© de la imagen La meva maleta

martes, 17 de julio de 2012

Duele el dolor ajeno



No sé por qué a veces no somos capaces de dirigir nuestra ira hacia quien la causa, y lo pagamos con otros. Algún desaire, una patada a algún objeto para reprimir el deseo de pegársela a quien nos lastima el alma. 

Esa ira injusta, que no resuelve, pero que vacía y descarga y obliga, casi siempre, a pedir perdón, no me causa sensación de enfado, ni siquiera cuando cae sobre mí (a menudo, maldito don de la ubicuidad). Cuando alguien ataca de forma desproporcionada a otro porque sufre o porque, simplemente no tiene otra forma de expresarse, me causa dolor, dolor por empatía del sufrimiento ajeno. 

Cuanto dolor hay en un portazo, a veces. 

18 comentarios:

Susana dijo...

Hay que ser buena persona para sentir lo que tú sientes. Un beso.

Ana, princesa del guisante dijo...

Me tengo por buena persona aunque eso suene vanidoso. No puedo verssufrir a nadie tampoco es tan raro. Besos

dijo...

En un portazo caben tantos gritos mudos que puede desgarrarte el corazón. Te entiendo tan bien...

Esa niña que vive dentro de mi dijo...

Un abrazo
sin portazo. :)

Ana, princesa del guisante dijo...

Se nos desgarra el alma por lo que no podemos cambiar. Es triste cuando no puedes aligerar sus cargas

Ana, princesa del guisante dijo...

Mucho mejor :-)

Tita dijo...

Desde luego, Princesa, desde luego. A veces en un solo portazo va mucha ira....

Besos

Ana, princesa del guisante dijo...

...y además no resuelve nada. Besos

MadreYMas dijo...

Cuánta sensibilidad hay que tener para ver todo lo que hay detrás de ese portazo y querer ayudar y aligerar la carga a alguien, Pesoletina... cuánta...

Marta piesdescalzos dijo...

duele más que el propio!
Petonets, en la playa???

Ana, princesa del guisante dijo...

Sí y más cuando el portazo a veces quisieras darlo tú... Buf

Anónimo dijo...

Un plato con comida por el aire, el jarrón que le regaló su hermano, hecho añicos, el palo del billar partido contra una columna, el..., la... el... la..., el...¡Cuanto alivio produce a veces un portazo!. ¡Que se vaya de una santa vez.1

Ana, princesa del guisante dijo...

Ay qué duro ver sufrir... Vuelvo mañana a casa con la piel dorada y sal en los bolsillos ;-)

Juanpe dijo...

juanpe. Perdón

Ana, princesa del guisante dijo...

Se necesita amor verdadero para aguantar tanto como para desear queser largir con su ira. Lo siento.

Ana, princesa del guisante dijo...

(largue. Perdón)

Juanpe dijo...

No hay que sentirlo. Yo no sería yo y vivo a gusto. Aguanté y, quizás, reproduje. Lo siento mucho

Dr. Guillermo Pascual dijo...

La falta de control de impulsos es uno de los síntomas, patología dicen, más frecuente en nuestra sociedad. Encontrar el equilibrio, FUNDAMENTAL EN TODO, es algo que deberíamos enseñar a los más pequeños para que crezcan sin este defecto que los mayores, me temo, nos será difícil ya de aprender. Aunque quién sabe...

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