© de la imagen La meva maleta

jueves, 26 de mayo de 2011

Día dispar

Empezamos a malas.

Te negaste a recoger lo que tiraste en tu cuarto. No querías vestirte. Decidiste boicotear el desayuno y la escasa media hora que tengo para estar con vosotros por la mañana.

Intenté no perder la calma, hablándote de forma razonable. Te pedí que comieras algo, porque sueles estar de mal humor cuando tienes hambre. Sólo decías 'no' y me mirabas con odio en los ojos. Odio hiriente e irracional. Inversamente proporcional al amor que siento por ti. Estabas enfadadísimo.

¿Porqué? Ni lo sé, ni lo sabías.

Dos días sin dormir no ayudaron a mi paciencia. Cachete, lágrimas, más odio, ahora el mío hacia mi persona. Y la actitud cerril no cesó.


Pediste perdón por la tarde, afortunadamente ninguno de los dos tiene capacidad de rencor. Bueno, yo sigo sin perdonarme la falta de temple, pero voy mejorando. Te pedí perdón también.

Por la tarde, cuando ya había pasado todo, decidí investigar; utilicé mi herramienta secreta para el interrogatorio policial: el retrovisor.



Protegido por la intimidad que te proporciona no tener mi mirada puesta sobre ti -al menos eso crees- y confinado a tu silla, bien atado por el cinturón de seguridad, se produce el milagro. Aprovecho ese tiempo para que me cuentes las cosas que normalmente callas.

Lo más laborioso resulta tirar del hilo bueno, porque a menudo encuentro una maraña...
Ayer no salió nada aprovechable. Tal vez lo que había sucedido en la mañana fue, únicamente, mal genio. Menudo pulso.

11 comentarios:

Carme Sala dijo...

Ay, el mal genio...cuando uno no puede justificar su enfado con nada, es odioso. No lo aguanto, ¡ni en mi misma!
Per me quedo con lo bueno: la incapacidad de guardar rencor es un tesoro. Conservadlo :-)

Por cierto estas técnicas tuyas, me parecen dignas de una buena novela de espionaje...¿quién necesita el suero de la verdad, teniendo retrovisores? jajaja!

¡Besotes guapa!

Mariapi dijo...

Ana, no sé si será el caso, pero a veces lo que más nos saca de quicio es ver en los hijos las mismas sombras que nosotros tenemos...y no te preocupes, no hay nada que eduque más y a la vez que fortalezca el criño como que vean cómo nosotros también luchamos y nos esforzamos por quererlos, y que también nos equivocamos y sabemos pedirles perdón...al menso ésa es mi experiencia, por si te sirve de algo...Un besico.

Ana, princesa del guisante dijo...

Mevamaleta: ellos tienen la especialidad en buscar los momentos de prisas o nervios para ponerse cerriles...
Nunca hay que desaprovechar la ocasión de tirarles un poquito de la lengua, cuando son poco habladores. Un petonet

Mariapi: estoy de acuerdo. Si ellos nos ven equivocarnos y rectificar, ellos también aprenden a hacerlo. Besos.

Tita dijo...

No sé al tuyo, a la mía como haya que despertarla, ya tenemos el día torcido. Y últimamente ya no se despierta sola (será por el cambio de tiempo o el curso acumulado) y la tengo que despertar ¡es un horror!

Animo, como tú dices, reconocer los errores es parte del aprendizaje.

Anónimo dijo...

Pobrecitos... yo creo que muchas veces simplemente se levantan con el pie izquierdo, igual que nos pasa a nosotros mismos, porque no han dormido bien o se acostaron más tarde de lo normal o vete tú a saber... lo que pasa es que todavía no tienen muchas armas para canalizar esos sentimientos y se meten en unos círculos de los que son incapaces de salir. Qué bonicos... un besito

No sé qué le pasa a blogger q aparezco sin identidad...
http://lacasitadelashadas.blogspot.com/

Leles dijo...

Sea lo que sea, os pedisteis perdón.
Es la mejor lección.
Pesoletiña, al final no fue un día tan dispar.
Un bico gordo.

Me pareces una gran madre

Ana, princesa del guisante dijo...

Tita: al mío lo desequilibra el hambre... se vuelve como un mónstruo. Pero si en ese momento se niega a comer, ¡la tenemos liada!

Lacasitadelashadas: exacto, el círculo... yo le ofrecí en varias ocasiones la salida, pero se negó. Así, imposible

Leles: te aseguro que no sé si soy una buena madre, lo que puedo jurar es que lo hago lo mejor que sé. Bicos, niña

Laura dijo...

Ser mamá no es fácil, nos esforzamos en hacerlo lo mejor que podemos ó más, pero somos humanas.
Está bien pedir perdón, y también perdonarse a uno mismo.
A veces, te hablo de mi propia experiencia, nos ponemos el listón un pelín demasiado alto.

Un besito cómplice ;)

Tita dijo...

Entonces si es de los de mosqueo por hambre ¡le entiendo! así soy yo. Será de tensión baja que nos ponemos como fieras cuando necesitamos comer

Marta piesdescalzos dijo...

¿Una princesa perdiendo el temple?, pues claro faltaría más. Pero luego qué ganas de volverle a ver y empezar con un achuchón! Genio y figura hasta la sepultura! Besos

Ana, princesa del guisante dijo...

Laura: yo no sé hacerlo de otra forma, improvisando, y sorteando los problemas. Besos

Tita: hambre de haber pasado necesidad jajaja flojos, que sois unos flojos!

Marta: pequeños baches que hay que ir superando a diario. Paso adelante, paso hacia atrás. Y vuelve a empezar. Menudo baile. Besos

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