Simplificar

Hoy he despedido a un gran compañero de esta princesa, el blog que era mi cara B: Ni falta que me importa. Ambos blogs nacieron prácticamente al mismo tiempo, como para compensarse uno a otro. Uno, este, mi cara amable, mi punto de desahogo de las cosas tristes, mi lugar de reflexión. El otro, el Nifalta, mi cara rebelde, mi punto gamberro, el lugar donde podía soltar los improperios que aquí desentonaban. 

Ahora necesito soltar lastres, cerrar puertas. Porque tengo demasiados frentes abiertos. Porque no podía atender el otro blog como me gustaba, porque ya existen otros blogs que hacen reír.

Como veis, he simplificado incluso el aspecto de este blog. Porque yo he cambiado en dos años y medio, porque ahora tengo otras cosas que contar. No, no pienso matar a la princesa, aunque nos estamos comiendo una a otra. Yo quería ser princesa anónima, pero el lanzamiento de La abuela necesita besitos y ahora el Magdalenas con problemas, me ha desnudado ante vosotros, ya no puedo serlo. Al mismo tiempo, me está pasando que me presentan como la autora del blog, así que imposible negar la evidencia.

Ya lo sé, yo soy la que leéis, sin remedio, sin rendición. Resignada a convivir con ese alter ego y agradecida a la delicada figura que tomé como modelo por todo lo que me ha dado. Aunque el otro blog haya fallecido en el camino. Aquí sigo, ¿hasta cuando? Ni lo sé, ni falta que me importa