Apuro los últimos días en que puedo cargar con el peso de tu cuerpo en mis brazos. Te voy preparando, cada vez que te aúpo te digo: "Uff, mamá ya casi no puede, te has hecho tan mayor". En realidad, no estoy segura de estar diciéndotelo a ti, sino a mí misma.
Siempre tendrás la ventaja de ser el más pequeño y, por ende, el que tiene menos responsabilidades. Y desde esa libertad, pides mis caricias a gritos. Exiges tu lugar en mi regazo en mitad de la cena, buscas con tus deditos mis pelo para juguetear con él. Luchas por ser siempre el primero, por hacerte con el liderazgo de tu pequeño mundo.
Me cuesta explicar que con cinco años recién cumplidos te hayas llevado un libro de Gerónimo Stilton a casa de la abuela para pasar el rato. No uno cualquiera, El tercer viaje al reino de la Fantasía, porque no quieres que el tuyo sea más pequeño que el de tu hermano. Me peleo con la psicóloga del colegio porque ella me dice que te mande a montar a caballo para que seas un niño normal, pero también tengo que pelear contigo porque te enfadas porque tú quieres saber hacer un Powerpoint, como tu hermano, y yo no te quiero enseñar. Y si yo me niego a ponerte sumas y restas en un papel para pasar el rato, te las pones tú solo, incluso te corriges las no-faltas, porque no fallas ni una. Recuerdas las fechas de los cumpleaños de todos, las horas, minutos y segundos que duran las películas y el día que fuimos a la playa, el año pasado.
No tengo ni idea de cómo se forjan los grandes hombres, pero tú tienes madera de uno de ellos. Anidaste en mi cuerpo contra pronóstico, naciste prematuramente a las 36 semanas, pero con 3 kilos y pico bajo el brazo. Aprendiste a nadar sólo, a leer sólo, a montar en bicicleta con las únicas herramientas de tu tesón.
Y también logras lo más difícil: conquistar el mundo con la sonrisa e iluminarlo todo con tu alegría. Eres el primero en llegar a la puerta para recibirnos cuando volvemos del trabajo, el que da los abrazos más apretados a los abuelos, el que se acuerda siempre de decir 'te quiero'.
Me quedo observándote disimuladamente, como tantas tardes. Mi orgullo de madre se mezcla con el desgarro en mi piel, ése, que me recuerda que dentro de nada, ya no podré cargar con el peso de tu cuerpecito sobre el mío. Y duele.
10 comentarios:
Ay, princesa! No cometas el error que cometio mi madre. Ella me quitó los lápices y el papel a los 2 años porque yo copiaba las letras del diario. Y hoy... solo soy ama de casa. Nunca aprendi nada y todo fue una tortura de aburrimiento. Dale lo que necesita sin pensar en su edad, observalo y dale. Total, es un niño lo mismo, sus necesidades emocionales van a ir inclusive un poco atrasadas que el resto. Alimenta ese intelecto para que conserve frescas las ganas y la curiosidad... Te felicito por ese portento (muchos hombres adultos no se acuerdan de decir "te quiero". Un abrazo!
Ana, aprovecha mientras puedas cargar "sólo" con el peso del cuerpecillo...el peso de "él-todico" es para siempreporsiemprejamás.
No sé mucho de esto, pero cuando tienes un niño "diferente" por defecto, es decir todo lo contrario que guisantitobaby, es importante entender que el ritmo, el tiempo es personal y hay que adaptarse a él, exigencia en individual...¿y no será lo mismo? Los percentiles, las estadísticas que determinan la "normalidad" es algo irreal, entelequias, lo que existen son niños concretos y diferentes cada uno de ellos...cuando lo entendí, empecé a tranquilizarme...en mi caso por el otro lado de la gráfica, que a lo mejor en los que se salen por arriba es todo más complicado...Un besico, Princesa, y mis respetos a vuestros "infantes".
Annie: lo que más me aterra es que alimentar su intelecto supone alimentar su ego, y de eso, anda sobrado. Qué difícil resulta manejarse entre lo que se siente y lo que es mejor para ellos... Un abarazo, linda.
Mariapi: He crecido a la sombra de una persona con una inteligencia muy por encima de la media que ha desperdiciado totalmente su vida porque siempre sabía más qeue los demás, y, por tanto, no necesitaba aprender nada. Nuestro mundo no está hecho para personas diferentes, ni por arriba, ni por abajo. Mis sufrimientos serán distintos de los tuyos, pero a las dos nos tocará ver como nuestros hijos luchan por encontrar su lugar.
Un beso grande, y gracias
Estoy totalmente de acuerdo con los comentarios previos.
Dar a cada niño lo que necesita, independientemente de gráficas y estadísticas es lo que te diferencia del borreguismo al que andamos abocados...
Eres una madre excepcional. Y se nota.
Me han dado ganas de abrazarle a mí también.
Besos, Pesoletina.
Todo el alimento intelectual que le ofreces "a demanda" le hace crecer y ser feliz...él se sabe querido y escuchado, sin que por ello se sienta distinto a los demás.
Cada uno es especial, con un potencial inmenso o incluso sin él.
Esta es sin duda la mejor base, para permitir que dentro de unos años el mundo, le encuentre su sitio.
Besos a la esponjita :-)
MadreYMas;Gracias por tu apoyo. Desde luego, procuro respetar su individualidad, lo más difícil es convivir en un mundo que no está preparado para recibir a un niño que no está entre los parámetros y a una madre empeñada en que no se le puede obviar la diferencia, ni tratarlo como un mono de feria.... Besos, supermadre
Mevamaleta: Yo también pienso que todos somos especiales, y que deberíamos cambiar algunas cosas de nuestro sistema educativo... Transmito besos, hecho.
Entiendo los comentarios y te entiendo a ti. Mi sobrino es como tu chiquitín. Comestible de rico... pero sabe latín. Me lo ha recordado tanto... "A demanda"...Quizá sin empujar pero tampoco sin detener su ritmo. Es complejo, Ana. ¿Esta psicóloga conoce bien a tu hijo? ¿O da consejos estereotipados? El concepto de normal es muy relativo; se basa en la "media".
Bueno, Prncesa. La madre eres tú. Nadie mejor que tú sabe...
Un beso:
Sunsi
Es especial, sin duda. Oye, hago con mi nena powerpoints desde que tenía 3 años. Buscábamos letras y dibujos, y los poníamos. ¿Qué tiene de malo? No dejes de satisfacer su ansia de conocimiento y de saber. Es parte de su alimento, y tú responsable de dárselo adaptado a su edad. Como la leche o la papilla de bebé. Dejalé volar, no son nuestros princesa...
¡Besos!
...me has recordado el tiempo que hacía de Kanguro con esa mochila alrevés...y paseaba por la calle, con ella de frente y le contaba los colores de semáforos, los coches, las personas que venían de frente ¡tantas cosas! ahora son como un saco de "patatitas"...;)
Sunsi: la psicóloga ni siquiera lo entrevistó personalmente, así que los estereotipos andaban a granel. Nada, voy a seguir con el estilo intuitivo, que no suele dar malos resultados.
Tita: no, no son nuestros, aunque a veces resulte tan difícil saber cuál es el punto de equilibrio para todo el mundo. No es un problema hacer powerpoints con él. El problema es que él quiere hacerlo solo. y por afán competitivo. Menudo es...
Tomae: mis "sacos de patatitas" son prácticamente inlevantables (ya sé que esa palabra no existe :-)
Publicar un comentario