© de la imagen La meva maleta

domingo, 21 de octubre de 2012

Cómo se parecen


Cómo se parecen entre sí todos los hospitales: las dos camas gemelas articuladas, los soportes para los sueros, la barra para que el paciente se agarre. La mesilla de noche alta, con un cajón y una puertecita que hay que revisar al marcharse. La silla para la visita de día y el sillón para el paciente cuando está sentado y para que duerma el acompañante, o al menos, lo intente. Las mesas plegables que se ponen a la altura de la cama o de la butaca, según convenga.  La cortina divisoria que nunca sirve para nada, el armario pequeño con la muda de calle, los zapatos en una bolsa de basura blanca, la manta que más bien da repelús. Las puertas anchas para que pase la cama, el baño con las palanganas y las cuñas. 

Qué distintas son todas las personas que habitan esas habitaciones. Familias que se desviven, otras que no aparecen, conocidos que hacen visita de médico y familias gitanas que  acuden en tropel a arropar y a agotar la paciencia de toda una planta, mujeres de miradas duras que te hacen el examen cuando entras, como tú le acabas de hacer. Pronósticos difíciles de resolver, alguna tontería, alguna que otra sentencia de muerte. Pacientes que son eso, precisamente, pacientes, y otros que exigen con vehemencia todos sus derechos como usuarios de "el Seguro", que para eso llevan pagando toda su vida (como todos los que están allí). Enfermos resignados, valientes, cerriles. Y esas miradas perdidas que piden volver a su casa y a su normalidad cuanto antes. 

Casi tan distintas como las personas que acuden a resarcirse de su mal, las personas que atienden al otro lado. Cuánto que decir.

14 comentarios:

Tita dijo...

Ay Princesa, es verdad que todos son iguales...cuántos recuerdos ¡dos buenos por lo menos, eh??!

Besos

tomae dijo...

...incluso el enfermo de "al lado" llega a ser el motivo de conversación. Bona Nit!

Anónimo dijo...

Pero si hasta tú, eres a veces tan parecida a ti y tan distinta otras. Pero si hasta yo, soy tan parecido a mi a ratos y tan distinto otros. Hasta las piedras cambian de aspecto. Depende de nuestra mirada.
Juanpe

MadreYMas dijo...

Lo único que puede hacer cambiar un poco la percepción de un lugar así es la gente (amable o no) que trate con los pacientes. Eso sí puede suponer un cambio sustancial...
Bs.

Susana dijo...

Últimamente paso allí mucho tiempo. Es todo un mundo. Un beso.

Mariapi dijo...

Sí, Ana, parece tan igual tan anodino incluso, y se viven allí cosas tan íntimas y particulares¿verdad? Besicos, bien gordos.

Ana, princesa del guisante dijo...

No son iguales, sólo se parecen :-)
Besos

Ana, princesa del guisante dijo...

Una vez, al enfermo moribundo de al lado las vívoras de sus cuñadas se le peleaban por quedarse con sus posesiones una vez muerto. Me pareció tan macabro... Bon dia.

Ana, princesa del guisante dijo...

Suele haber una realidad impepinable tras cada mirada, pero hay que saber contemplarla con los ojos bien abiertos.

Ana, princesa del guisante dijo...

Es necesario hacer un esfuerzo para sobrellevar una hospitalización propia o de algún allegado. Supone cambios y dificultades, horas mirando revistas insustanciales, leyendo libros que distraigan, ayudando a llenar su tiempo y hacerles olvidar dónde están. Y si el personal allí es agradable, muchísimo mejor, claro. Besos

Ana, princesa del guisante dijo...

Lo siento de veras, Susana. Que no sea nada. Besos

Ana, princesa del guisante dijo...

Mariapi, particulares sí, ¿intimas? eso es lo que más me duele, que en ocasiones lo íntimo se hace público, que tienes que compartir tus miserias o las suyas con el vecino de habitación. Besos grandotes

Carmen J. dijo...

Muy cierto, y muy bien escrito.

Ana, princesa del guisante dijo...

Gracias, daría para un libro, pero sería triste.

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