí también.
Besos
A ratos tengo calor... pero no me atrevo, el tiempo es traicionero. La música siempre es un valor seguro.
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