Historia de un adiós, primera parte.
A lo mejor no me comprenderías si te dijera que yo necesito verte todas las semanas, aunque apenas levantes la cabeza y te aísles en ese lugar de tu memoria que habitas y que a los demás nos parece olvido.
A lo mejor no me comprenderías si te dijera que yo necesito verte todas las semanas, aunque apenas levantes la cabeza y te aísles en ese lugar de tu memoria que habitas y que a los demás nos parece olvido.
Sigo sintiendo por ti ese respeto grave que los niños de antes teníamos hacia nuestros abuelos, aunque tú ya no seas dueño de tu cuerpo. En cuanto te veo, abandono la realidad, huyo de canas disimuladas, de marido y niños, de trabajos y cocinas, y de todas esas cosas que me convierten en adulta. Y entonces, monto en mi triciclo, agarro firmemente las empuñaduras de plástico y pedaleo con fuerza alrededor del cedro que plantaste en el centro de tu patio, desandando la espiral del tiempo para regresar a la protección segura de tu regazo. Allí nada malo sucede, porqué tú haces que los problemas desaparezcan. Donde los demás ven un hombre serio y de mal carácter, mi sonrisa incombustible encuentra amor y comprensión. Cuando el miedo me paraliza, sólo entonces, levantas la voz: "¡No hagáis llorar a la nena!", y yo me refugio entre tus brazos.
Como si acabáramos de cenar, en esta noche de verano, aspiro con deleite los aromas que desprende tu casa, a pan tostado, a tu loción Floïd Blue, a hogar. Parpadea en la oscuridad la televisión que no miramos, mientras se revuelven cantarinas las fichas de dominó sobre la mesa en la terraza, y memorizo para siempre la lección que me dictas: Tengas menos, tengas más, la salida taparás.
Y como mis sueños son míos, hago que ella vuelva, con sus protestas pacientes y estériles, con sus manitas enjoyadas tintineando mientras recoge las migas que hemos dejado. Me miras, meneando la cabeza y vuelves a conjurar que quisieras verme con 18 años...
Me mandas al garaje a buscar bebida y vuelvo a quedarme enganchada en las redes que cuelgan secándose en la noche serena. Mañana volverás al río a pescar con tu barquita y tu amigo. Me desenredas con una carcajada limpia que me nubla un poco los ojos y me devuelve a la realidad severa.
Llevas las gafas sucias, abuelo. Déjame que te las limpie, que si nos viera la abuela nos regañaría. Y con la mano me haces un gesto para que deje de nombrarla, porqué a lo mejor tapando esa salida consigues que no sea verdad que ella se ha ido para siempre. Y yo te dejo que así lo pienses, y engaño un poquito más al tiempo. Ya doblé los dieciocho, hoy cumplo cuarenta años.
¿Está mal que no quiera que te vayas, aunque ya no seas lo que eras? No quiero decirte adiós, abuelo.
21 comentarios:
no cal que sigui un adéu però potser ell si que necessita el teu comiat.
Tan de bó pogués llegir aquestes precioses paraules que li dediques...
PE: Felicitats Ana:) Cada dia suma!
És molt dura la vellesa, Laura. Jo... Sumant!
No se qué decirte. Sólo que qué gran suerte tenéis tus abuelos y tú de quereros tanto
Y feliz cumpleaños!!
Siempre será tu abuelo, aunque habite en ese sitio que a "los demás nos parece olvido". Y si te sirve de consuelo, yo tampoco quise que se fuera el mío... Pero se fue y mi triciclo se lo llevo con él.
Un beso
Felicidades, Ana. Por cumplir años y por poder limpiarle las gafas.
Gracias, sí me considero afortunada, sí... Un abrazo
Un beso, Oles. Cuando quieras te presto mi triciclo y mis Barriguitas.
Gracias, poco más puedo hacer por él, acompañar.
cuánta ternura!
40! la edad en la que me hubiera quedado estancada!
Besos...quisiera emular los de la abuela
Preciosa entrada. Mucha suerte tiene tu abuelo.
Muchas felicidades también por tu cumpleaños.
Estic segura que encara que l'avi, ja no distingeixi els dies, ni es recordi de felicitar-te, gaudeix en silenci d'aquests moments que compartiu.
Tan de bò ell, pugués llegir aquestes línies però segur que el missatge, ni que sigui agafant-li la mà i netejant-li les ulleres, li arribi, exactament igual.
Felicitats, per fer anys; per donar tant als qui estimes i per aquest preciós post.
Petonets guapa.
Eso me repito:los 40 son buenos, los 40 son buenos, los 40 son
Muchos!
Suerte tengo yo, Pater, gracias
Em pregunto si li arribaria més simli posés per escrit... Elmcervell humà és un misteri...
Gràcies per acompanyar-me, un petó
No, no está mal que sientas eso. Es normal y aunque tuvieras 60 sería un sentimiento lícito.
Felicidades por esos 40 tan bien llevados! Si pareces una treintañera, nena!
(Ya sabrás que los 40 son los nuevos 30, no?)
Besotes.
Es muy duro decir adiós. Un beso.
son los suficientes para tener experiencia con el chasis en buen estado;))
Ya verás como te enamoras de ellos!!!!
un pesolet en estado perfecto, bss
¡Cuánta belleza! ¡Cuánto amor!
¿Cómo va a estar mal querer tanto?
Mi padre "se fue" hace casi seis años y cada día le añoro más por tantas cosas... Menos mal que hablo cada día con él y como digo en mi blog (kaykantauri-cronista.blogspot.com) ¿a quién le importa lo que piensen los demás sobre eso?
Gracias por compartir cosas como éstas, de corazón.
Felicitats princesa pels 40 i per poder viatjar en el temps amb el teu padrí a la vora.
Petons
Felicidades Princesa por tener esa ternura tan especial, y tambien por tus 20+20.
Y sobre todo gracias por el regalo de tus letras.
Perdonadme que no haya podido responder antes. Os agradezco el cariño y las felicitaciones. Asumo la edad que tengo como me acostumbré a la fuerza a los treinta.
Y mi abuelo... Sólo puedo dar gracias a Dios por haber nacido en su familia.
Gracias a todos compré una tarta, la nuestra quedó pequeña.
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