Hoy he podido comprobar que lo que realmente vale es el tiempo. El tiempo que nos tenemos los unos a los otros, de valor incalculable, de efectos insospechados.
Día de San Valentín. Amanecer con dolor de cabeza. De rutina, el beso tirado desde dentro del coche a ti, con cristal de por medio (malditos virus...). Me has llamado a mitad de mañana, en tu tiempo, "¿Estás bien, cariño?". Palabras que curan más que el ibuprofeno.
Me ha recibido nuestro pequeño saltimbanqui enfermito. Ahora se dirige a mí llamándome "Amor", ejemplo: "Amor, ¿me puedez traer un vazito de agua?". No le tomes tan en serio, ya sabes que yo soy el Amor-de-la-vida de vosotros tres a la vez.
Cuando ha llegado el otro niño-amor, he leído en sus ojos callados todo lo que no podía decir con palabras.
Debo contar lo que pasó en el castillo ayer.
Conté que Moritz, el conejito Belier adoptado en casa Maleta, había sufrido un arañazo de gato en el ojo por causas... bueno, por exceso de lujuria.
Pues la herida se infectó de mala manera y, a pesar de los cuidados que supimos darle, anoche falleció.
Y, como no podría haberlo evitado, comprendí que había que sacar una lección sobre la muerte. Y como nuestros abuelos tienen mucha, mucha edad, es muy posible que pronto les vayamos a perder, y habrá que explicarles su pérdida.
Cuando le hemos dado la noticia esta mañana a Marlin ha luchado, sin éxito, por aguantarse las lágrimas. Le hemos dejado llorar y le hemos explicado que sus sentimientos tristes eran normales, pero no le ha bastado para sentirse mejor.
Esta tarde, antes de que llegaras a casa, los niños estaban conmigo en la cocina, merendando. La bola que se le hacía a Marlin en el bocadillo tenía una causa conocida, les he dicho que era normal que echaran de menos al conejito, pero que éste había sido muy feliz en casa, que se había sentido muy acompañado por ellos y que todos habíamos disfrutado de la compañía mutua.
Entonces he entrado en ese terreno pantanoso de la muerte de los que queremos, y les he recordado que sus bisabuelos son muy, muy ancianitos. Que su bisabuela de 97 años es posible que muera, quién sabe si en un mes, en dos, en seis, pero que está ciertamente cerca de la muerte y que tenemos que estar con ella y decirle que la queremos. Han dicho que lo comprendían, aunque yo sé que no, que hasta el día fatídico, no se pueden imaginar su vida sin ella.
Te habrías emocionado... como Marlin seguía triste por la realidad actual de haber perdido al conejito, les he dicho que podríamos decir cada uno algo que nos gustara de Moritz, para que no se nos olvide lo felices que hemos sido todos teniéndole. Entonces, ese hombre sabio que vive alojado en el cuerpo de niño de nuestro hijo mayor me ha dicho que él ya lo había hecho. Con aquella caja de cápsulas de café vacía que le guardaste, ha hecho la "Caja de Moritz". En ella había guardado un dibujo de él con el resto de sus animalitos: los dos gatos conejicidas y los dos periquitos. Sólo faltaba añadir nuestros pensamientos.
Me sorprende tanto su madurez emocional... En fin, el resto de la tarde ha sido un no parar. Que si buscamos la cámara para imprimir algunas fotos de Mauricio para decorar la caja. Que si mami, túmbate en la "Sala de relajación" (los sofás del comedor) "Tú, Amor, en el grande, yo en el pequeño" Que si mami, por qué no puedes imprimir ahora, que si os ayudo cuando acabe de hacer la comida, que si papi abre el regalo que te ha hecho mami, que si cuando acabe de planchar tengo que acercarme a la farmacia...
Tiempo. Todo mi tiempo para vosotros. Nada más de más valor para mí que llenar mi tiempo de vuestras vidas.
16 comentarios:
Nada de lo que yo ahora les dijera a tus peques les ahorraría su disgusto...pero sigo pensando en lo triste que hubiese sido para Moritz haber vivido sin conocer las hierbas de tu patio y la humedad de su niebla.
Le disteis las semanas más felices de su vida y yo, no puedo más que agradecéroslo...ojalá hubiese ocurrido mucho más tarde lo que resultaba inevitable, pero hasta de esto sabes sacar una lección;
Me conmueven tu naturalidad y también tus palabras pesoleta.
Ponte buena guapa :-)
Un abrazo
Los animales nos enseñan mucho a todos, cada paso que los niños dan a su lado es una lección de vida: su crecimiento, su pelo suave, la forma de jugar, las pequeñas traiciones de sus arañazos, el agradecimiento cuando les das la comida, incluso su muerte. Sólo hay que tener el corazón abierto.
Te agradezco mucho que quisieras una vida mejor para él y que pensaras que eso sería en nuestro cstillo. Cierto, vivió tres meses aquí feliz, comiendo césped, hojas de morera, rosales, maíz, zanahorias, correteando de aquí para allá todo el día. Era el amo... nos venía a recibir como si fuera un perrito, aunque luego se quedaba como tímido, sin saber qué decir. Seguía a los niños cuando jugaban y a mí cuando barría la terraza. Conquistó el corazón de mi marido con su bondad.
Besos grandes y uno, hacia el cielo. Espero que Rita le reciba a su estilo.
Lo siento. Las mascotas se convierten pronto en un miembro de la familia. Espero que tus hijos se consuelen pronto. Un beso.
Jo... qué pena me ha dado. Pobre Marlin.
Y pobre Moritz.
Aunque triste, creo que es una buena manera de que los niños se acostumbren a la idea de la muerte. Si es que uno se acostumbra alguna vez a eso...
Besos para todos los habitantes del castillo, aunque esta vez, el más gordo va para el niño grande.
A última hora estaban ya bastante tranquilos. Me alegra que tengan capacidad de querer, aunque, cuando quieres, sin duda, sufras. Besos
No, nunca te acostumbras a perder a alguien a quien quieres. Pero si, además, es la primera pérdida, no reconoces el azul oscuro del dolor. Poquito a poco. Ese beso hoy se lo merece él, seguro. Besos para ti.
Cómo les va a emocionar leer todo lo que escribes cuando sean mayores y vean todo lo que te preocupabas por ellos y por sus sentimientos cuando eran más pequeños. Me encanta la forma que tienes de contarlo todo. Un beso.
El tiempo es realidad. Somos en el tiempo, nos cueta entregarlo, porque nos es tan escaso...y resulta que sin compartirlo es casi imposible eso del amor. Qué suerte tienes y tienen.
Por cierto, lo del pobre conejo es una "pasión de muerte". Snif.
Besos
Siento mucho lo de Moritz. Tal como ya han dicho por aqui, las mascotas pasan rapidamente a ser un miembro mas de la familia. Me alucina como has aprovechado para dar una lección sin duda muy complicada a tus hijos. El momento en que empiezan a entender la muerte es algo a lo que se tienen que enfrentar, pero dar esas explicaciones a los niños siempre es un trago duro para los padres. Un beso para todos los habitantes del castillo.
Espero que mi blog les ayude a conocer la parte de su madre que no conocen. Gracias por tu cariño. besos
Cuando se comparte, se multiplica. Su tiempo, mi tiempo, nuestro tiempo. Sí tengo suerte, porque ellos quieren estar conmigo.
Lo del conejo es muy triste, sí. Hoy me han dicho que tienen una salud delicada, que cualquier enfermedad en ellos puede ser fatal. Besos mocosos :-)
La muerte me cuesta mucho a mí también, así que explicárselo a ellos se hace necesario. Besos para tu clan, también.
Ana,
¡felicidades por esta entrada! y ¡que mal llevamos este tema de la muerte!
un beso
Gracias. Hay muchos temas que cuestan de tratar con los niños, pero poco a poco, con cariño y con muchas orejas, se puede hablar de todo.
Bueno, qué remedio toca. Es importante anticiparse un poco, no esperar a que ellos se hagan sus castillos en el aire, y menos en estos temas tan delicados. Sí, estamos muy unidos, pero en nuestras ollas también cuecen habas, que conste. Besos para ti y tus niños, están muy guapos.
Que bonito cielo. Eres un amor...solo eso y nada menos que eso.
Besos cielo.
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